¡Que no soy chino! - ElizabethSnape (2024)

Table of Contents
Chapter 1: Podrán sacar al mexicano de México pero no México del mexicano Chapter Text Chapter 2: El dolor se calma pero no se olvida Chapter Text Chapter 3: Día uno Chapter Text Chapter 4: Quinto año Chapter Text Chapter 5: Al estilo mexicano Chapter Text Chapter 6: De regreso al juego Chapter Text Chapter 7: ¿Los qué cosa? Chapter Text Chapter 8: No todos los chinos comen perro Chapter Text Chapter 9: Adulto, pero no responsable Chapter Text Chapter 10: Asistencia médica Chapter Text Chapter 11: Se busca chino Chapter Text Chapter 12: Galletas de la fortuna Chapter Text Chapter 13: Deshonrada tu vaca Chapter Text Chapter 14: Familia nueva Chapter Text Chapter 15: Barrera baja Chapter Text Chapter 16: No gracias joven Chapter Text Chapter 17: Hermanos Chapter Text Chapter 18: No hom*o Chapter Text Chapter 19: ¡Rebecaaaaaaaaa! Chapter Text Chapter 20: Ojeras Chapter Text Chapter 21: La PTM Chapter Text Chapter 22: Cita que no es cita Chapter Text Chapter 23: Un aliado Chapter Text Chapter 24: Sólo un poco Chapter Text Chapter 25: chingada madre Chapter Text Chapter 26: No es sólo una canción, es " la canción" Chapter Text Chapter 27: Estos Celos~ Chapter Text Chapter 28: Puras mamadas Chapter Text Chapter 29: Cuenta regresiva Chapter Text Chapter 30: Marco Chapter Text Chapter 31: Sábado Chapter Text Chapter 32: La no cita que sí es cita Chapter Text Chapter 33: Todo va a estar bien Chapter Text Chapter 34: Es mi familia Chapter Text Chapter 35: Limpieza Chapter Text Chapter 36: Pendejos Chapter Text Chapter 37: Calma Chapter Text

Chapter 1: Podrán sacar al mexicano de México pero no México del mexicano

Chapter Text

—¡No mames Marco!, dijiste que me levantarías, ¡voy bien pinche tarde!—un eufórico azabache corría por todo el departamento intentando encontrar sus respectivos papeles y desayunar al mismo tiempo. La noche anterior había tenido grandes problemas para dormir, sus nervios por esa entrevista de trabajo, no lo habían dejado cerrar los ojos en toda la noche, hasta la madrugada, era de esperarse que su cuerpo quisiera seguir descansando.

Aunque era de entenderse, llevaban ya tiempo viviendo en esa nueva ciudad, y Marco era el único que llevaba los gastos, ambos estudiaban, pero Miguel no había podido encontrar ningún trabajo.

—Lo hice cabrón, pero tú no te despertabas, es tu pedo —murmuró su amigo mientras terminaba su café, que con mucho esfuerzo logró beber, no le agradaba para nada el café soluble—, mira wey, sólo es entregar tus papeles para ver si de purisisima chiripada te aceptan en ese trabajo, así que relájate un poco—habló intentando calmar a su amigo/casi hermano quien parecía que estaba muriendo de nervios.

—No puedo Marco, necesito esa chamba, no puedo dejar que me sigas manteniendo, ambos decidimos venir a estudiar aquí y por la misma razón mantener este lugar de pie—murmuró sintiendo vergüenza, de una u otra forma se sentía como una carga para el otro moreno—, pero bueno, al mal paso darle prisa—sonrió dejando ver su hoyuelo y camino fuera de la casa camino a su pequeña oportunidad, aunque fue detenido por un grito de su amigo desde la ventana.

—¡Ponte un pinche pantalón al menos cabrón!

Miró hacia su vestimenta, en efecto, una simple playera y su boxer, era lo único que tenia como vestimenta en ese momento, miró a la gente a su alrededor, la cual podían sentir una gran pena ajena y cierta burla por el joven, ¿Quería morirse de vergüenza ahí mismo?, claro que si.

.....

—¿Así que eres mexicano? vaya, es la primera vez que viene alguien así a solicitar trabajo, !Pero es increíble!, apuesto a que México es increíble, deberías buscar algo así aquí y si no hay podríamos intentar meter aquí, apuesto que sería cómodo para ti—Miguel en ese momento sólo sentía su cabeza girar, la velocidad y la voz tan animada de esa señorita dueña del café causaban que el mexicano quisiese vomitar arcoíris—, ¡Oh...!, lo siento me emociono con las nuevas personas—su sonrisa era bastante inocente, tanto que el moreno sentía que veía a su hermanita ahí —, ¿Qué es lo que haces para no estar tiempo completo, Miguel?

—Estudio, estudio música en el instituto de arte, señorita Cass—sonrió mostrando orgullo, había luchado por que su familia aceptara la música y mucho más para lograr la beca para ingresar, aunque al final, al menos había conseguido una de dos—, por ello no puedo trabajar de tiempo completo, pero el turno que tenga prometo que me voy a esforzar y aunque el salario pueda ser bajo por sólo la mitad del tiempo para mi está bien—la voz del mexicano era suave, decidida y sobre todo, necesitada.

—Eso es lo primero que se requiere para cualquier empleo, actitud—murmuró la mayor acomodando los papeles en una carpeta, que si no fuera porque la actitud de la señorita era demasiado alegre, diría que era la carpeta de evidencia de una niña pequeña—, lo segundo, es pasión por lo que haces—subió su mano sonriendo aún más (si es que era posible ) y ver a los clientes—, y por último tener en cuenta que hay una línea delgada entre las cosas que crees importante y las que son, como cuarta y extra de la casa, ver al equipo como una familia, bienvenido Miguel Rivera—se giró viendo al joven y estirar su mano y estrechar su mano con la del mencionado—. Empezaremos por mostrarte todo.

—¡Muchas gracias!—murmuró alegre, sin ocultar su sonrisa sincera.

......

—¡WEY! ¡ME ACEPTARON!—gritó el mexicano más joven, corriendo hasta llegar con su amigo, si eran sinceros, no había forma que el joven Rivera pudiera retener su entusiasmo, ¡Estaba feliz!, realmente quería conseguir trabajo y apoyar para ese nuevo hogar, junto a su amigo.

—Chingas a tu madre pendejo, se me cayó la pasta en la playera y no quería lavar—habló bastante enojado, con un ligero puchero, mientras miraba a su amigo y apuntaba con su cepillo—, dime una buena razón para no meterte el cepillo en el culo

—Que me amas y que compartiremos gastos y que llevaré tu almuerzo diario—murmuró sonriente, de una forma inocente, mientras veía a su amigo rascándose la barbilla en forma pensativa

—Trato Rivera, pero le haces una pendejada a mi comida y te duermes afuera—murmuró sacando a su amigo del baño y continuar a su rutina de lavar sus dientes

—No mames papá Héctor, si la voy a armar—murmuró muy feliz caminando a hacer su tarea—. Aunque con matemáticas no prometo nada.

Con esas palabras a la foto del mencionado, el más joven procedió a continuar con sus deberes escolares, mañana empezaba su trabajo nuevo. Sin importar que viniese, estaba seguro de poder afrontarlo. Tenía fe en si mismo.

Chapter 2: El dolor se calma pero no se olvida

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Pov Hiro

—Recuerden, es eléctrico, necesitamos aislar por completo la zona y principalmente sacar a todos los civiles—di ordenes a mi equipo mientras Baymax y yo nos encontrábamos sobrevolando y llamando la atención del robot—, mataré a Krei por volver a hacer un arma mortal—susurré enojado.

—No eres el único, niño genio—la voz de Gogo se escuchó haciéndome regresar mi vista hacia abajo, zona la cual ya estaba desalojada.

—Hace tiempo no debíamos hacer esto, además estamos por terminar este semestre, son las semanas más complicadas —ahora la voz de Honey Lemon resonó—, pero podemos con esto chicos, hay que apresurarnos

—Chicos, tengo un ligero problema—la voz de Fred me hizo bajar un poco de la altura, "¿Qué sucede?" pregunté buscando—digamos que...por alguna razón ahora está en el tren, y el tren bala ahora es un súper tren bala—habló alargando la "u"al decirlo—el lado bueno es que no hay civiles.

—Perfecto, hay que aislar el tren y las vías, cortemos su energía —dije volviendo a subir con Baymax, reuniéndome con mi equipo, realmente quería terminar esto lo más rápido posible.

....
—Hiro, presentas un grave caso de fatiga y falta de sueño, necesitas descansar—murmuró mi compañero haciéndome verlo de reojo.

—No te preocupes, además tengo que avanzar esto, si Krei ya empezó con sus robots sin protocolos de seguridad, significa que nuevamente van a atacar la ciudad—suspiré cansado, no entendía como ese hombre, a pesar de tener ya una hija no era capaz de ser cuidadoso y serio—, pero en cuanto termine iré a descansar, ahora ve tú, debes recargarte—sonreí mirando a mi regordete amigo irse—, ahora...¿Qué más falta?—susurré armando el esqueleto del nuevo robot con cuidado.

.....

—Maldición, maldición, maldición, maldición—repetí rápidamente mientras corría dentro de la casa a mínimo ducharme "¡Lenguaje!" escuché a mi tía gritar mientras me encerraba en el baño.

Me había quedado despierto toda la madrugada y no sabía en qué momento faltaban veinte minutos para mi primera clase, pero por Dios, un chico de 19 años por terminar su doctorado ¡no podía fijarse de la maldita hora!
Salí corriendo a la cafetería, llevaría mínimo una dona que comería en el camino y ese era el plan hasta que sentí un golpe y pronto vi las donas que quedaban de ayer en el suelo MAL-DI-CIÓN

—Lo siento—esa voz me hizo ver al frente, algo que me molesto es que tuve que ver hacia arriba —. Ahm..., el lado positivo es que eran de ayer—su voz era de que esperaba un regaño, uno del cual yo no iba a dar—, ¿Estás bien?

—Lo siento, debo irme—respondí tomando la última dona que quedaba en la bandeja y salir corriendo, ahora sólo me quedaban unas dudas muy grandes ¿Por qué no me llevé a Baymax conmigo? ¿Por qué esta dona estaba súper deliciosa? y ¿Quién demonios era ese maldito poste andante?

Corrí lo más rápido que pude hasta llegar a mi clase la cual, no iba a mentir, me aburría, pero de igual manera me quedé prestando atención, esta era una de las materias que Tadashi amaba, ¿Por qué no pensar en que él la tomaba a través de mí?

"Tadashi"

Chapter 3: Día uno

Chapter Text

Pov Miguel

Llegué bastante temprano a mi ahora nuevo trabajo, era mi primer día y quería que mínimo empezara con el pie derecho, pero siendo sincero tenía miedo ¿Qué sabía yo de una cafetería? nada, ¿De usar una máquina de café? de nuevo nada, ¿De cómo hacer figuras lindas en un café? ¡Por Dios! apenas y pasé clase de artes.

—Culo si no Miguel —murmuré para mi mismo, entrando y ver a mi ahora jefa acomodando—. Buenos días —sonreí dejando mi mochila en donde me habían asignado y caminar a acomodar mesas y sillas, realmente era cómodo el ambiente, la ciudad de Sanfransokyo, al menos durante la mañana, se veía tranquila a pesar de que si había una cantidad considerable de personas fuera.

—Miguel, por favor ayúdame a limpiar las mesas —sonrió mirándome, ella de verdad debía ser una madre cariñosa—, ¡muchas gracias!

—No hay de que —sonreí caminando a hacer lo que se me había pedido y tararear un poco, si esto iba a hacer diario, no me molestaba nada—, ahora te puedes marchar—canté bajito haciendo la limpieza y pronto ayudar a la señorita Cass a servir y entregar cafés—. Aquí tiene—dije amable al cliente y seguir atendiendo—, siento que esto me va a golpear en la cara—susurré mirando la máquina de café, me asustaba que la presión hiciera que explotara.

—También a mí me daba miedo, pero es bastante segura, además un pequeño genio se encargó de que fuera perfecta—su sonrisa y ojos brillantes me hicieron pensar si ese "genio" era la persona especial de la señorita Cass, ¿Su hijo, tal vez?—, ¡Oh! Miguel, ¿Puedes por favor recoger las donas de ayer? puedes comértelas si gustas, ya no es bueno dárselas a los clientes—me guiñó el ojo dándome a entender que realmente no iba a pasar hambre aquí.

—Adoro mi trabajo—murmuré risueño caminando con un plato hasta el mostrador y empezar a retirar las donas "Son 5, eso me bastará hasta para llevarle a Marco y que no me moleste hoy en el almuerzo"

Terminé de poner las nuevas donas y tomar el plato con las donas, las llevaría a la cocina para evitar malentendidos , ese era el plan hasta que choqué con alguien y las donas cayeron.

—Lo siento—murmuré nervioso—. Lo bueno es que eran de ayer—susurré sintiendo mis nervios aumentar, sentía que me iba a regañar y no era para menos, llevaba unas horas y había tirado las donas ¡MIS DONAS!, miré a la persona que tenía frente mío y ver que no reaccionaba—, ¿Estás bien?—cuestioné ahora preocupado y pronto ver sus ojos, se veían cansados, con un brillo lindo y su ceño fruncido, tenía nariz de bolita, eso le daba una expresión de niño pequeño, eso dejando de lado su tamaño.

—Lo siento, debo irme—murmuró tomando la última dona que quedaba en el plato y vi que salió —pinche chino esa dona era mía—dije indignado para mi mismo, no podía correr el riesgo de que me escucharan—, chale, ya no aplica la regla de los cinco segundos— suspiré viendo las donas en el suelo y aun así levantarlas y llevarlas a la cocina, Marco no se iba a morir por unas donas del suelo limpio de una cafetería de gatitos.

Chapter 4: Quinto año

Chapter Text

Pov Hiro

"Tadashi" ahora ese era el nombre que resonaba en mi mente, ¿Cuánto tiempo había pasado ya? cinco años, cinco años que perdí a mi hermano, cinco años que perdí a su Baymax y cinco años en que no puedo hablar lo que siento con nadie, hace cinco años me oculté bajo una enorme barrera, sin importar los gestos de mis amigos y mi tía Cass, no podía hablar, no debía, ellos no eran Tadashi.

Aún si era demasiado infantil o simplemente un trauma en mi yo infante, no pude, ni podré abrirme con nadie como lo hice con Tadashi, él era todo para mí, lo era, yo lo era todo para el cómo la tía Cass. Ahora yo con diecinueve años casi veinte debía ser una menor carga para aquellas personas que me quieren, mis amigos, mi tía y Baymax.

Aun así, ninguno era Tadashi, ninguno llenará su lugar y nada ni nadie calentará lo que él dejo congelado.

—Señor Hamada, ¿se encuentra bien? —mirar al profesor se me hacía imposible así que sólo asentí escribiendo cualquier cosa, no estaba nada bien en ese momento, pero al menos no tenía las miradas de todos fijas en mí.

....
—¡Hiro!—la voz aguda de Honey me hizo girar y verla, ojalá ella hubiese sabido los sentimientos de mi hermano, estaba seguro que ambos hubiesen tenido una buena relación. aunque en parte resultaba menos doloroso el que no eran nada y no supieran nada—. Me alegra mucho encontrarte, necesitamos ayuda—antes de siquiera poder hablar o tomar una manzana terminé corriendo siendo arrastrado por la chica más alegre de toda la Universidad.

Llegamos al laboratorio y vi a todo nuestro equipo reunido y a Fred siendo...Fred.

—No quiero preguntar, pero debo ¿Qué sucede?—murmuré viendo todo lo que estaba tirado y que Wasabi por alguna razón ignoraba y eso era mucho que decir.

—El robot, cortamos su energía, lo aislamos e incluso hicimos que Krei detuviese las ventas pero hay algo más—murmuró de forma sería Gogo—, mientras nosotros nos encontrábamos resolviendo lo que parecía ser la única emergencia, hubo robos en dos bancos distintos.

—En diferentes direcciones, usaron al robot como distracción e hicieron una cuartada perfecta para pasar desapercibidos— completó ahora Wasabi mostrándome las noticias.

—Entonces ahora nos enfrentamos a un supervillano que busca fortuna para pagar su plan diabólico—habló un animado y misterioso Fred. Habían cosas que no iban a cambiar, y a veces era bueno que fuera así.

—No Freddy, pero esto puede ser serio, si hacen robos manteniendo una distracción que ponga a civiles en peligro no sólo afecta por el robo si no a los daños que se causen —murmuró explicando de forma muy preocupada Honey.

—Bien, creo que es hora de regresar de nuestro año sabático, tendré que mejorar los trajes, y ajustarlo a los cambios que hemos tenido—murmure viendo a los chicos quienes asistieron.

—¡LOS GRANDES HÉROES REGRESAN!—Gritó Fred causando nervios en los demás quienes revisamos que no hubiese nadie más y Gogo golpeó la cabeza de Fred. Algo que agradecí.

—Identidades secretas, ¿Recuerdas cabeza hueca?—murmuró seria mientras el rubio buscaba calmar el dolor—. Por cierto, Hiro ¿Dónde está Baymax?

—En casa, salí tan apurado que olvide sacarlo—expliqué—, eso me recuerda que tengo hambre y sólo tengo una dona en el estómago, así que iré a la...

fin pov Hiro

—¡Tadashi! —Gritó una chica fuera del laboratorio causando la atención de todos y una mueca de dolor en el menor—¡Es el mejor estudiante que ha habido, es leyenda! claro está su hermano, pero ¡él fue un héroe!—la voz se fue alejando, dejando un silencio y un ambiente pesado.

Ninguno fue capaz jamás de superar eso, claro que no, ¿Cómo superas la muerte de uno de tus mejores amigos, el chico del que estás enamorada, tu hermano?, el momento en que el nombre fue gritado fue una cortada al corazón de los jóvenes y una apuñalada al menor de ellos, ninguno quería ni podían hablar, no era un tema tabú para ellos, pero no siempre era el momento de hablarlo.

—Hiro...—la rubia se acercó con cuidado abrazando al más chico—. ¿Estás bien? —susurró como una madre de forma protectora y cálida.

—Yo...—"no "—, lo estoy Honey, no se preocupen, estoy bien—sonrió sacando la fuerza de quien sabe dónde, perdone Tadashi dónde sea que se encontrara, a su hermanito y sus mentiras—. Iré a almorzar algo, ¿Quieren...venir?—intentaba mejorar su expresión, aunque por dentro estaba llorando.

—Vamos Hiro, oigan ¿Qué les parece ir esta noche a casa de Fred?—Habló un emocionado rubio buscando romper tensión y alegrar, aún no sabían por que le gustaba hablar en tercera persona pero era algo de él—hagamos maratón de películas, mis padres están de viaje, así que podemos intentar destruir la cocina.

Eso en traducción era "Hiro y Fred cocinando algo"

—Creo que no quiero cocinar nada desde la última vez, pero puedo llevar una pizza—sonrió de forma más amena el azabache menor causando un alivio en sus amigos.

—Así será entonces—los jóvenes salieron de su laboratorio rumbo a la cafetería, Hiro necesitaba comer y ellos buscar algo que les llenara un poco el vacío que tenían en el pecho por el momento recién ocurrido.

No era fácil para ninguno. Y dolía mucho.

Chapter 5: Al estilo mexicano

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Pov Miguel

—Aquí tiene—sonreí entregando pedidos y ver sonriente, que ya casi terminaba mi turno, eso me hacía feliz, aunque debía correr a la escuela—, Señorita Cass, ¿Necesita ayuda con alguna otra cosa?—murmuré amable entrando a la cocina.

—No Miguel, muchas gracias, puedes irte para que no se te haga tarde—dijo dándome una bolsa café de papel—, buena suerte—sentí un abrazo cálido de su parte, me recordaba tanto a mi madre que no pude evitar abrazarla de regreso, necesitaba tanto ese abrazo—. Ahora jovencito, no te metas en problemas—su expresión y voz seria causaron una risa en mí.

"Que cálido"

—Claro mamá Cass—murmuré tomando mi mochila dejando el mandil en su lugar y caminar fuera rumbo a mi escuela, llevaba lo que me dio la señorita Cass y las donas para Marco, insisto, no se va a morir por esas donas y no debía enterarse dónde estuvieron—. El tipo de la mañana, ¿Qué pedo con ese wey? se llevó mi dona así como si nada el hijo de su...esperen...se llevó una dona un niño ojeroso, ¿De dónde rayos salió?— dije para mí llegando a la escuela y ver a Marco siendo Marco.

—¡Miguel! —gritó al verme y no tuve de otra más que acercarme a él y a sus ¿amigas?—, qué bueno que llegaste, ¿Cómo te fue?

—Bien, ahm... ¿Ellas son?...—murmuré incómodo por las miradas nada, pero insisto, NADA, discretas de aquellas chicas.

—Son mis compañeras de canto—su tono de voz terriblemente "emocionante" me daba entender el doble sentido de esas palabras.

Desde antes de partir de Santa Cecilia, mi queridísimo amigo Marco de la Cruz sólo buscaba cualquier excusa para acercarme a chicas, ¿Tanto le urgía tenerme fuera con una persona o qué?

—Bueno, un gusto—murmuré aún incómodo y caminar a mi amigo —. Me iré al salón antes, debo afinar, hasta luego —sonreí amable y salir huyendo de ahí—. Maldito seas de la Cruz.

Caminé hasta el salón y entrar sentándome y empezar a afinar mi guitarra con cuidado.

—Prometo hacerlos sentir orgullosos —susurré para mí y ver que pronto el salón se iba llenando y muchos imitaban mi acción de afinar sus instrumentos, ¿Cómo nunca antes había visto tanta variedad de instrumentos?, era increíble, cada uno tenía algo especial y lo suyo. Eso lo hacía más increíble.

—Buen día jóvenes, empecemos, ¿Dónde nos quedamos la última vez?

......

—¡Riveraaaaaaa!—antes de poder responder tenía a Marco en mi espalda aferrado —¡Salvame!

—¿Qué pendejada hiciste ahora cabrón? — murmuré serio buscando quitarlo de mí al tiempo que intentaba no perder el equilibrio—. ¡Bájate, pesas un chingo!—hablé molesto y sentir que bajaba. Un alivio a mi espalda.

Giré a ver a mi amigo quién se veía nervioso, primer punto para preocuparme.

Corrió a cerrar la puerta con seguro, segundo punto para preocuparme y no sé por quién de los dos.

—¿Qué te pasa wey?—cuestioné viendo a mi amigo, preocupado.

—Una de las chicas del coro quiere que cante de a huevo con ella en un concurso que habrá, pero no mames es el mismo día del concierto, así que le dije que no podía por compromisos y se puso toda intensa y me empezó a perseguir y pues vine aquí y...—la puerta empezó a ser sacudida con fuerza en un intento de abrir mientras el nombre "Marco" se escuchaba en gritos.

Ambos nos encontrábamos pálidos y estáticos, más porqué no sabíamos si esa chica sólo lo iba a golpear o algo más serio, ya que su forma de actuar y gritar el nombre de mi amigo, era en definitiva, otro nivel de molestia o intensidad.
Marco temía por si mismo, y yo por mi parte tenía miedo porqué ¡¿Por qué debía terminar siempre en los asuntos de Marco?!

—Una ventana —susurré para ambos y señalar, estábamos en un segundo piso, pero había un árbol cerca, si podíamos trepar al techo de mi casa y bajarnos en chinga antes de que mamá Elena nos aventará la chancla, podíamos de a huevo salir ilesos de esta situación—. Sígueme —susurré abriendo la ventana y empezar a salir sin mi guitarra —ahora pásala—murmuré recibiendo a mi preciosa y la de Marco después.

Pronto ambos nos encontrábamos corriendo lejos de ese edificio llegando a los auditorios, eran inmensos y al menos podíamos escondemos ahí.

—¡Voy a perder la segunda clase por tu culpa cabrón! —lo miré enojado dándole las donas, ahora deseado que estas hubieran caído en la arena de Mochi.

—Gracias wey y te lo voy a compensar, lo prometo —sonrió comiendo una dona—, ¿Te organizó una cita con una de las chicas de esta mañana?

—Imbécil —susurre dándole un zape—. Con las experiencias que estás creando, mucho menos—murmuré sacando la bolsa que me mandó la señorita Cass y sonreír "almuerzo".

—¿Por qué lo mío son donas y lo tuyo es una comida bien vergas de almuerzo?—murmuró molesto Marco aún comiendo donas.

—Yo no lo escogí, me lo mandó mi jefa— murmure viendo una nota y leerla.

"Espero que te guste, necesitas comer bien, no comiste nada desde que llegaste, ten un buen día.

-Cass"

—¿Y es joven o que pedo? —murmuró más interesado mi amigo.

—Es joven pero no para lo que estás pensando Marco de la Cruz—dije serio—. Es buena persona, cálida, cómo mamá —sonreí mirando a mi amigo quien sonrió y volvió a comer.

—¿Sabes que vamos a valer tarde o temprano?—murmuró comiendo y ver a nada en específico.

—Simon, pero al menos lo intentamos, nos hundiremos como caballeros —dije sacando una risa de mi amigo—. Cuando los veamos nos van a matar.

—"Es más fácil pedir perdón que pedir permiso", espero sea cierto—murmuró viendo los asientos vacíos —. Algún día veremos todo esto lleno y nosotros presentando nuestra música—sonrío como sólo él sabe hacer, mostrando su hoyuelo y provocando el mío.

—Así será, así será...—sonreí más.

Nos iban a madrear cuando nos encontraran, mientras tanto, todo esto valía la pena.

Chapter 6: De regreso al juego

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Pov Hiro

Caminé tranquilo a la cafetería, cada uno haría sus cosas y nos veríamos más tarde en casa de Fred, eso me daba tiempo suficiente para recostarme en el regazo de Baymax y escuchar que necesitaba tratamiento, además de tener mi dosis de abrazos y consuelo.

Solté un suspiro pesado caminando y por primera vez en cinco años detenerme a mirar todas las demás universidades que estaban junto al tecnológico, siendo sincero no sabía ni siquiera de que eran y no era el momento para ir a investigar, regresé a mi caminata llegando después de un rato a la cafetería.

—Ya llegué tía Cass—sonreí buscando calmarme, caminando a abrazarla—, ¿Necesitas ayuda?

—Claro, pero ¿No tienes trabajo de la Universidad o de la empresa?—cierto, había olvidado mi trabajo, pero era un genio, además algo que yo siempre hacía, improvisar en el último momento y (casi) siempre funcionaba.

—Descuida, veré a los chicos en la noche y terminé mis proyectos de la Universidad —sonreí dejando mi mochila y tomar un mandil. No me molestaba ayudar, al contrario, en este momento sería un respiro.

—Amarra tu cabello por favor —murmuró dándome la liga de cabello la cual tomé sin decir nada, no lo admitiría, pero me gustaba amarrar mi cabello y que mi cuello quedara descubierto, si bien, mi cabello no era excesivamente largo, bueno, realmente no estaba largo, pero si podía amarrarlo en una mini coleta.

—Tal vez lo corte —susurré bajo y terminar de amarrar el mandil. Caminé a atender a los clientes y llevar órdenes, así mi mente estaría ocupada en algo.

....
—Ya me voy tía Cass—sonreí abrazándola—volveré mañana después de la escuela—sonreí preparándome y caminar fuera del café con Baymax .

—Hiro, necesitas atención, eres mi paciente y quiero ayudar—la voz de mi adorable amigo me hizo sonreír y verlo.

—Descuida Baymax, ya pasará, siempre pasa—como respuesta sólo parpadeo y no volvió a hablar —. Vamos, quedé en llevar pizza— dije entrando al establecimiento—. Tres por favor, con extra queso— dije de forma amble, pidiendo y ver a Baymax con una niña—. Espero que no te confundan con juego mecánico otra vez —susurré para mí mismo acercándome.

Muchas cosas habían cambiado, otras no tanto y otras no lo hicieron, una de ellas era mi relación con el adorable malvavisco, desde que el gran equipo de "los grandes héroes" casi mueren y pierden la batalla, las cosas habían sido diferentes, dejamos ese trabajo a menos que realmente fuera una emergencia, nos habíamos concentrado en cuidarnos más entre nosotros, habíamos hecho varios enemigos con o sin identidad secreta, nuestra identidad de civil ya no pasaba desapercibida por algunos y eramos un blanco un poco (mucho) más fácil.

Además de que de una u otra manera era pública nuestra imagen, cada uno destacando en lo suyo, con inventos revolucionarios para la tecnología y seguridad, un equipo de amigos y héroes con su propia mini empresa, ¿Quién lo diría?, al final nadie debía enterarse la parte de héroes.

Aunque claro cada uno se enfocó en su área y en llevar una parte de normalidad. Honey y Wasabi terminaron como profesores de la universidad, Gogo tiene su propio taller, Fredy sigue con el trabajo de su familia y yo estoy por terminar como alumno en la universidad, después de ello mi camino era incierto fuera de la empresa.

—¿Estás bien, Baymax? —sonreí mirando que la pequeña le picaba la panza, si que era una imagen tierna.

—Si, lo estoy, aun no entiendo cuál es el propósito del toque —su voz confundida me hizo reír, y fue de forma sincera, la menor dejó a mi amigo y corrió a supongo sus padres —Hiro, quedan quince minutos para llegar con los otros.

—Descuida, sólo esperemos nuestra orden y nos iremos— sonreí esperando y pensar un poco más, poco después nuestra orden estaba lista y caminábamos de regreso al camino rumbo a casa de Fred.

....

—¡Hiro, Baymax! —la voz alegre de Fred nos recibió y ambos entramos—. Llegaron, pensé que iban a llegar tarde como es costumbre.

—Sólo fueron un par de veces—hice un ligero puchero mirando a los demás y dejar las pizzas en la mesa.

—Las más importantes —la voz burlona de Gogo me hizo sonreír—, por cierto, niño, ¿Cómo vas con los nuevos robots?

—El esqueleto y los protocolos van bien, ¿Cómo vas con los campos?—murmuré sentándome en el sillón y descansar mi cuerpo un poco—. ¿Has tenido problemas para mantenerlos estables?

—Magnéticamente siguen estables, pero la energía que los hace latentes no es la mejor, las pruebas han sido cortas, queremos evitar un accidente, necesitamos algo que las estabilice por mayor tiempo y con mayor fuerza.

—O podemos dejarla de lado, no es necesaria—la voz temerosa de Wasabi nos hizo mirarlo—. ¿Qué?, ¡Oh, vamos!, es energía latente muy poderosa la cual no sabemos de dónde proviene, es demasiado hasta para nosotros, recuerden no sólo nos ponemos en peligro a nosotros.

—Pero si nosotros mantenemos este proyecto en secreto hasta poder estabilizar podemos llegar a algo, además es mejor que lo hagamos nosotros a alguien con malas intenciones— la voz de Honey se escuchó ahora dejando la habitación en silencio.

—Al menos hay que intentarlo, no perdemos nada, si resulta demasiado peligrosa yo mismo destruyo los planos de construcción, ¿De acuerdo?—miré a mis amigos quienes asintieron.

El silencio se quedó en la habitación mientras cada uno veía algo diferente, incómodo podría ser lo que otros dirían ante esta situación, para nosotros reconfortante era lo ideal.

El celular de Fred vibró haciendo que nuestras vistas viajaran a él.

—¿Algo malo Fredy? —la voz de Honey preocupada se presentó al ver a nuestro amigo atento a su celular

—Más robots, cerca del callejón de la suerte—habló leyendo la noticia—. Está alterando la energía de los lugares cercanos

—Hay que ir—hablé serio, todos nos levantamos llamando a Skymax, nuevamente la historia regresaba.

Fin pov Hiro

En un viaje agitado por la velocidad, el equipo de héroes se encontraba en marcha donde se encontraba el nuevo robot, que para sorpresa de ellos no era de ninguna compañía conocida, era uno propio o eso parecía.

Eso significaba que no sólo eran ladrones, eran expertos en robótica, una alerta se encontraba ya en las cabezas de los jóvenes héroes.

Eso no era nada bueno, y cada uno de ellos, podía sentir esa alarma de pánico empezar a sonar.

Chapter 7: ¿Los qué cosa?

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Pov Miguel
Sólo quería llegar a casa, ir a dormir, tomar una ducha, comer arroz con plátano, pero no, eso no podía ser, ya que al parecer era el día de "Salvar a Marco de las mujeres locas de la ciudad".

—Neta cabrón, no sé cómo vergas sigues vivo si todas las viejas que conoces te quieren, uno o de novio o dos matar —susurré suspirando cansado—, además ¿Dónde fregados estamos?—murmuré viendo los callejones.

—Ni puta idea —murmuró caminando aún—, y eso responde a las dos preguntas.

—Chingada madre —susurré caminando ahora en silencio con él, no iba a mentir que me sentía alerta. Sentía que en cualquier momento nos asaltarían—, ¿Ya me vas a decir que hiciste?—su suspiro me hizo arrepentirme de inmediato en volver a preguntar.

—Esa chica se llama Karmi, hace unos días junto a unos compañeros fuimos a conocer ya sabes... universidades cercanas y así. Tú estabas practicando así que no preguntes por qué no te llevé—su voz se volvió indignada y luego regresó a seria—. Ese día iba yo tranquilo cuando ellos empezaron a molestar a ella y a un chico, creo que era de la Universidad de ciencias o no sé, ya sabes los típicos insultos a los nerds, el chico golpeó a uno de mis compañeros, pero yo estaba como pendejo sin hacer nada y ahora esa chica nos quiere madrear a todos y pues hoy fue a mí al que me vio, aunque insisto yo no hacía nada, está vez no hice nada.

—En verdad no sé cómo sigues vivo— solté un suspiro cansado y seguir caminando, aunque nos detuvimos cuando las luces empezaron a parpadear, las máquinas expendedoras empezaron a hacer ruidos raros e incluso mi celular empezó a fallar—. Ora, ora ¿qué pedo? —dije asustado viendo a Marco en las mismas que yo.

—¡Ay virgencita!— escuché el grito de mi amigo quien se puso pálido, giré mi cabeza hacia donde el veía y me quedé en las mismas, ¿Qué no en esta ciudad todos los robots son buenos?, entonces, ¿Por qué un robot volador con aura tenebrosa y con lo que parece ser una mano nada amigable que giraba a gran velocidad, se acercaba tan amenazante a nosotros?, y otra duda también se me vino a la cabeza ¿POR QUÉ AHORA SI SOMOS LAS ÚNICAS PINCHES PERSONAS FUERA CUANDO NORMALMENTE HAY UN MAR DE GENTE?

—Mamá Imelda....me vas a putear cuando te vea—susurré tomando el brazo de Marco y correr, era la idea más pendeja que se me pudo ocurrir, pero tristemente fue la única.

Ambos terminamos corriendo entre los callejones llegando a otra calle principal ¿Seguíamos siendo perseguidos?, no lo sabía, pero no iba a detenerme a averiguarlo.

Cruzamos la avenida como imbéciles llegando a mi hermoso trabajo, por fin, un lugar conocido, ahí me acerqué mirando a la señorita Cass quién cerraba el café.

—¿Miguel?—su voz me hizo acercarme aún agitado y sonreír— ¡Wow!, ¿Qué te pasó? —murmuró preocupada y yo sólo me deje caer al suelo buscando recuperar mi respiración, mirando a mi amigo quien estaba en las mismas.

—Un robot..., vimos un robot, nada agradable con un aura bastante mala y que creo hacía que las cosas no funcionaran ya que empezaron a hacer ruidos extraños y a parpadear y así— Marco explicó señalando, y haciendo gestos raros con las manos—. Así que sólo pudimos correr.

—¡Oh...!, chicos pasen—murmuró dejándonos entrar y ahí prendió la televisión, más específico, el canal de noticias donde un grupo raro con trajes de colores peleaban con el robot—. Otra vez —susurró bajito, pero yo logré escucharla.

—¿Quiénes son?—murmuré curioso acariciando al lindo gatito Mochi, quién ahora estaba en mis piernas.

—Son los grandes héroes, son los héroes de esta ciudad —murmuró, aunque su mirada era de duda de si continuar o no—. Surgieron hace cinco años, cuando un profesor iba a destruir con una máquina las industrias krei y al mismo—continuó sentándose frente a nosotros—, luego hubieron más accidentes con robots, un tipo loco tratando de recrear una explosión que destruyera la ciudad, villanos locos, una mujer que creaba monstruos y el más peligroso fue un grupo de androides quienes casi destruyen toda la ciudad y ellos casi pierden la vida por nosotros, para salvarnos y todo por un proyecto de ciencias, luego de eso ellos desaparecieron y cuando había algo demasiado fuerte como un tren descontrolado, ataques demasiado fuertes o algo parecido ellos aparecían pero ya no como antes, ahora nuevamente están aquí— su voz mostraba una enorme preocupación—. Significa que realmente estamos en peligro.

—Eso..., suena increíble—ambos miramos con duda a Marco—, bueno, hablo de la parte de héroes, la parte de morir y el peligro quisiera evitarla, pero superhéroes, eso es increíble.

—Lo es, pero es..., ya saben, alarmante que nuevamente esto pase, cierto, le hablaré a Hiro, necesito saber si está bien—ambos vimos como mi jefa entró al mostrador por su celular y empezó a marcar.

—¡Hey!, ¿Quién es Hiro? -miré a Marco encogiéndome de hombros—, que bueno que trabajas aquí wey, imagina si no.

Fin pov Miguel

....

En otra parte de la ciudad no muy lejos, un azabache de cabello desordenado se encontraba luchando cuerpo a cuerpo con el robot, aunque más bien intentaba esquivar aquella arma que en cualquier momento iba a destruir la armadura.

—Chicos, necesito ayuda—habló por el comunicador intentando que sus amigos salieran del pequeño trance—, bien, hagamos esto —susurró logrando detener con toda su fuerza el "brazo" robótico y mandar ondas magnéticas, debía intentar averiarlo, si no funcionaba no tenía ideas de respaldo.

—Hiro—la coreana fue la primera en reaccionar corriendo a ayudar a su amigo logrando el objetivo número uno, segundo paso, atrapar a los responsables, con el robot averiado las ondas que mantenían al resto del equipo en pausa se detuvieron.

—Quiero saber que pasó, pero antes debemos atrapar al responsable, no quiero volver a sentir que hay alguien en mi mente—habló una alarmada Honey, todo el equipo terminó partiendo en busca de alguna señal.

El equipo se había dividido, Gogo, Fred y minimax irían al norte, Wasabi y Honey irían al este y Baymax junto a Hiro abarcarían desde el oeste al sur de la ciudad.

—¿Hay algo raro Baymax?—el azabache habló a su amigo quien se encargaba de escanear, aunque la respuesta negativa de este logro sacar un suspiro, que buena pijamada estaban teniendo—. oh no...—la voz del menor hizo poner a todos alerta—, chicos...—la voz del menor fue dudosa y un poco de repulsión—. Tenemos un gran problema.

Después de mandar su ubicación descendió con Baymax acercándose a aquel cuerpo que sí, no era de genios notar que estaba sin vida, ¿Qué rayos había pasado?, no tenían ni idea, pero era algo seguro, eso no dejaría dormir al joven Hamada en un buen tiempo.

Cuando la policía y el resto del equipo llegó encontraron la misma escena que el capitán del grupo quien sólo se había dado vuelta para no ver esa escena, ¿A qué loco se estaban enfrentando esta vez?, en esta ocasión si tenía miedo, el temor era casi tan fuerte como el coraje de hacer justicia, e iba a cumplirla.

Chapter 8: No todos los chinos comen perro

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Pov Hiro
Desperté adolorido mirando el techo, nos habíamos quedado dormidos con todo y trajes, en la habitación de Fred y todos dormimos en el suelo salvo minimax quién estaba en su estación de recarga.

Anoche había sido todo un caos, luego de la escena decidimos empezar a patrullar todas las noches, queríamos evitar otra muerte o accidente, habíamos buscado indicios y responsables ¿Habíamos tenido éxito?, la respuesta negativa me frustraba, no sólo eso, habíamos llegado tan noche que sólo nos tumbamos a dormir.

Miré la hora notando que era tarde, muy tarde, de igual forma no llegaríamos a tiempo y mis amigos estaban profundamente dormidos, algo que pude notar es a Honey recargada en Baymax, Wasabi abrazando a Gogo y Fred dormido en el suelo, que creo él había sido mi almohada, sería la escena más rara y graciosa, aunque seguíamos con el equipo, eso causaba un gran dolor en los músculos.

—Necesito repararlos—susurré para mí, mirando al otro lado de la habitación, en este tipo de momentos me preguntaba ¿Cómo sería si Tadashi estuviera con nosotros? ¿Todo esto estaría pasando?

Dejé de lado mis pensamientos y suspirar, debía dejar de pensar en eso, al menos en este momento, no debía verme mal frente a ellos, logré levantarme con cuidado de no despertarlos ni pisarlos, tomé mi celular mirando las llamadas perdidas de tía Cass.

"23 llamadas perdidas"

—Oh no...—susurré mirando con miedo la dulce foto de mi tía con Mochi y abrir mi bandeja de mensajes—, estoy muerto—decidí armarme de valor y marcar, ya era un adulto y ya no debería preocuparse tanto como cuando tenía catorce, pero al parecer era lo contrario y se preocupaba más, el pitido de la espera me hizo sentir más nervioso y ¡boom! estallé cuando escuché su voz—. Hola tía Cass..., ¿eh?..., ¿sucedió algo? —murmuré nervioso"¡Hiro Hamada!, ¡¿Dónde estás?!, ¡¿Por qué razón no respondías tu celular?!".Sí, en definitiva estaba muerto—. Estoy en casa de Fred..., ¡ah!, anoche nos quedamos jugando juegos de mesa y videojuegos, hablando de prototipos, comiendo pizza y otras cosas que son saludables, se nos pasó el tiempo y no vimos la hora, acabo de despertar, los demás siguen dormidos— inventé mordiendo mi labio inferior, apostaba que ahora tenía en mi frente la palabra "mentiroso" en mayúsculas y en tonalidad roja."Hiro, regresa a casa ahora mismo jovencito, tenemos que hablar seriamente, ya que decidiste faltar a la Universidad, aprovecharemos para hablar como adultos, así que te espero a desayunar ".Ella terminó la llamada dejándome con un muy mal presentimiento y con miedo—, maldición...

—Ese lenguaje—miré a mi espalda encontrando a Gogo levantándose y ver a todos tumbados— ¿Ni siquiera nos quitamos los trajes?, rayos —susurró mirándome—, ¿Qué te pasa?, estás muy pálido, más de lo normal— me quité la armadura con cuidado y ella hizo lo mismo.

—Tengo que ir a casa, tía Cass está enojada y me exigió ir—murmuré dejando mi armadura acomodada—. Ahora no se me ocurre como explicar esto—señale mi mejilla la cual estaba amoratada por la pelea de anoche.

—Honey debió traer maquillaje, espera —asentí sentándome en la cama y esperar a Gogo, ahora que lo pensaba ¿Ella había cambiado, aunque sea un poco?, no, a mi parecer no lo había hecho, al menos conmigo no—, ahora niño genio, trata de no aullar del dolor cuando te toque, no queremos despertarlos aún—sonreí mirando a los chicos y sentir como me empezaba a maquillar la herida.

—¿Qué tienes tú con Wasabi?, estaban abrazados y no es la primera vez que los veo demasiado juntos—pregunté curioso mirándola a los ojos buscando algo, pero su seriedad ganaba, vaya, esta chica sí que sabía ocultar sus emociones.

—El día que tengas una situación amorosa, yo hablaré de la mía —me miró apretando en la herida a propósito.

—Eso significa que si es amoroso—sonreí triunfal y ella apretó más —. Bien, no diré nada—sonreí feliz por mis amigos, aunque le sacaría la verdad de otra forma, porque amoroso y yo, no son dos palabras que se lleven bien, mucho menos para experimentar.

.....
—Llegamos—murmuré mirando que casi no había clientes, esperen, no había clientes, regresé afuera mirando el cartel de"cerrado"y tragar saliva, nada bueno venia de esto—. Tranquilo, ya no eres un niño, ya eres un adulto— susurré entrando de nuevo y caminar con Baymax arriba, donde estaba mi hermosísima tía y el poste andante y su clon malvado cómo diría Fred—, Eh...¿Llegamos?—murmuré nervioso y ver que se pronto los tres me miraron "muy mal".

—Hiro, tu ritmo cardíaco se aceleró considerablemente y tus manos tiemblan ¿Quieres mi asistencia médica? —la voz de mi robótico amigo me hizo verlo y negar.

—Descuida Baymax, estoy bien, ¡eh!...Hola..— saludé con mi mano y ser correspondido de igual forma.

—Hiro, ven, déjame presentarte, él es Miguel, él trabaja en la cafetería en las mañanas, Miguel, mi sobrino Hiro—su sonrisa me hizo ver que era importante,"extraño".

—Hola—murmuré bajo, pero no tanto, así que ambos me escucharon—. Eres el de las donas..., ¿no?

—Hola—me sonrió amable—, y si..., me debes una dona chino—su sonrisa fue un colapso, es decir, ¡su hoyuelo!, aunque la magia se esfumó cuando dijo lo último.

—Disculpa ¿Cómo me dijiste?—murmuré ahora serio, odiaba, en verdad odiaba que dijeran eso—. No soy chino.

—Eso es lo que un chino diría —eso era un mal comienzo, no me agrada esté tipo para nada.

—Y él es Marco, es amigo de Miguel, aunque descuida yo también creí que eran hermanos—debió notarse mi sorpresa, pero enserio ¿Sólo amigos? son exactamente igual salvo por el color de ojos, y lunar y hoyuelo que estaban en dirección opuesta, ahí mi mente se puso a divagar, ¿Si ambos se funcionaban tendrían en las dos mejillas con hoyuelos y en cada lado un lunar?, ¡oh por Dios!, basta Hiro.

—Un gusto—murmuré viendo al tal Marco y reconocerlo—, olvídalo... —susurré más enojado, en verdad ¿Podría ser peor?, un tipo que me llama chino y odiaba eso, y el otro uno de los estúpidos que molestaban en mi Universidad.

—Debo aclarar que esa vez yo estaba como pendejo sin hacer nada, fueron ellos los que molestaban—se defendió, pero ¿Cree que yo, ¡yo!, iba a confiar en sus palabras, no, no lo haría.

—Si, claro —murmuré enojado mientras mi hermosa tía estaba ignorando nuestro intento de conversación—. Veo que eres el único al que Karmi no ha golpeado.

—No mames Marco, ¿Es él?— ahora miré al otro moreno y mostrar mi rostro confundió, luego pasó a sorpresa cuando le dio un golpe—, ahora están en tregua, ya ninguno se va a golpear— miré con confusión y ver que Marco estaba como yo, ¿Quién era este, mi padre o qué?, Tadashi espero que me des todo el permiso de golpear a este tipo.

—Bueno chicos, a desayunar, siéntense y ahora Hiro...—de nuevo mi miedo me invadió mirando a mi tía—. Vamos a hablar como adultos—su sonrisa me daba miedo, vi a los otros dos quienes uno se aguantaba la risa y el otro veía nervioso a otro lado, al menos habría dos testigos de mi muerte.

Chapter 9: Adulto, pero no responsable

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El mexicano menor se encontraba incómodo mirando a otro lado de la casa, realmente no quería estar ahí, pero fue por una promesa a su jefa de permanecer ahí hasta que ya no los necesitaran, mientras tanto el moreno mayor aguantaba las ganas de reírse del pobre chico que era regañado por su tía.

—Hiro, sé que eres mayor de edad, pero no puedes ser tan irresponsable, ¿Cómo puedo estar segura de que realmente estabas en casa de Fred con tus amigos y no con alguien más o en otro lugar? ya no eres un niño—la mirada del más bajo de todos estaba baja.

—No tengo por qué mentir a donde voy, Baymax estuvo todo el tiempo conmigo, él puede decirte, si no confías en mis palabras —ahora una actitud un poco altanera se presentaba.

Era en ese momento donde los dos mexicanos se miraron, si ellos decían una pendejada como esa ya no tendrían dientes por el golpe que mamá Elena o Luisa, les hubiese metido por maleducados.

—No se trata de eso Hiro, entiende, nuevamente hay peligro, ahora más que nunca, que sé que eres una persona conocida, que tus proyectos son conocidos y codiciados, me preocupa mucho más—la mirada de la castaña se apagó un poco—. Hiro, eres lo único que me queda, no quiero que algo te pase.

—No me va a suceder nada, se cuidarme solo, además de que mi trabajo está totalmente separado de mi vida personal, eso incluye el no ponerte en riesgo, si es que lo hay—había mucha tensión, eso no se podía negar, ambos morenos no sabían que hacer, habían prometido estar ahí, ahora se arrepentían y mucho.

—Tadashi estaría muy decepcionado de ti, Hiro —ahí en ese momento se esperaba lo peor.

Pov Hiro

¿Alguna vez han sentido como su mundo se viene abajo con sólo unas palabras?, bueno eso justamente acababa de pasar, quería llorar, ¡claro que sí!, maldita sea, claro que quería, todo el tiempo.

Cada nueva acción que tomaba siempre terminaba en arrepentimiento, día tras día.

—Lo siento por decepcionarte a ti también —susurre calmó, no iba a llorar en frente de ambos morenos, no iba a hacerlo en frente de tía Cass y agradecía que Baymax había subido a recargarse hace un rato o ya habría perdido mis estribos con su voz —. Lo lamentó, disfruten el desayuno—murmuré levantándome como si no sucediera nada—. Tengo proyectos que terminar— sonreí amable y caminé al garaje a hacer lo dicho.

Cada paso que daba era horrible, pero vamos, ya sabía que decepcionaría a Tadashi, a mi tía, lo sabía ¿Por qué repetirme lo que ya sé?

Me arrepentía de tanto, si hubiese decidido antes que quería hacer de mi vida, si hubiese creado otro proyecto, si tan sólo no hubiera entrado a la Universidad, cualquiera de alguna de esas opciones, si hubiese cambiado una, sólo una, mi hermano seguiría vivo, de forma indirecta yo era causante de la muerte de mi hermano y lo sabía.

—Protocolo de seguridad —susurré para mi intentando distraerme, pero la voz de mi tía Cass resonaba, era lo único que estaba en mi cabeza—. Por favor, sólo un momento, sólo un momento no pienses—apreté con fuerza mi cabeza, mi cuerpo temblaba, no tendría otro ataque, no podía tenerlo, no debería ser así de débil—, sólo un poco, un poco —susurré para mí intentando detener mis lágrimas, esto iba a ser difícil, demasiado .

Fin pov Hiro

Mientras tanto el ambiente en la parte de arriba no fue mejor, ambos mexicanos consolaban a la mayor, intentando que dejara de llorar.

—Hablé sin pensar, no debí decir eso, ni siquiera sé porque lo dije—la castaña mayor se aferraba al mayor de los mexicanos, quien daba suaves caricias en su espalda para intentar calmar a castaña.

—Tranquila, él debe saber que no es verdad, se veía tranquilo, ambos necesitaban un respiro, sin importar que, usted tenía derecho a regañarlo, más con lo que pasó anoche, claro que usted estaba preocupada—ahora un nervioso Miguel intentaba sonar calmo para la mayor, pero es que ¿Qué sabía el de consolar gente?, sencillo, ¡nada!—, cuando ambos estén más tranquilos, hablarán con calma, todo se solucionará, usted dice sus razones de preocupación, él deberá poner de su parte y entender que usted lo necesita.

Las lágrimas y sollozos de la castaña fueron disminuyendo, mirando a ambos chicos.

—¿Eso creen? —habló esperanzada la mayor mirándolos, como si fuera una niña pequeña con la promesa de que sus padres la llevarían a la feria en su cumpleaños.

En ese momento sólo les recorrió un pensamiento a ambos, si Hiro Hamada lastimaba a su ahora mamá Cass, si iban a golpearlo.

—Lo prometemos—murmuraron a unísono y ver a la mayor más tranquila.

—Debe desayunar, yo le llevaré esto al chino —Miguel se separó mirando al gigante malvavisco— ¿A dónde vas?

—Iré a ver a Hiro, tengo un recordatorio de la Universidad—habló el grandulón causando ternura al moreno.

—¿Puedes llevarle esto, malvavisco? —sonrió dándole el plato y que el robot se fuera, para el mexicano sólo era un Michelín más gordo, regresó al lado de los otros y desayunar, aunque aún seguía el tenso ambiente, no era tan pesado como en un inicio.

A pesar de eso, quedó una duda en la cabeza del menor ¿Quién era Tadashi?

Chapter 10: Asistencia médica

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—¿Necesitas algo? —la voz robótica causó que un azabache lo mirara—, eres mi paciente, Hiro, quiero ayudarte, ¿Me permites ayudarte?

—Estoy bien, ahora, ven aquí amigo—el azabache hizo algo que hace un buen tiempo no hacía, que era envolverse en los brazos de su amigo, refugiándose en él—, vamos a la base, necesito hacer ajustes a los trajes—su sonrisa ahora era un poco más tranquila, pero algo que sólo el menor y el robot sabían, Hiro se estaba destruyendo poco a poco.

—¿Eso ayudará en tus cambios de humor?—parpadeó aun abrazando al menor.

—Tal vez, necesito distraerme —sonrió a su amigo separándose—, dejemos esta asistencia médica como secreto, sólo entre nosotros dos.

—Sí, un médico no debe decir los problemas de sus pacientes—la frase causó una risa por parte del menor aligerando la situación.

—Tienes razón Baymax, ahora vamos —el menor tomó su mochila y unas gomitas saliendo de ahí rumbo a la base de los grandes héroes, que, aunque no estuviesen como héroes seguían visitando y cuidando ese lugar.

Ahora era más cálida que su propia casa, ¿Cuándo había pasado eso?, tal vez en algún punto cuando todos esperaban que él fuera su hermano.

Un suspiro resignado salió de los labios del menor, ambos entraron teniendo la sorpresa de ver a todo su equipo ahí.

—¿Sucedió algo?—murmuró viendo a sus amigos y cuando negaron se sintió aliviado.

—Trajimos los trajes de regreso, es arriesgado tenerlos en casa de Fred —Wasabi habló dándome un café, el cual agradecía.

—¿Estuviste llorando, Hiro? —la voz de Honey había hecho sobresaltar al menor, claro, no les iba a decir que había decepcionado a Tadashi y a su tía, en palabras de la misma—, Hiro—su insistencia hizo que el menor los mirara.

—No, descuiden, tuve un problema al soldar una pieza, olvidé las gafas, Baymax me está dando asistencia médica—al decir eso el ambiente se relajó y el menor sólo tuvo a su alrededor los brazos de Gogo, que a pesar del tiempo ambos seguían siendo los más bajos de estatura, aunque ya no tanto.

—¿Me dan sus trajes?, haré unos ajustes—la voz de menor causó una sonrisa, seguía siendo su Hiro, obsesionado con el trabajo, todo un genio, pero ellos aún querían recuperar al Hiro original que conocieron en un inicio.

Antes de que pudieran sacarlos de nuevo la alarma empezó a resonar, una emergencia, el grupo de jóvenes se vistió y salió rumbo al punto de emergencia, no sabían que rayos era lo que veían sus ojos, eraescalofriante, esa era la palabra con la que podían describir eso.

—¿Quién eres tú? —la voz segura de Hiro se hizo presente, todos estaban alerta, listos para pelear y poner a civiles a salvo—. Habla de una vez.

—No creo que sea correcto hablar de esa forma, ¿Dónde quedó el "Hola, un gusto"?— la voz, a pesar de ser robótica causó el estremecimiento del grupo de héroes—. Por el momento sólo diré que será un gusto trabajar con ustedes, contra ustedes—corrigió—, veo que mi pequeño show los hizo reunirse nuevamente, de saber que con algo tan simple regresarían lo habrá hecho mucho antes.

Una alarma estaba en el cerebro del joven capitán, no vendría nada bueno, ¿Reunirlos?, ¿A qué se refería?

—¿Qué es lo que quieres? —ahora la voz de la coreana resonó, la paciencia se estaba acabando y no era para menos, había una muerte por algo que aún desconocían.

—Digamos que, tengo un cierto odio a los grandes héroes, un rencor muy fuerte desde la última vez que los vi— la voz causaba tensión, además de nervios de alerta.

—Ahora nos va a contar sus traumas—la voz del rubio se escuchó por el transmisor, querían regañarlo por decir cosas de cómics, aunque realmente eso pasó.

—¿Recuerdan ese ataque?, donde casi los grandes héroes mueren, bueno, al parecer a la ciudad sólo les importó que sus héroes siguieran con vida, los civiles que perdieron la vida por la destrucción no importaban, más o menos personas, daba igual ¿o no?, no voy a negar que les agradezco que salvaran la ciudad veces antes, me permitieron conocer a mi hija, pero me la arrebataron muy rápido.

Ahora los jóvenes estaban pálidos, Fred aguantaba sus ganas de volver el estómago, Hiro tuvo todos los recuerdos de la explosión y Tadashi, Honey compartía con Hiro los recuerdos, Wasabi entraba en pánico y Gogo ahora mismo se sentía impotente.
Baymax miró a los chicos, necesitaban atención médica, su presión estaba baja, mucho, el grupo de héroes se podrían desmayar ahí mismo, en ese momento, pero el que hubiese civiles en peligro no se los permitía.

—¿Y el matar a alguien inocente va a ayudar en algo? —la voz retadora del capitán salió fuerte, eso ayudó a su equipo a recuperarse un poco—. No, no lo hará, dañar a personas inocentes no servirá, fue un accidente, esa vez, lamentamos no haber podido salvar a tu hija, hicimos lo posible por salvar la ciudad y a las personas, lamentó mucho no haber hecho lo suficiente, ¡Pero esto no arreglará nada!

Hiro intentó caminar hacia el "robot" ahora sabían que había una persona, un padre o una madre, no sabían aún.

—No es necesaria la empatía, capitán encanto—bien, si había algo que odiaba más que "chino"—. Y ayuda lo suficiente, hasta que de en el blanco correcto.

Eso causó un impulso en los jóvenes a atacar, no, no iba a permitir que nadie más saliera lastimado, Fred junto a minimax se encargaron de evacuar a todos de esa zona, no pondrían en peligro a nadie más.

Chapter 11: Se busca chino

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Pov Miguel

—Oye pinche chino, sube para que hables con...—miré la habitación que estaba vacía, no había nadie, ni el robot adorable—, ¿Qué pedo? —me acerqué mirando unas computadoras raras y metales—. Chale— murmuré viendo que no había ni una notita del más bajo—. Según mamá Cass debería estar aquí abajo, verga—susurré mirando que estaba abierta la entrada—, ¡chino!, si te vas a ir, al menos cierra cabrón, un día te van a robar—murmuré dispuesto a bajar la ¿Puerta? del garaje, pronto vi una explosión que me hizo sentir un escalofrío, debía encontrar a ese chino antes de que algo malo le pasara y en consecuencia a la señorita Cass.

Salí corriendo, mandando un mensaje a mi amigo"distrae a mamá Cass, debo encontrar al chino", tal vez no debería importarme, tal vez no debería entrometerme, pero algo me hacía imposible ignorarlo, tal vez sea algo en el más bajo o evitar ver llorar a la única persona que ha sido cálida conmigo, no lo sabía.

Aunque no iba a perder tiempo en pensarlo, debía encontrar al chino mamón, si algo le pasaba no soportaría ver a la señorita Cass llorar otra vez, y si no era nada grave yo mismo le iba a meter un putazo por pendejo.

Terminé en el centro de la ciudad donde había nuevamente los chicos de disfraces de colores peleando con un robot más grande.

—Debes irte de aquí, está zona no es segura —miré al pequeño robot volador —. ¡Minimax se encargará de patear retaguardias, por la seguridad!

Eso me hizo soltar una risita, pero no podía detenerme.

—Necesito encontrar a alguien —dije nervioso y ver que contra mi venia el chico de armadura morada—, ¡Ah!, puta madre, dolió un chingo —miré a quien estaba en mis brazos—, ¿Oye estás bien?

—Debes irte —su voz me resultó un poco familiar pero lo ignoré— Debes irte, no es seguro estar aquí —antes de siguiera poder decir algo una gran explosión se hizo presente causando que me sintiera aturdido mientras abrazaba a quién tenía en mis brazos en un reflejo, aunque todo fue mucho peor cuando se disipo el humo, una chica estaba muerta frente a mí—. Maldición —la voz del chico me hizo verlo, se veía cansado y a nada de desmayarse.

—Hiro—susurré el nombre del chino y todo se volvió negro.

Fin pov Miguel

Por Hiro
Me giré con sorpresa mirando quién era el joven y reconocer al moreno menor, además, eso no era todo, había dicho mi nombre, ¿Me había reconocido? imposible, además de eso ahora tenía el problema mucho más grande con la persona que estaba bajo la armadura de metal y circuitos.

—Hiro, ¿Qué haremos? —la voz de Honey me hizo salir de mis pensamientos y ver a Miguel.

—No tengo idea...no ahora —susurré por el transmisor y cargar a Miguel, vaya que pesaba—. Ya se me ocurrirá algo chicos, los veo en mi casa en veinte, tengo otra situación—miré a los amigos quienes asintieron, yo me adelantaría y ellos se encargarían de lo que acababa de suceder—. Vamos amigo, hay que llevarlo— dije subiendo a Miguel a Baymax y volar rumbo a casa encerrándonos en el garaje—. Rápido—repetía bajo con nerviosismo quitándome mi armadura y la de Baymax y guardarlo en cajas para esconderlas.

—Hiro, necesitas asistencia médica—la voz de mí amigo me hizo ver al moreno—. Él se encuentra bien, sólo tuvo un desmayo a causa de la impresión, despertará en unos minutos o puedo despertarlo ahora.

—No Baymax, ahora necesito que me ayudes, necesito una buena excusa no sólo para tía Cass, sino también para Miguel—murmure viendo al mexicano acostado en el suelo "joder, hasta así se ve bien"—si alguien pregunta, fuimos a comprar materiales ¿de acuerdo?

Miré a mi amigo quien sólo parpadeo, estaba de mi lado, demonios, ahora debía mantener a salvo a tía Cass, no podía permitir que hubiese más gente inocente lastimada, ya eran dos muertes, ¿A qué se refería?, no quería pensar en eso, pero era necesario, ahora mis trabajos debían pasar a segundo plano, tenía una prioridad mucho más grande.

—Verga mi cabeza —volví mi vista al moreno quien despertaba—, ¿Qué pasó?

—Te desmayaste—murmuré simple mientras Baymax lo escaneaba—, no tienes nada grave, pero fuiste un imbécil al salir, ¿Por qué saliste? y específicamente fuiste hacia las explosiones— mi voz ahora era de enojo, debía evitar otro accidente.

—¡Pues a buscarte pinche chino!—miré sus ojos y quedarme así un rato, eran chocolate, eran profundos y sentía que me perdía en ellos, ¡Control Hamada, Control!—, ¿Dónde estabas?, fui a las explosiones para evitar que algo te pasara pendejo, si algo te pasa la señorita Cass volverá a llorar, no te diré irresponsable porque no puedo decirlo yo, pero por Dios, se cuidadoso—giré a ver a mis amigos quien ahora nos veían.

—¿Te esperamos en el auto o vamos a hablar aquí?— la voz nerviosa de Wasabi me indicaba que debíamos movernos.

—Hiro, hay que irnos—la voz de Gogo me hizo volver mi vista a Miguel.

Su rostro estaba enojado, pero a pesar de eso había algo que no sabía que era.

—Andando —murmuré levantándome y tomar las cajas donde estaban mi traje y el de Baymax —, Miguel, puedes quedarte el tiempo que gustes—dije serio caminando al auto.

—Ni madres cabrón —sentí como la caja de fue al suelo y me arrastraba dentro—. No vas a salir a ninguna parte hasta que hables con tu tía.

—¿Qué te sucede?, déjame en paz, maldita sea tengo cosas que hacer—intenté zafarme de su agarre, maldito, sí que era fuerte—. Hablaré con ella, en otro momento, ahora suéltame, ¡Miguel!

—Ahora te jodes, vas a hacer esto y luego te vas a donde tus patitas quieran —antes de darle cuenta ya estábamos llegando a las escaleras.

Maldición

Fin pov Hiro

Mientras sucedía esa cómica escena entre ambos menores, el resto del equipo se quedó en silencio apreciando todo

—¿Se dan cuenta que es la única persona que ya logrado domar a Hiro?—la voz confundida y asombrada de Wasabi resonó mientras los otros asentían.

—Llevemos esto, Fred, quédate a esperar a Hiro, los vemos ahí—ahora la coreana tomó el mando, debían hacer algo rápido y un mexicano no lo había permitido con la rapidez que querían.

Chapter 12: Galletas de la fortuna

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¿La situación podía ser más incómoda?, no, eso no era posible según el Hamada menor, quien ahora mismo era sujetado por el mayor de los mexicanos, en un abrazo por la espalda, eso ya era mucho para él, no le agradaba estar en esa posición.

—¡Ya suéltame! —en un intento de separarlo terminó siendo más apretado—, no me gusta el contacto físico, ya suéltame—eso resultó, ahora era libre, aunque aún lo sujetaba por la muñeca derecha, eso hizo que rodará los ojos mirando a otro lado—, ¿Dónde está mi tía? —ahora se dirigió a Miguel, quien se había mantenido alejado del más bajo.

—Dijo que iba por algo—murmuró simple mirando a su amigo quien al parecer le encantaba sentir al menor cerca o sólo joderlo, una de dos.

—Perdón chicos, no las encontraba—la sonrisa de la castaña se presentó—, toma Miguel, te veré mañana.

Miguel asintió despidiéndose de su jefa y con una mano revolvió el cabello del más bajo en forma de despedida, mientras Marco besó la mejilla de ambos japo-americanos, eso molesto a el mexicano menor y que decir de los pelos alborotados.

—Eres hombre muerto Marco —susurró el azabache levantándose de la silla rumbo al mayor de los tres jóvenes, aunque fue detenido por la mayor.

—Los veo mañana —ambos chicos se fueron dejando a tía y sobrino en el comedor, en un abrazo por parte de la mujer—, lo siento Hiro, lo siento mucho, de verdad, no debí decir eso, ni siquiera sé porque lo dije, perdón, sabemos ambos que no es verdad, tanto Tadashi cómo yo estamos muy orgullosos de nuestro pequeño Hiro.

El menor se giró mirando a su tía y sonreír, nuevamente esa sonrisa falsa se presentaba.

—Tranquila, lo sé, no te preocupes —la voz del chico hizo a su tía calmarse—, sólo fue por el momento, no debes preocuparte, no tienes por qué disculparte—un beso en la frente a la castaña le ayudó a sentir que todo estaba bien, aunque Hiro no recibió ese beso, o terminaría en lágrimas, un beso en ese lugar en ellos era tranquilidad, algo que Hiro claramente no tenía—. Debo ir con los chicos, hay una emergencia en la empresa—sonrío nuevamente ahora causando una en su tía.

—Claro cariño, cuando regreses hablemos de medidas para ambos, en verdad quiero que estés a salvo Hiro—la caricia en la mejilla de menor hizo que este sintiera ganas de llorar.

—Claro tía Cass, yo también quiero que estés a salvo —con eso ambos se separaron, el menor se encontró a Marco y Fred en ¿un concurso de miradas?— ¿Qué les pasa?—su voz seria hizo que el menor de los mexicanos lo mirara.

—Tu amigo retó a Marco a un concurso sin parpadear, mi amigo siendo el pendejo de medalla olímpica que es, aceptó —eso causó una risa sincera y de burla en el más bajo.

—Amigo acabas de hacer lo imposible, hacer reír a Hiro —la voz del rubio impresionó al menor mirando al chino a su lado quien tenía una sonrisa de niño— ¡Genial, gané! —la voz feliz de Fred hizo que regresara su vista al frente—, Andando Hiro, me dijeron que te esperara.

—Claro, nos vemos —ambos se despidieron dejando a el par de mexicanos parados, aunque eso era lo de menos, ambos héroes necesitaban llegar lo más rápido con su equipo.

-—¿Y a ti que te pasa?— el mayor de los mexicanos habló causando un nervio en su amigo.

—Nada, sólo..., quiero hacerme amigo del chino—murmuró simple—, no se me hace una mala persona, además se ve que oculta mucho—su voz fue suave a la vez que miraba a su amigo.

—En parte me recuerda a ti, cuando no podías hablar de música ni nada y lo guardabas, sólo que lo de él, es más, no sé ¿pesado?, parece que tiene toda la gran muralla china para protegerlo.

—Aunque tiene muchos agujeros—susurró el menor caminando con su amigo—, por cierto ¿ya te comiste tu Danonino del día? —ahora el ambiente había cambiado y regresaba a Miguel molestando a Marco por su altura.

—Ni que fueras un pinche poste para decir eso, ¡Oye! ¡Ven aquí! —ambos mexicanos salieron corriendo con algunas risas rumbo a su hogar de momento, así eran ellos.

....
Por Hiro

Llegamos casi corriendo a la base mirando a mis amigos quienes empezaban a hacer teorías, además de un muro conspiratorio y anotaciones.

—Se tardaron—la voz de Gogo me hizo sonreír—, ¿Qué hacían, pasaron por tacos?

—No, le dije a Hiro y dijo que no —la voz despreocupada de Fred nos hizo verlo.

—Lo siento, bueno ahora ¿Qué tenemos hasta el momento?—miré a mis amigos viendo todo.

—Tenemos que hasta ahora nos odia, todo empezó hace un año y medio cuando fue el ataque de esos androides—la voz de Honey explicando me hacía poner más atención, no sabía por qué, además de las imágenes en la pantalla me hacían buscar cosas en cabeza que ayudaran—, lo que nos dijo es que en ese ataque perdió a su hija.

—Y nos culpa a nosotros por no salvarla— la voz de Wasabi nos hizo sentir culpables de una u otra forma—. Además de eso, no hay muchos informes de niños muertos durante ese ataque, sólo hay informe de cuatro, sabemos que era infante ya que antes dijo que en uno de los ataques anteriores donde habíamos salvado la ciudad le habíamos permitido conocer a su hija. ...

—Entonces la pequeña debía tener dos años o como mucho a punto de cumplir los tres—murmuré sintiendo más culpa.

—Exacto, eso nos reduce a tres pequeños, uno era un chico, las otras dos eran niñas— Wasabi me mostró los archivos—. El problema es que los padres están registrados al igual que los niños, murieron juntos.

—¿Entonces nos mintieron? —la voz de Fred sonaba preocupada.

—Eso, o que no la registró, recuerden, dijo"más o menos personas, daba igual ¿o no?"—la voz de la coreana nos hizo palidecer, si eso era correcto, desde hace tiempo había sido planeado, no dejar ninguna pista para descubrirlo.

—Y no es lo único que me preocupa, también dijo "y ayuda lo suficiente, hasta que de en el blanco correcto"— murmuré abriendo los archivos de las dos muertes recientes, ninguna tenía nada en común con la otra.

—¿Qué quieres decir Hiro? —la voz alarmada de Honey y la mirada del resto de mi equipo me hizo dudar.

—No estoy seguro, pero tal vez quiera que se pague de la misma forma, esas personas no tenían nada en común con la otra para decir que busca un patrón, pero se veían cómo madres...

—Buscará a nuestros familiares, ese es el blanco que busca—Gogo inmediatamente terminó mi idea, todos teníamos la mirada perdida, el miedo y adrenalina de detener a esa persona nos estaba consumiendo.

—Hay que movernos ya —me acerqué a la mesa sacando una imagen digital de toda la ciudad—, haremos un perímetro de seguridad, necesitamos mantener a salvo a las personas, el problema es contra nosotros, no con ellos.

—Pero la única forma en la que pueden llegar a nosotros es por ellos —todos miramos a Fredy quien ahora parecía demasiado serio—, buscará personas al azar, tal vez no sólo se refería a su hija al decir lo de las personas, si no a que no importa a cuantos inocentes dañe.

—Más o menos, daba igual —hablamos a unísono.

En ese momento el mundo se nos venía encima, por primera vez en cinco años, el ser héroes era un título que nos quedaba gigante, estábamos frente a un problema que nuestras mentes no podían resolver, pero como siempre lo íbamos a intentar.

—Creo que tengo una idea —la voz dulce de Honey nos hizo mirarla.

Chapter 13: Deshonrada tu vaca

Chapter Text

Un azabache se encontraba limpiando las mesas con cuidado de no resbalarse, habían limpiado el piso hace poco, era un sábado y lo que más extraño le parecía al joven músico era ver al chino trabajando.

—Miguel, ¿Puedes ayudarme?, por favor— el mencionado se acercó a la cocina tras su jefa mientras el menor seguía acomodando los postres de la cafetería—. Toma, lleva esto y cambia las donas— la sonrisa de niña pequeña causó una en el moreno quien fue a hacer su trabajo quedando al lado de más bajo.

—¿Todos los sábados trabajas aquí?—el más alto intento tener una conversación con el menor quién se veía con la mirada perdida, ¿y como no?, hace dos días habían llegado a una teoría nada bonita y apenas la noche anterior habían encontrado a un joven muerto, el menor no podría soportar tanto—, ¿Estás bien chinito?

—No soy chino, Miguel y lo estoy —miró a el mayor, ambos se quedaron viendo fijamente.

Era una escena un poco cliché, pero seguía siendo un encanto, la diferencia de alturas era muy notoria, eran muy contrarios, la mirada de Hiro era más triste, cansada, con ojeras y una preocupación evidente en sus ojos, mientras que Miguel eran más alegres y pizpiretos, llenos de asombro, ante todo, aunque ahora mismo tenían la preocupación por el más bajo.

Sin importar la diferencia de estos, ambos se encontraban perdidos en el otro, era una sensación agradable, ambos sabían que habían encontrado un punto débil, la mirada del otro no iba a ser fácil de ignorar.

—¿Quieres que yo termine de limpiar las mesas?—Hiro fue el primero en romper ese lindo momento, el mayor deseaba huir, sus mejillas rojas y nervios daban en evidencia que quería alejarse del mexicano, al menos hasta encontrar como evitar perderse en los ojos chocolates del mayor.

—Descuida, ten, yo sigo con las mesas—ambos volvieron a su trabajo inicial—. Por cierto, chino... ¿Podemos ser amigos?

Hiro dejó de acomodar las donas mirando al más alto ¿Hablaba enserio? y además ¿Lo había preguntado?, eso no era algo que él hubiese escuchado antes.

—No veo por qué no —sonrió un poco terminando y caminar a la cocina, estaría ahí ayudando a los desayunos—, ¿No has pensado en conseguir algún ayudante en la cocina? —miré a mi tía quien cocinaba hotcakes —, podría ser de ayuda.

—Tienes razón, tal vez llegue a abrir una vacante, puede ser de ayuda— el menor sintió un beso en la mejilla por parte de su tía y ambos continuaron en lo suyo.

Mientras tanto en la parte de afuera, un mexicano mantenía una gran sonrisa en el rostro mientras terminaba de limpiar las mesas, llevaba ya una semana en el Lucky Cat y podía decir que era el mejor trabajo, las cosas en la Universidad iban de maravilla y no habían chicas locas tras Marco y en consecuencia tras él, lo único que arruinaba al mexicano era la alerta en su mente, las muertes recientes le daban un escalofrío, pero confiaba en que las autoridades y los héroes de la ciudad lo resolverían, así que se concentraba en disfrutar de su nueva y pequeña familia que estaba creando aquí.

—Hiro, Hiro, Hiro, Hiro, Hiro, Hiro, Hiro, ¡ah! Hola Miguel, Hiro, Hiro, Hiro —Un animado o alarmado Fred entró a la cafetería llamando la atención de los tres presentes.

—¿Qué pasa Fred? —el más bajo de todos salió de la cocina leyendo el celular del rubio, su rostro cambio por completo alarmando al mexicano—, Iré por Baymax.

—¿Sucede algo malo Hiro? —la voz de la castaña hizo que los tres voltearan a verla, aunque un mexicano también quería enterarse.

—No, nada malo tía, sólo un accidente —murmuró el Hamada menor subiendo por Baymax.

—Hubo una situación en la empresa, nos necesitan ahora mismo, ya sabe que somos los seis, siempre —la voz de Fred era nerviosa y al mismo tiempo divertida.

—Entonces todo bien, pero Hiro, deberás pagarme trabajando aquí en cuanto regreses—la amenaza de la castaña causó una risa nerviosa en el menor quien sólo asintió saliendo de ahí junto a los otros dos.

—¿Empresa?—el menor preguntó a su jefa quien sólo sonrió.

—Él y sus amigos son unos genios, realmente, crearon una mini empresa donde producen robots y sistemas de seguridad, además de asistencia médica como Baymax, pero más de programa, no robots —explicó la castaña —, ellos han cambiado para bien esta ciudad, por eso me preocupa más Hiro, además de ser un estudiante super genio, ahora también es empresario y reconocido, me asusta que alguien lo llegue a lastimar por algún proyecto —murmuró la castaña causando un gran nudo en la garganta del menor.

—¿Qué es lo que estudia Hiro? —la voz del latino la hizo salir de su pensamiento y sonreír de nuevo.

—Ahora mismo, está a unos meses de terminar su doctorado— eso fue una impresión para el mexicano, ahora en su mente las preguntas sobre el doctorado y la edad del chico, le intrigaba.

—¿Qué edad tiene? —claramente no se podía quedar con la duda, no señor.

—Tiene diecinueve—la sonrisa se hizo más grande—, iré a apresurarme, por favor, Miguel, cambia el letrero, el Lucky Cat ya está abierto—habló emocionada la castaña entrando a la cocina, eso mientras el moreno procesaba la información y atendiendo a lo pedido, ¿Hiro era mayor que él?, por alguna razón pensaba que era de último grado de preparatoria o su primer año de Universidad cómo él, realmente no esperaba eso.

—Chale...—susurró para sí mismo pensando, entonces Hiro debía tener muchos amigos increíbles como él, cómo los chicos con quienes siempre lo veía, y él sólo un músico—, súper chale.

Mientras tanto en el otro lado de la ciudad miraban atentos la pantalla, el grupo de héroes no sabían si ir o no, aunque quisieran evitar otro incidente no sería posible, quien sea que estuviese bajo esa armadura sabía hacerlo de una forma perfecta sin dejar pistas, eso los frustraba.

—¿Crees que funcionará Honey?—la voz del rubio sonaba nerviosa, asustada en realidad.

—No tenemos muchas opciones, si investigamos con los trajes será más como amenaza, si lo hacemos desde civiles podemos tener más información.

—Además, podemos abarcar a más personas y tener el control de...espera, ¿Baymax escaneaste al sujeto?— ahora mismo el menor se sentía como un gran imbécil, podían hacer lo mismo que con Callaghan.

—Estoy programado para escanear la salud de todos —murmuró el robot mostrando en la pantalla—, pero la armadura interfiere con mis sensores de escaneo

—Demasiado hermoso y fácil para ser verdad —susurró el menor —intentaré hacer el sensor de Baymax más fuerte ante su armadura, si conseguimos, aunque sea un dato podemos reducir posibilidades.

—Debemos intentar lo que sea —murmuró la coreana recargándose en el mayor de la habitación, Hiro aún le sacaría información, sí que sí.

—Bueno amigo, vamos a hacerte unas mejoras—sonrió el menor llevándose a su amigo a su laboratorio empezando con su trabajo

Mientras en la "sala de juntas" de la base, los demás chicos miraban preocupados por donde se fue el menor.

—¿Alguien más nota que cada vez está peor? —la voz preocupada y triste de Honey los hizo verla—. Por más que intente esconderse, sé que aún le duelen muchas cosas y me asusta.

—El día del garaje, lo escuché reír, de una forma sincera —eso asombro al resto del equipo, al ver que lo miraban el rubio continuo—. Estaba haciendo un concurso de miradas con Marco, creo que es el hermano de Miguel, el chico que domo a Hiro, entonces Miguel le dijo algo a Hiro y rió—sonrió al recordarlo—, extraño eso.

—Cuando Hiro iba mejorando, cuando todo parecía que encontraba paz, todo se volvió a peor y ahora no nos dice nada, ni siquiera Baymax nos dice nada sobre Hiro —la coreana se molestaba, Hiro era el hermano menor de todos los chicos, se sentían con un impulso de cuidarlo, cómo si Tadashi se los hubiese encargado.

—Debemos ayudar a Hiro, aún más, ser más insistentes, aún no se ve tan mal como cuando pasó el accidente, tal vez aún podamos hacer lo mismo que antes—la voz de Wasabi intentaba sonar razonable—. Aún se ve estable, podemos aún.

Los cuatro chicos de miraron, necesitaban mejorar un poco el ánimo del Hamada menor, sabían que principalmente este tema no era fácil para él, menos con la situación que tenían sobre sus hombros como los héroes de la ciudad, pero lo iban a lograr.

Pov Miguel

—¿De esta forma? —miré a la señorita Cass quién me enseñaba a hacer figuritas en el café—, el mío no creo que sea un gato, ni egipcio—murmuré suspirando y ver al chino entrar—. Hola chinito.

—Hola y que no soy chino—murmuró enojado subiendo a dejar al robot adorable qué ahora mismo no tenía aire y parecía que estaba borracho—. Listo, ¿En que necesitas ayuda tía Cass?

—Por el momento no hay muchos clientes así que le enseño a Miguel a hacer figuritas, ¿Quieres practicar?— miré al chino quien sólo negó

—No quiero que vean mis monstruos en intento de animales adorables—eso me hizo reír un poco y pronto ver sus mejillas rojas—, no me quiero humillar, gracias.

Devolví mi mirada al café y tomarlo para dárselo

—No te puedes humillar más que yo —miré su rostro que tenía con una pequeña pero tierna sonrisa.

—Créeme que, si puedo, me encantaría decirlo por competir, pero tristemente no lo es, soy muy malo en esto —miré sus ojos y quedarme así un rato—, b-bueno, ¿ya está todo listo para la cena? —su voz nerviosa me hizo sentir raro así que deje de verlo y ver a la puerta, pero es que miren, ¡Qué linda perilla!

—Sí, así que no te preocupes—la voz de la señorita Cass me hizo verlo de reojo—, Oh cierto, Hiro, me gustó la idea que me diste, ¿Puedes hacer volantes de que se busca vacante?— miré a la señorita Cass con duda.

—Si, ¿Algo en específico que necesiten o sólo para auxiliar?—ahora mismo no entendía nada.

—Un buen cocinero, es todo lo que necesito—solté un suspiro de alivio, no perdería mi trabajo—, Bueno chicos, beban el café, mientras iré a picar fruta, antes de que vengan por la cena.

Había descubierto que había momentos en específico donde había más gente, al parecer eran salidas de escuelas, tiempo de comida en los trabajos o simplemente cenas familiares.

—Te pasaste sólo un poco de azúcar —me giré mirando al chino de nariz bonita—, ¿Qué?

—Nada, perdón, no seguí las indicaciones de mamá Cass —miré atento al más bajo quien aún bebía el café que le había dado.

—¿Mamá Cass? —miré sus ojos volviendo a sentir raro así que bebí mi café.

—Simón, en México, de donde vengo, es común decir papá o mamá a las personas que amas o tienes cariño, con las que creas un lazo familiar o son tu familia, al menos en mi pueblo así es.

—¿Cómo se llama?... tu pueblo—miré su carita, se parecía tanto a la señorita Cass con esa expresión de curiosidad.

—Santa Cecilia —murmuré recordando—, es bastante pequeño y muy tradicional —conté volviendo mi vista a la puerta.

—¿Fue difícil? ya sabes, el irte a otro lugar, donde no conocías a nadie y dejar todo lo que conocías —me quedé pensando un momento ¿había sido difícil? no mames, claro que sí, pero ¿realmente lo difícil fue dejar todo atrás?—, ¿Miguel? ¿Te encuentras bien?

—¿Qué?, ¡ah!, si, bueno fue difícil, claro, ahí crecí y pase una que otra cosa diferente—sonreí recordando mi visita a la tierra de los muertos—, pero al final vine a cumplir mi sueño, estoy estudiando justo donde quería, me esforcé mucho y lo estoy logrando, aún con mi familia lejos— miré de nuevo al chinito a mi lado y sonreír—, Estoy conociendo nuevas personas, creando una nueva familia, estoy con mi mejor amigo, ambos estamos juntos, somos casi hermanos y estoy buscando salir adelante— noté el cambio en su rostro preocupándome—, ¿Estás bien Hiro?

—Si, lo estoy—ninguno volvió a decir nada, estaba seguro de que en algo que había dicho la había cagado, no sé dónde, pero la había cagado.

Chapter 14: Familia nueva

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Pov Hiro
Habían pasado dos días desde mi última platica con Miguel, después de lo último ambos nos separamos y seguimos trabajando, el domingo me encontraba en la base perfeccionando las armaduras y el escáner de Baymax, no iba a mentir que me sentía agotado tanto física como mentalmente, no habíamos salido a patrullar y no había ninguna muerte, eso me calma a un poco, pero no precisamente me tenía despreocupado.

Los chicos y yo seguimos intentando buscar información y tener mínimo una pista de quien era el causante de todo esto, no había vuelto a casa, pero ahora respondía los mensajes de mi tía más que por mí, por ella, así yo estaba tranquilo de que ella estuviese a salvo.

—Hola chino, no mames das asco —miré al estúpido que menos quería ver—, no mames, ¿Quieres que vayamos por una leche de chocolate al menos?

—Descuida Marco, estoy bien —suspiré volviendo a caminar y ver que el hacía lo mismo, pero a mi lado—, ¿Me irás a dejar hasta mi Universidad? —pregunté mirando al mejor amigo de Miguel.

—Tal vez, al menos tendré una excusa de porque llegue tarde, además más tiempo para que Miguel este con esas chicas— miré de reojo sintiendo mi ceño fruncido—, ¿Estás celoso chino?

—No seas imbécil, claro que no—respondí mirando al frente nuevamente—, ¿Lo estás obligando a conocer chicas?

—Desde que estábamos en México, pero no es tan fácil que Miguel les de una oportunidad—su suspiro me hizo mirarlo—, pero no me voy a rendir, estamos en otro país, gente nueva, debe tener mínimo un amor pasajero aquí, pero parece más necio que mamá Elena cuando le dijimos del estudio

—¿Mamá Elena?—pregunté curioso, por alguna razón me gustaba escuchar a ambos mexicanos, historias completamente diferentes a las mías, por ende, me sentía como un niño al que le contaban un cuento.

—Es la abuelita de Miguel, pero pues con los lazos de cariño también mía, es muy buena persona, pero cuando se enoja te da con la chancla y tiene buena puntería—contó mientras soltaba una risa.

—¿Chancla? —ladee mi cabeza sin entender—, no entiendo, de verdad.

—Hum...Miguel trajo las suyas, dame tu teléfono celular y te mandaré foto—me sentí confundido, mi rostro era la clara imagen de burla y duda—, vamos, no le daré tú número a nadie chinito.

—Qué no soy chino, dame tu celular—cuando lo recibí anoté mi celular y devolverlo—, no es necesario que me vayas a dejar hasta mi Universidad, mejor vete, o Miguel te va a matar—sonreí caminando dentro del tecnológico, mis clases me aburrían, pero sólo unos meses más y terminaría todo este martirio.

.....

Salí tranquilo, realmente no quería que llegara, vaya, por primera vez en mi vida no quería salir de clases, ¿Qué había hecho que cambiara mi opinión?, sencillo, una animada Honey pidiéndome acompañarla a diferentes universidades a hacer encuestas de algo que no entendí.

—¡Hiro! —miré a mi amiga y suspirar, traía tenis en lugar de zapatos altos, ¿qué significaba?, mucho, mucho que caminar—. Vamos, quiero acabar con esto hoy—sonrió dándome una bolsa de papel con comida, esta chica si sabía cómo convencerme.

—¿Dónde empezamos? —sonreí sacando el jugo y guardar el resto en mi mochila.

—Iremos a la de medicina primero, es la más cercana, luego iremos a filosofía, arquitectura, Leyes y por último la de artes —sonrió, ahora mismo me arrepentí de aceptar.

—Hay que darnos prisa, quiero llegar a dormir esta noche—sonreí caminando con ella, ¿Podría huir aún?, no estaba seguro de sentirme cómodo con la situación y lo que haríamos .

—Oye Hiro..., quisiera preguntar algo ¿puedo?— miré a Honey asintiendo, un suspiro salió de sus labios, por alguna razón creo que sé a dónde va esto—, ¿Quieres decirme qué sucede? —y ahí estaba—, han pasado muchas cosas, lo sé, pero me encantaría, de verdad, lo digo en serio, poder ayudarte, mírame Hiro— ambos nos detuvimos en la mitad del camino, ahora mismo no había nadie, ¿por qué a mí? —. Sé que es difícil para ti, mucho más de lo que es para cualquiera de nosotros que compartió un lazo con Tadashi, pero, mírame Hiro—no podía sostener la mirada, me concentre en beber mi jugo, no quería llorar—. Ven —susurró abrazándome, me aferre a ella—, no estás sólo Hiro, nunca lo has estado —sentí suaves caricias en mi espalda.

—¿Las caricias lo aprendiste de él? —susurré sonriendo un poco, eso hacía Tadashi cuando lloraba.

—Si, me apoyo muchas veces —murmuró abrazándome más fuerte—, lo siento Hiro, por no poder hacer mucho cuando debí hacerlo y lamento más no haberte protegido— me separé un poco mirando su sonrisa y ojos tristes—, perdóname Hiro.

Ahora mismo mi mente estaba en blanco, ¿qué sucedía?, no estaba entendiendo, me senté el pasto que estaba cerca y ella lo hizo a mi lado.

—¿Por...por qué te disculpas? —dije en un hilo de voz mirando al suelo.

—Por no darme cuenta de que estabas sufriendo más de lo que aparentas Hiro —miré a otro lado y luego regresar mi vista a ella.

—¿Le dirás a los demás? —susurré temeroso, no quería ser débil para ellos, no quería molestarles, mucho menos darles lastima.

—Sólo si me lo permites o que hagas algo muy tonto que requiera que intervengamos —miré al suelo, ella hacía lo mismo—, quiero ayudarte Hiro..., eres mi familia—sentí una opresión en mi corazón al escuchar eso—. Yo no soy de aquí, pero tanto Tadashi cómo los demás chicos se volvieron mi familia, tú también te volviste mi hermanito menor —miré al suelo, las palabras de Miguel me vinieron a la mente "estoy conociendo nuevas personas, creando una nueva familia"—. Puede que no sean de sangre, pero como dicen los amigos son la única familia que eliges —sonrió y causó una en mí, una sincera.

—Mi hermano estaba enamorado de ti —susurré y luego caí en cuenta, ¡Hiro Hamada eres el ser más imbécil de todo el mundo!

Miré a Honey quién ahora lloraba y sonreía.

—Ojalá hubiese sabido que era correspondido —miré a la chica a mi lado y abrazarla—. Hiro...

—Lo siento, no debí decirlo —susurré abrazándola con fuerza y ella hacía lo mismo.

—Dijiste lo que necesitaba escuchar—su sonrisa me calmo un poco—, aunque Hiro, debemos aprender a dejarlo ir— su susurro me hizo sentir un vuelco en nuevamente sintiendo mis lágrimas caer, estaba llorando frente a alguien, peor, frente a Honey—. Tranquilo, llora todo lo que necesites, no te voy a soltar ni dejar solo—su voz me relajo, me permití llorar, llorar mucho, iba a lavar el suéter de Honey, pero mientras tanto, lloraba, sentía un peso muy grande el cual poco a poco se fue esfumando.

—Honey..., no puedo dejarlo ir—susurré aferrado a la chica, como lo hacía con mi Hermano—, no puedo.

—No te pido que lo olvides Hiro, nadie nunca va a olvidarlo, lo que si te pido, es que no pierdas tus momentos pensando en el "qué hubiera pasado si Tadashi" —miré nuevamente al suelo, aunque sólo veía mi ropa y la de Honey—, Hiro Hamada, eres el chico más increíble e inteligente de toda la ciudad, naciste con un don increíble, has hecho cosas maravillosas y has cumplido el legado y sueño de Tadashi, ayudar a las personas.

—Todos lo hemos hecho, los grandes héroes...—sentí su dedo acariciar mi espalda y dar círculos.

—No existirían por ti, no seguirían por ti, no estaríamos si no tuvieras la seguridad de cumplir el objetivo de Tadashi —alcé mi rostro mirando su sonrisa, me separé un poco limpiando mi rostro —. Tú eres nuestro núcleo Hiro y lamentamos mucho no notar desde un inicio que estabas mal, muy mal.

—No es su culpa...al final...—miré con duda el suelo ¿Me iba a sincerar?—, al final no es su responsabilidad, pero estoy bien, de verdad—sonreí, aunque era una mueca en realidad.

—Hiro Hamada, no me mientas, oh te congelaré vestido de capitán encanto y dejaré que Karmi te bese— esa sí que era una amenaza.

—No hagas eso, con suerte me la despegó siendo yo civil—murmuré frustrado—, sólo que siento que soy una carga para ustedes eso es todo— expliqué, no era mentira, pero no era del todo verdad.

—Nunca lo ha sido, nunca lo serás, somos una familia, nos apoyamos mutuamente—sentí que revolvía mi cabello en un gesto cálido.

Chapter 15: Barrera baja

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—Regresé— entré a la cafetería mirando a Miguel—, ¿No deberías estar en la escuela?—murmuré curioso.

—Bueno, tuve un evento en la mañana, así que se puede decir que por hoy invertí mi turno, ¿y tú? no has venido a dormir chino, ahora quiero que vayas a dormir—miré con gracia su intento de verse serio, pero por favor, ¡trae el mandil rosa!

—Claro señora Nesbitt —sonreí burlón y ver sus mejillas rojas, en eso me sentí nervioso—, ¿dónde... dónde está la tía Cass? —murmuré intentando ignorar mis nervios.

—Está haciendo una entrevista de trabajo a la vacante..., pero se veía un poco nerviosa— su voz me alarmó, así que básicamente le aventé mi mochila a Miguel y subí a ver a mi tía, realmente no logré pasar de la entrada, sentí que mi mundo giró por completo, quería vomitar, no sabía si me iba a desmayar, seguro sí, Baymax estaba en la base, me arrepentía de no haberlo traído conmigo, debí haberlo traído.

—¿Ta-Tadashi? —susurré bajito y ver que mi tía me miraba, su expresión, no sabía cómo tomarla, como descifrarla.

El chico se dio vuelta, quería llorar ahí mismo, no, no era mi hermano, pero al verlo de alguna forma mi cerebro creía que era él, el chico se levantó y se acercó a mí, era casi igual que mi hermano, a excepción de su mirada, era como Marco con Miguel.

—Soy Kyle, Kyke Takachiho —su voz no era igual a la de Tadashi, eso me dio algo de felicidad—, un gusto —estreché su mano, no sabía que sucedía, mi cerebro no funcionaba como debía.

—El ocupará la vacante de cocinero—la voz de mi tía me sacó de mis pensamientos y me separé —. ¿Todo bien Hiro?

Claro que no, había una persona idéntica a mi hermano, era un golpe muy bajo para un momento sensible, ¡hace apenas unas horas había llorado!

—SÍ, sólo vine por unas hojas, debo volver al trabajo, un gusto—murmuré corriendo a mi cuarto y tomar ropa, unos papeles y recordar que mi mochila se la dejé a Miguel—. Mierda...—susurré para mí y correr abajo—. Miguel, mi mochila.

—Al lado de la mía—respondió sin mirarme, fui donde dijo tomándola, saliendo corriendo hacia arriba y guardar mis cosas, necesitaba alejarme.

—Chicos, los veo en la base, no tarden—mandé mi mensaje de voz y correr, no me sentía bien.

....
—Déjame ver si entendí, ¿hay un chico en tu casa, que va a trabajar como cocinero, que es exactamente igual a Tadashi?—la voz de Fred me resultaba incluso molesta, no debía remarcar los hechos.

—Si, salvo por su mirada, Tadashi tenía la mirada dulce, él la tiene seria, pero supongo que si en algún momento la suaviza podré ver a mi hermano y ¡ahhhhhhg!— azoté mi cabeza contra la mesa, sí, lo admito había dolido demasiado, pero era lo que menos sentía ahora.

—¿Hiro?, en la escala del uno al diez, ¿Cómo calificarías tu dolor?— la voz de Baymax me hizo ver de nuevo al frente.

—¿Físico o emocional?—suspiré levantándome y quitarme mi sudadera, amarrándola a mi cintura, no sabía que pensar ahora.

—¿Hiro, estás bien?—sí, fue de las preguntas más estúpidas del día.

—No estoy seguro..., estoy confundido y no sé, siento pánico—murmuré volviendo a sentarme y ver a Honey buscando apoyo—. ¿Volvemos al tema inicial?, necesito olvidarme ahora del tal Kyle.

Mis amigos no dijeron nada, supongo que hablaban con sólo verse, luego imágenes aparecieron mostrando todo.

—Bien, hasta ahora tenemos esto de información, no es mucha, pero ya tenemos por dónde empezar —Gogo empezó a hablar, quería terminar con esto rápido.

Fin pov Hiro

....

—A chinga, a chinga—un azabache se encontraba buscando su sudadera roja, no hacía frío, pero recordaba haberla dejado junto a su mochila—madres..., ¿la habré dejado en la universidad? según yo si la traje—el menor hablaba consigo mismo mientras buscaba la sudadera roja típica de él.

—¡Migueeeeeeeeel!— el mexicano mayor entró mirando a su mejor amigo— ¿Y ahora tú?—preguntó viendo a su amigo que buscaba un poco desesperado su sudadera.

—No encuentro mi sudadera, según yo si la traje, pero no está— el mexicano hacía puchero intentando recordar.

—Ya estás muy grandecito para perder una sudadera, no mames...—antes de terminar el mexicano mayor se quedó un poco congelado al ver al chino mayor—, no mames, ¿desde cuándo hay otro chino? —murmuró bajo para su amigo.

—Es Kyle, trabaja aquí, está a cargo de la cocina ¿Y dónde está mi sudadera?—habló un irritado moreno buscando.

—¿Pasa algo Miguel?—la señorita Cass se hizo presente, una mirada preocupada acompañaba a la mayor. Había notado la aura desesperada del moreno.

—El niño perdió su sudadera —habló con simpleza Marco mientras el mencionado hacía puchero.

—¿Una roja con gorro?—preguntó el asiático mayor, un mexicano sonrió emocionado y con ojos brillantes.

—¡Si, esa mera!, ¿Dónde está? —preguntó un emocionado mexicano, tal vez la dejo en otro lado y no se había dado cuenta por lo despistado y pendejo que es.

—¿No es la que se llevó Hiro puesta?—la cara del mexicano cambió totalmente a confundido, avergonzado y emputado.

Mientras que Marco evitaba reírse, Kyle no entendía y la señorita Cass se emocionaba.

—¡Puto chino pendejo!—habló enojado cruzándose de brazos—, al menos pídela para la otra cabrón.

—¡JAJAJA! y el wey decía que no estaba celoso—la risa escandalosa de Marco hizo que el brillo en los ojos de la mujer mayor se hiciera más notorio, la confusión en el rostro del asiático aumentó y mientras el enojo del mexicano había desaparecido siendo remplazado por un sonrojo y nervios—, Ay Miguel, tal vez tú no quieres novia, pero hay un chino que ya te quiere amarrar— de nuevo la risa del mexicano mayor puso más nervioso al más joven .

Debía ser una equivocación, él no podía gustarle al chino ¿o sí?.

Chapter 16: No gracias joven

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Pov Hiro

—No tenemos nada —dije frustrado mirando lo que había en la mesa, mis amigos estaban igual que yo, ni siquiera sabíamos a quién o qué nos enfrentábamos.

—Los niveles de estrés que presentan son altos, recomiendo descanso y ejercicios para despejar la mente— la voz robótica nos hizo suspirar, tal vez tenía razón, descansar y luego volver a pensar.

—Opino que es mejor irnos a nuestras casas, mañana después de la universidad podemos tomar esto otra vez —un bostezo salió de los labios de Wasabi contagiándome ¿Qué hora era?, miré mi celular, era la 1:07 a.m.—, andando chicos, los llevaré, principalmente a ti Hiro.

Me coloque mi sudadera y notar algo, me quedaba grande, muy grande, olía diferente y era cálida, más de lo que debía ser una sudadera, mire atento y ver que en efecto no era mía.

"Oh no"

—¿A quién le robaste la sudadera Hamada?—la voz burlona de Gogo me hizo sentir nervios, ¿En qué momento la había tomado?, ¿Dónde estaba la mía? y más importante ¡¿De quién era está sudadera?!

—¿Me creerás si te digo que no se? —murmuré colocándome el gorro de la sudadera y caminar con ellos fuera, sea como sea, disfrutaría la calidez de esta prenda, luego si nadie la reclamaba se volvería mía.

.....
—Llegamos— entré con Baymax , era de madrugada, así que la tía Cass debía estar dormida, vaya mi sorpresa es verla en la cocina junto al clon de mi hermano y a dos mexicanos dormidos en el sillón "oh mierda", ya recordaba de quien era está sudadera y no había sido intencional—, ¿Qué hacen despiertos tan..tarde?, ¿tarde?—miré la hora y aún no daban las dos, podría dormir al menos tres horas y cachito si dormía ya.

—Bueno, estábamos practicando recetas, creo que se nos pasó un poco el tiempo—miré a mi tía quien sonreía, oh esperen, conocía esa sonrisa ,no, no, no y nuevamente no—. Te ves lindo con la sudadera de Miguel puesta—sentí toda mi cara caliente y apostaba que estaba roja, mierda, no volvería a usar sudaderas, me aseguraría de siempre usar la mía y no confundirme otra vez.

—N-no es lo que parece —dije nervioso y serio—, bueno, me iré a dormir — dije como escape, bostezando, quitándome la sudadera y tapar al mexicano a quien le correspondía, con esta—, buenas noches—subí las escaleras encerrándome—. Eres hombre muerto Hamada— susurré para mí y acostarme escuchando a Baymax entrar al cuarto y entrar en su estación, luego de eso quedé profundamente dormido.

....

—Voy tarde, tarde —murmuré entrando al baño y ducharme lo más rápido posible, tenía una exposición, de la cual ¿debía decir que no estudié nada?, corrí de regreso a mi cuarto vistiéndome y colocarme ahora si mi sudadera de siempre, corriendo abajo mirando a todos los presentes desayunar—. ¡Me voy, los veo después!—salí corriendo ignorando las voces de si iba a comer algo, principalmente ignorando la mirada del mexicano menor, más con lo que había pasado por accidente ayer, corrí lo más rápido que mis piernas dieron y llegar a mi salón a tiempo—. ¡Lo logré!— festejé sentándome y recargarme en mi mesa.

—¿Qué te sucede Hiro?—miré a Karmi y negar—, ¿seguro?, déjame adivinar, te quedaste dormido de nuevo— asentí mirando al frente.

—¿De qué es nuestra exposición?—miré a mi amiga y escuchar su "no es posible".

Fin pov Hiro

Pov Miguel
Después de ver a Hiro correr me quedó una inquietud, realmente pensé que no volvería a recuperar mi sudadera, y él me la había regresado, aunque ahora tenía un ligero aroma a él, no sabía si eso me agradaba o me incomodaba, posiblemente lo segundo.

—¿Listos chicos?—miré a la señorita Cass y asentir, tanto Kyle cómo yo bajamos a abrir el café, yo limpiaba y arreglaba junto a la señorita Cass y Kyle preparaba los desayunos, si era más fácil así—. Se paciente con Hiro, por favor —miré a mi jefa quien se fue sin más ¿A qué se refería?, en eso el recuerdo de lo que dijo Marco vino a mi mente.

—No, no, no—me giré buscando a mi jefa, aunque ya no estaba. El chino y yo no podíamos tener nada, y claramente no lo íbamos a tener, eramos un intento de amigos, sólo eso, además confiaba en que hubiese sido un error lo de la sudadera o por las prisas del chino, pero no más que eso.

—Miguel, tengo ensayo, te veo en la escuela, hasta luego mamá Cass, gracias por todo —mi amigo se despidió de la señorita y luego entró a la cocina, supongo a despedirse o a joder al otro chino.

Terminé de limpiar las mesas y abrir el café, mientras esperábamos clientes pusimos las noticias, no había nada que hacer mientras tanto, salvo Kyle, así que al menos sabíamos que pasaba en la ciudad.

Después de unos minutos el café se empezó a llenar, empecé a llevar órdenes y entregar cafés para llevar, mientras la señorita Cass se encargaba de hacer caras de animalitos en los cafés.

El día iba demasiado aburrido, no había muchos clientes, la ciudad estaba tranquila y eso era bueno para mí, Marco no me había enviado señales de ayuda y no habían mencionado al chino nuevamente en los últimos quince minutos, de hecho, no me había vuelto a poner la sudadera desde que descubrí que tenía un poco del olor a él, me sentía ligeramente incómodo.

—Miguel, ¿puedes ayudar a Kyle a picar? —asentí entrando a la cocina y hacer lo que él me dijo, quería hablar con él, pero su mirada no me lo permitía, realmente sentía que me iba a golpear si lo fastidiaba y en eso mis amigos, era un experto.

—¿Qué eres de Hiro? —me giré mirando al chino más alto, ¿En serio? ¿Otra vez el tema?

Si seguían diciendo a cada ratito eso hasta yo mismo iba a dudar si el chino sentía algo por mí, que insisto no iba a pasar.

—Nada...sólo amigos, o estamos en un intento de —murmuré picando los jitomates y pasarlos a otro recipiente.

—Ya veo, creí que eran algo más, por lo que todos dicen —miré nuevamente al chino y apuesto que mi cara era de "no mames" porque realmente quería expresar eso.

—No, no lo somos ni lo seremos, además de que ni siquiera nos conocemos —dije recordando al chino, realmente parecía que nunca dormía, tenía ojeras enormes, no sonreía casi, su humor era de la mierda, su actitud altanera, despreocupado, no tenía cuidado alguno, ¿En serio a mí me podría gustar alguien así?, respuesta definitiva ¡No!—. Ni siquiera me podría llegar a gustar, es todo lo que no busco en una persona.

—Creo que eres muy infantil, ¿Qué edad tienes?—miré de nuevo el cuchillo y volver a picar.

—Tengo diecisiete —murmuré picando ¿infantil yo?, claro que no, estaba madurando en un mundo diferente al que conocía, otra ciudad, otro país, otras personas, era todo menos infantil.

—Eso lo explica, tienes expectativas de una persona perfecta, algo que según tú debe tener lo correcto—seguí picando mientras escuchaba atento—, pero nadie es perfecto, mucho menos cumplirán las expectativas de una persona perfecta, sin errores, buena en todo y destacada, con un carisma y actitud de ensueño, eso no existe, sólo conoce a las personas que tienes en frente y ya, se paciente—esa frase volví a repetirse en el día—. Tal vez Hiro si actúe muy infantil para su edad, pero nació con un don increíble, no ha pasado nada, no ha renunciado a nada, ¿pero eso implica que no lo vas a conocer?

—Me perdí ya —lo miré confundido y sólo escuché su suspiro.

—Sólo aprende a conocer, es todo —volvió a su semblante serio y ninguno habló, ahora me sentía más confundido.

¿Qué pedo? ¿De a huevo me querían con el chino?, no mamen, suficiente tenía con las morras con las que Marco me dejaba, que por cierto debía cambiar mi número telefónico gracias a eso.

Chapter 17: Hermanos

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—Maldición —el Hamada menor terminó herido en el suelo, sí, el investigar como civiles no había resultado del todo bien, el separarse terminó por hacer que su idea fuera más estúpida.

—Necesitarás más que los puños, jovencito— un nuevo golpe había sido proporcionado al rostro del menor, si, ahora ya no sabía cómo decirle a su tía—. Los grandes héroes, son sólo riquillos jugando a ser héroes, no sé qué estás buscando, pero puedo hacer que haya una nueva muerte en la ciudad.

¿Eso era una pista?, posiblemente, era la primera persona que se ponía tan agresivo, además de eso, ¡mencionó las muertes!, agradecía haber puesto un escáner en su ropa, al igual que a sus amigos.

—¿No hablaras mocoso?, ¿Qué tienes con esos héroes y por qué preguntas?—la voz del mayor y otro golpe dejaron pronto al azabache sin aire.

—Sólo...sólo es una encuesta..., para mi escuela..., es un trabajo escolar...—intentó excusarse, necesitaba alejarse, sentía la presencia de miedo en él, además de que necesitaba recuperar aire.

—Sólo pon en tu trabajo que los grandes héroes no son más que una bola de ineptos—el mayor se fue dejando al más joven en el suelo adolorido, no sabía cómo iba a regresar a casa o a la base en ese estado, estaba tentado a marcar al mexicano mayor ya que de una u otra forma, sentía que él no lo delataría ni le daría un sermón.

—¿Estás bien? —el más joven alzó el rostro mirando a quien menos esperaba y de alguna forma menos deseaba—. Ven, déjame ayudarte—el azabache mayor cargó al más joven de forma nupcial, llevándolo así—, mi casa está cerca, andando.

—¿Ya cerraron el café, Kyle?—su voz era débil, claro, después de los golpes apenas estaba recuperando el aire.

—Hace unos minutos, pero por favor, dime ¿Qué demonios te pasó? —la mirada del mayor estaba entre duda, enojo y preocupación, vaya tormento al recordar a su hermano con las robot-peleas—. ¿No me dirás?

El más bajo se encontraba sin fuerza física para bajar de los brazos del mayor, mucho menos para correr, necesitaba una buena excusa y ya.

Ambos llegaron a la casa del más alto, quien después de asegurarse de cerrar bien la puerta dejó al más joven en el sofá mientras preparaba algo que calmara al menor y así mismo.

—Ten, te ayudará, ¿Me dejas revisar las heridas? —la voz era seria, ¿Cómo decía todo con esa expresión?

—Claro y gracias —el más bajo a pesar de no querer estar ahí, el saber que no era Tadashi y, sobre todo, no meter a nadie más en este problema, se sentía débil, como si toda su barrera fuese de aire y polvo, no sabía el porqué, pero ese chico idéntico a su hermano la estaba traspasando.

El mayor fue por un botiquín mientras el más joven se retiraba su sudadera y playera, su piel pálida ahora estaba acompañada de varios hematomas morados y verdosos, además de líneas rojas y pequeños rastros de sangre.

¿Y qué decir de su cara?, paso de ojerosa a ojerosa con golpes y rasguños, además del labio roto.

—Maldición Hamada, ¿Qué rayos pasó? —la voz ahora enojada del mayor hizo que la barrera casi destrozada de Hiro, tuviese una grieta más—. No te pido que me digas nada que no quieras o sobre ti o la razón, pero al menos dime ¿Qué rayos te pasó?

La mirada del más bajo se perdió por un momento, sus pensamientos, recuerdos, no era su hermano, no, no lo era, pero algo en él lo hacía sentir así.

—Realizaba una encuesta para un trabajo escolar...le pregunté a un tipo si podía ayudarme, aceptó, pero cuando pregunté algo que al parecer a él no le agradó comenzó a golpearme—no era mentira pero no era del todo verdad, claro que no le iba a decir que investigaba para tener más información para atrapar al asesino de la ciudad, claro que no.

—Maldito bastardo —el lenguaje era grosero, algo que sorprendió al más bajo, otra diferencia entre Tadashi y Kyle.—, ¿Sobre qué le preguntaste? —exigió el más alto, necesitaba saber, odiaba que sucedieron ese tipo de cosas, odiaba que la gente sufriera por culpa de otros, que hubiera abusos o situaciones como la que el menor estaba pasando—, ¿y bien?

—Sobre los grandes héroes—después de esa frase el lugar se quedó en silencio, sólo se escuchaba el sonido del vendaje al enrollarse en el cuerpo del menor, sus respiraciones, y algunos ruidos de la calle.

Después de la curación hacia el más joven ambos se quedaron aun en silencio, mirando a nada en específico y cada uno en sus pensamientos.

—Ayer, cuando te vi por primera vez, ¿Te desagradé? —ahora la voz del mayor se hizo presente dejando a un Hiro en colapso.

Pov Hiro

Ahora no sabía qué hacer, no creo que sea tan fácil decir "La verdad pensé que eras mi hermano muerto, al darme cuenta de que no era así no te quería cerca mío", olvídenlo no era tan difícil.

—No, no es eso... yo..—miré a otro lado y concentrarme en mis manos—. Yo soy el hermano menor..., Tadashi Hamada era mi hermano mayor, él es y será siempre el mejor hermano y la mejor persona del mundo..., el falleció hace cinco años en un incendio que causó uno de nuestro profesores de ese momento—no sabía cómo continuar, pero ya había iniciado—.Ayer cuando entre y te vi... pensé que estaba viendo a mi hermano, no fue un buen momento para mí, lo siento si te hice sentir mal o algo, pero, realmente sentí que eras él, fue una situación rara y siendo sincero no fue nada agradable.

—Lo siento... por lo de tú hermano —su voz era pausada, no sabía que sucedía en su mente y su expresión, una parte de mí no quería saber que significaba y la otra quería saberlo— ¿Por qué pensaste que era él?

—Son iguales —hablé sin pensar y luego ver al mayor—, tú y Tadashi son iguales, salvo la expresión, él siempre tenía una dulce, la tuya es seria—tome mi celular mostrando una foto de él, era graciosa la expresión de asombro en el otro, si no fuese esta la situación me daría risa.

—Estoy un poco confundió ahora—me causó más gracia cuando se tocaba la cara mientras veía la foto de mi hermano.

—Yo lo estoy más, además de inestable—hablé sin pensar, nuevamente. ¿Qué demonios me sucedía?

Debía calmarme, no era Dashi, debía recordar eso.

Antes de decir otra cosa sentí unos brazos a mi alrededor, era tan rara la situación, pero no era incómoda, era agradable y nuevamente, en lo que llevaba de esta semana, que por cierto no era mucho tiempo de diferencia, ya estaba llorando en el pecho de alguien.

—Yo no soy tu hermano Hiro, pero si puedes encontrar paz en mi persona al verme como él, no dudes que puedes hacerlo—su voz era diferente a como la había escuchado antes, está vez podría jurar que era de esperanza o anhelo—, al final, nos veremos durante mucho tiempo, y compartiremos espacio, confía Hiro.

—Tadashi...—susurré sollozando logrando aferrarme más él—, tú no eres é

—No, no lo soy— su voz era calma, como si lo que buscara era darme un tipo de respiro o apoyo. Era muy raro.

—Estoy consciente y muy seguro de ello, no quiero verte como él —murmuré sintiendo que daba suaves caricias en mi espalda.

No, no era mi hermano, no era Tadashi, no lo era. No era mi hermano con el cual crecí, no era él, no era el chico por el que lloré y a veces lloro. No es él.

Pero a pesar de ello, era mejor que no fuese él, el tacto era diferente, pero era igual de cálido, tal vez mis recuerdos con Dashi empezaban a borrarse, ¿Kyle se siente como él?, se sentía tal igual y tan diferente al mismo tiempo, estaba seguro que algo no me dejaba decir que eran iguales. Y no sabía que.

Aunque tal vez, sólo tal vez, se sienta bien, y quiera sentirme protegido otra vez.

— Kyle— logré susurrar antes de quedarme dormido. Me sentía cansado.

Chapter 18: No hom*o

Chapter Text

Pov Miguel
Algo había cambiado, estaba seguro, muy seguro, pero no sabía el "qué" o "porqué" había sucedió eso

Había empezado el miércoles en la mañana, cuando el chino más grande había llegado con mi chino, el cual estaba todo puteado, la señorita Cass había salido a comprar algo así que realmente yo fui el único que lo vio, al preguntar que sucedía o lo que le había pasado sólo negó cualquier cosa y me sonrió, no mames ¡EL CHINO SONRIÓ!

Mamá Cass al verlo claramente se alarmó buscando respuestas, sólo dijo algo de un accidente en un proyecto, no mames cabrón, ni en mis peleas más cabronas de la preparatoria por ayudar a Marco había quedado así de puteado.

A partir de ese día el chino se quedaba muy cerca del otro chino, ¿me molestaba un poco?, ¡claro que sí!, quería ser amigo del chino mamón y pendejo y otro chino con cara de culo emputado con la vida ¡me lo vino a robar!

—¿Hoy trabajaras? —pregunté al más bajo quien sólo asintió.

—Es sábado, los sábados trabajo aquí— miré de reojo notando que sus golpes empezaban a disminuir un poco— ¿pasa algo?

—Sólo..., quisiera que me contaras la verdad de lo que pasó—murmuré acomodando con él a mi lado—, ¿puedes?

—Sólo una persona con un carácter difícil —su voz era rara, dudosa, pero ahora al saber que una persona había golpeado al chinito mamón con cara bonita, me sentía emputado—, pero ya estoy bien, pero... ¿Estás bien?

—Lo estoy... ¿Sabes quién fue el que te hizo eso?—murmuré enojado sacando fuerzas de quien sabe dónde para no obligar a Hiro a llevarme con ese sujeto y golpearlo yo mismo, era poco paciente con temas y situaciones como estas.

—No, pero está bien, ahora ya—miré que se alejaba a responder su celular, yo me quedé en mi lugar siguiendo con mi trabajo, aunque algo quería ir tras él y ver en que andaba ese chico.

—Estoy loco, pero necesito hablar con Marco —susurré para mí mismo y seguir en mi trabajo, por alguna razón no podía ignorar al chino, mucho menos cuando el otro chino culero se le acercaba y hablaban tan animadamente.

.....
—¡Mameees cabrón! y yo buscando a un chingo de viejas para que aceptes alguna y sólo debía hacer que llegara un chino a tu vida —miré a mi amigo, realmente quería golpearlo—. Wey, estás celoso de que Kyle este con tu chino, que se hablen bonito, estén juntos, que Hiro sonría para él y no para ti, no mames, mi trabajo fue por nada.

—Deja de decir estupideces, no me gusta Hiro, además de que no lo conozco para que suceda eso, además que no estoy celoso —dije enojado—, estoy molesto porque yo quería ser su amigo, ¡pero ese wey vino a cagarla!

—Si claro, wey, no mames, a ti tal vez no te guste el chino, aún, pero si estás celoso, vamos, respóndeme, te molesta que él sonría o este junto a el cara de culo ¿sí o no?

—Simón, pero—antes de poner acabar recibí el abrazo de mi amigo.

—Mi lindo y pendejo Miguelin ya está creciendo y está celoso —fingió una lágrima falsa causando que me enojara.

—¡Que no estoy celoso Marco de la Cruz! —grité enojado sentándome en el sillón—, no lo estoy y menos por Hiro.

—El chino de Kyle—me enojé mirándolo y antes de pensar mis palabras.

—¡Es mi chino!—miré a mi amigo quien sonreía, me sentía pálido—, no mames...

—Miguel, mi trabajo ha terminado, pero el tuyo acaba de empezar —me guiñó mientras yo cubría mi rostro, ¿Qué madres? ¿Cuándo?

....
—Buenos días Miguel —sonreí a mi jefa devolviendo el saludo.

—Buenas—murmuré amable, era domingo, estaría bien hoy.

—No, Kyle, no iré —miré rápido a la entrada y ver a Hiro discutir con el chino pendejo ese, esperen sólo un segundo, Hiro tiene el cabello amarrado, ¡HIRO TIENE UNA COLETITA!

—Sólo te pido que vayas a recoger eso, está al lado de tú Universidad, por favor —me sentía incómodo, pero igualmente molesto por que hablaban con tanta cercanía, no estaba celoso y si lo estaba era porque yo quería hablar así con él, yo quería ser su amigo.

—¡Que no!, ¡Miguel sálvame! —antes de reaccionar tenía a Hiro tras de mí, nuevamente miré a otro lado, insisto ¡que preciosa perilla!

—Sólo vas a recoger la caja, está a cinco minutos de tu Universidad, por favor Hiro, por favor— miré a mi chinito y luego al más alto.

—¿Puedo ayudar en algo? —hablé sin pensar mirando a los dos chinos, sentía aún la molestia, pero Hiro había venido a mí, era una señal ¿no?

—¿Pasa algo chicos? —miré a mi jefa quien nos veía sonriendo.

—Nada, sólo problemas de chinos— sonreí mirando a ambos.

—¡Que no soy chino!— reí mirando al más bajo y recargar mi brazo en su cabeza, libertades y ventajas de ser mucho más alto que él—No soy recargadera, quita tu brazo.

—¡MIGUEEEEEEEEEL SÁLVAMEEEEEEE! —Presté atención al frente, encontrando a Marco quien venía corriendo y terminó haciendo lo mismo que Hiro, sólo que tras el otro chino—, chino, tu amiga me quiere golpear.

—¿Qué le hiciste? —pregunté suspirando al igual que el chico a mi lado.

—El café aún no abre y ya hay dramas aquí —la voz de Hiro me hizo sonreír y revolver su cabello con cariño—, ¿Entonces Marco?

—No hice nada, sigue con lo mismo, terminé corriendo y vine aquí, pero ahora sabe dónde vivo—abrazo al chino y bueno, ahora tenía un motivo de burla contra él—,¡¿Ah, qué pedo?!, ¿cuándo creciste?—debía decir que me sentía indignado.

—¡No te rías chino!—le reclame ofendido—, estás abrazando al otro chino, wey.

—¡Ah no mames!— miré como se separaba de putazo, ¿quién no?, con esa carita que parecía que te iba a madrear—. Perdón wey, en fin, Hiro, ayúdame — el tonito en que había alargado la "e" y la "o", para decir esa oración y el que tomara las manos de mi chinito me molestó, pero es que, no mames, la cara roja de Hiro no ayudaba—. Dile que ya no intente matarme.

Miré como una sonrisa aparecía en su rostro, sentí un pequeño escalofrío, creo que pasó lo mismo con Kyle ya que al igual que yo, retrocedió unos pasos.

—Le diré, pero a cambio debes ir a recoger algo—miré al chino frente mio quien se encogió de hombros, si ninguno de los dos chinos quería ir por ese paquete, le doy la bendición a mi querido amigo.

Chapter 19: ¡Rebecaaaaaaaaa!

Chapter Text

—¿Dime cómo es que te terminé acompañando? —el mexicano más joven intentaba recordar en qué momento había decidido acompañar a recoger el paquete que ninguno de los dos chinos habían querido recoger.

—Porque me amas, porque te lo pedí por favor y porque te compraré tus cuerdas para tu guitarra—la expresión del menor había cambiado, ya no estaba tan molesto de ir—. Además, de que pasaremos por la universidad de Hiro, para que él le expliqué a la loca que no quiero problemas y ya no me quiera golpear y es una oportunidad de que veas a tu chino.

"Maldición", era lo resonaba en la cabeza del más joven, su amigo sabía dónde golpear verbalmente para que no se pudiera negar. Desde que había aceptado el interés hacia el joven genio, Marco tenía de donde atacar.

—Te detesto Marco, realmente lo hago —susurró mirando al frente y llegar a la dirección—. Buenas, venimos a recoger un paquete.

Ambos jóvenes esperaron pacientes, era su hora libre, así que no se preocupaban tanto por el tiempo.

—Hola jovencitos, perdonen por hacerlos esperar, ¿Me dan su nota?—el mayor entregó la nota y recibir una mirada de pena por parte del adulto frente a ellos, pobre lío en el que se estaban metiendo—. Toma jovencito—en cuanto les dieron la caja el anciano de fue dejando a dos confundidos mexicanos.

—¿Tanto drama para está mamada? —preguntó en duda el mexicano mayor—, no mames que delicaditos.

—A ver, ¿Qué verga es esto?—tomó el paquete oliendo un poco y regresárselo a Marco—, tú lo guardas en tu mochila compa, a ti te mandaron, ahora muévete, necesito un agradable olor ahora.

—Ya voy wey.

Ambos mexicanos caminaban lo más rápido que podían, debían pasar a la Universidad del Hamada y luego irse a la suya, pobres almas en desgracia que no sabían que ambas universidades quedaban muy lejos una de la otra.

—Deja le marco que ya estamos aquí —esa frase causó confusión en el más joven de los morenos, ¿Cómo es que su queridísimo amigo tenía el número celular de su chino? ¿Cuándo pasó?—. Simón we, sí, sí, ya lo guardé, ¿Junto al árbol grandote?, va, ahí te vemos—el mayor terminó la llamada y ambos caminaron donde el de ojos rasgados había dicho.

No tardó mucho en aparecer un despeinado azabache junto a una chica en bata de laboratorio.

—Hice mi parte del trato Hamada, cumple el tuyo —pidió o mejor dicho rogó el moreno mayor al sentir que la chica en cualquier momento le iba a meter un madrazo.

—Karmi, no es necesario que golpees a Marco, el imbécil estaba siendo eso, imbécil, sus amigos fueron los que insultaron, él no, no hay razón para golpearlo—terminó de "explicar" el más bajo de los cuatro.

En ese mismo momento Marco de la Cruz no sabía si lo estaban ayudando con la loca o lo estaban insultando, pero prefería no preguntar ahora.

—De acuerdo, al menos ya no debo fingir que debo matarlo —los dos mexicanos estaban confundidos mientras que el otro estaba intentando no reírse—, me voy Hiro, hoy el capítulo 32 cobra vida—la chica se fue dejando a un Hiro bastante molesto, pero es que ¿Cómo era posible que después de cinco años haya escrito más de diecisiete fanfiction? ¡diecisiete!

—¿De qué habla la loca? —preguntó el moreno mayor al azabache de cabellos rebeldes.

—Hace unos años ella empezó a escribir fanfictions sobre ella y el líder de los grandes héroes, incluso ella los nombró, muy ridículamente, en especial al capitán, pero los nombró —suspiró recordando que si había algo que odiaba más que "Chino"

—A no ma, necesita un novio— la sonrisa maliciosa salió de los labios del mayor, tenía una idea.

Pov Marco

Tenía una idea que era oro, había una forma de hacer que estos dos dieran un paso, está era una oportunidad que no iba a desperdiciar.

—¡No!—el escuchar a ambos hablar a unísono me hizo sonreír más, si íbamos por buen camino.

—Eres un idiota de la Cruz —vaya, eso no me la esperaba—. Además ya suéltame—claramente ignoré su pedido abrazándolo más, necesitaba ver hasta donde era capaz de soportar mi amigo su autocontrol y sus celos por el chino.

Al parecer debía subir la barrita, así que empecé a olfatear al chino, no iba a negarlo, olía bien, bastante, bastante bien, sentí como tembló en mis brazos así que me escondí más en su cuello.

—Marco..., si es una broma, por favor te pido que pares en este momento— ¡por fin!, sentí el jalón de mi amigo quien ahora abrazaba a su chino y Hiro se refugiaba de alguna manera en él.

—¿Qué te pasa pendejo?— la voz de mi amigo enojada me hizo sonreír más, así que sólo le guiñé el ojo yéndome de ahí, me lo agradecería más tarde.

Fin pov Marco

Ambos chicos se quedaron solos, un muy nervioso, sonrojado y tembloroso Hiro y un enojado, confundido y nervioso Miguel.

El más alto seguía abrazando a su chino quien al parecer no le molestaba, en realidad no le molestaba en absoluto, le gustaba sentir los brazos cálidos del moreno, eran diferentes a los de las demás personas, no le molestaba su contacto y eso era mucho que decir respecto al menor.

—¿Estás bien?, lo siento, mi amigo puede pasarse de pendejo muchas veces, espero lo perdones, puedes golpearlo, yo con gusto lo sostengo.

La suave risa que provocó en el menor fue suficiente para que el corazón del mexicano empezará a agitarse.

—Descuida, creo que voy entendiendo lo de "Marco pendejo" —habló suave el japo-americano separándose un poco del más alto—, ¿Te abandonó?—preguntó en burla, tal vez no estuvieran en el abrazo, pero los brazos del moreno seguían sobre el cuerpo del azabache.

—Eso parece, Hiro...—el mencionado alzó su vista mirando los ojos chocolates del mayor, nuevamente ambos se perdieron en eso, pero vamos ¿cuándo fue la última vez que se habían visto a los ojos?, para el más alto había pasado mucho tiempo.

Las mejillas de ambos se fueron pintando de rojo poco a poco, en el más bajo era más notorio por su piel blanquecina, ambos se sentían confundidos, nerviosos, querían separarse y no volverse a hablar en lo que quedaba del mes, pero una pequeña parte de ellos quería quedarse así y sentir el calor del otro.

—¿Q-Qué sucede?—la voz nerviosa del más bajo de hizo presente, aunque para ser sinceros, no sabía de donde había salido esa voz, sentía que su boca estaba seca, no quería respirar siquiera, estaba nervioso, mucho.

—¿Te agradó? —bien, no sabía de donde había salido esa pregunta, pero la cara del más bajo cambio por completo separándose por completo.

—Claro que si hombre, ¿De dónde sacas que no?—de nuevo la voz burlona de más bajo se hizo presente mientras caminaba con el moreno a su lado.

—No es nada, sólo que, sonará infantil, pero quiero realmente ser tu amigo, pero de un día para otro siento que estas muy apegado al chico nuevo y eso es algo que a mí me hubiese gustado lograr—¿Realmente era eso lo que quería decir? ahora Miguel se regañaba a sí mismo, ¿Qué estaba diciendo?

—Espera, ¿Estás celoso de Kyle? —rápidamente se escuchó un "No" causando que el menor alzara la ceja en señal de duda—. Bien, no sé de dónde o porqué estás celoso de él, pero si algo te tranquiliza, yo quiero ser tu amigo y te considero uno, tal vez no muy cercano ya que apenas nos estamos conociendo, pero si uno— un suspiro de alivio salió de los labios del morocho y una sonrisa después—, ¿Todas esas veces que me mirabas era porque estabas celoso?

—Enojado más bien, creo que, si fue por eso, sentí que el logro todo lo que yo quería que era acercarme a ti y hablar de una forma tranquila y de compas— el suspiro salió de forma automática causando que el azabache se detuviera y por ende el mayor igual.

—¿Pasa algo?—preguntó en automático el mayor de los dos.

—Nada chinito, nada —su sonrisa regresó y el ceño fruncido del menor también.

—¡Qué no soy chino!—sin importar que le molestara tanto ese apodo, por alguna razón el que lo dijera en diminutivo, de esa manera tan cariñosa, le gustaba al menor y sus mejillas rojas lo demostraba—, será mejor que te apresures, está muy lejos tu universidad de aquí, créeme—suspiró Hiro recordando las entrevistas con Honey, al final si las hicieron todas—. Ahí está Marco, dale un golpe de mi parte— antes de retirarse y dejar al mayor, se acercó un poco y ver sus ojos—, por cierto Miguel, ¿Tienes planes el viernes en la noche?

Chapter 20: Ojeras

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—Es una cita.

—No lo es.

—Claro que sí, ¡Por dios Miguel!, viernes en la noche, ustedes dos, solos, un cine, ¡Claro que es una cita! y que pantalones del chino al dar el primer paso, eso indica quien va a mandar en la relación—no se hizo de esperar que una bota le llegara volando a la cara de Marco.

—Pendejo—la voz enojada del más joven salió, aunque muy en sus adentros realmente quería que fuese una cita con el chinito que estaba causando confusión en su mente.

—Por cierto, ¿Qué pedo con tu sudadera, te la volvieron a robar?— la mirada del menor fue desviada hacia la ventana, no era fácil explicar que la sudadera estaba guardada, casi no se tocaba y mucho menos salía de la casa, ya que tenía el ligero aroma al japo-americano y que, sin admitirlo, Miguel no quería perder.

—Esta guardada para precisamente evitar que me la roben de nuevo—habló excusando la verdad y dejarse caer al sofá, ansiaba tanto que llegará el viernes.

....
—Hiro, necesitamos refuerzos, queramos o no, necesitamos ayuda—la voz alarmada de Honey hacía que el menor de ellos sintiera pánico, un poco.

—No, no podemos arriesgar a nadie, sólo un poco más—

El grupo de héroes intentaba detener nuevamente al padre o madre bajo la armadura, sentían miedo, pero más que eso, la adrenalina de detener todo este martirio de una vez por todas, porque si bien no era nada fácil el lograr mantener quieto a quien sea que estuviese ahí para que el escáner muy, de verdad, muy, mejorado de Baymax, sólo necesitaban que escaneara una sola cosa.

—Veo que han tomado medidas, me temo que es muy predecible, patético también es una palabra que lo describe—el grupo de héroes quería atacar, pero estaban cansados, llevaban mínimo veinte minutos atacando, intentando conseguir algo, además de que gracias a la armadura sentían que a cada golpe una corriente los dejaba sin fuerza física.

Después de un largo tiempo para los jóvenes héroes el escáner logró algo, pero no todo era tan sencillo, pareció notarlo volviendo a su bomba de humo, nuevamente los chicos querían gritar, desmayarse.

—No lo entiendo—el más joven se arrodilló ante la pareja que yacían en el suelo sin vida, cada vez era más difícil el ver las escenas. El saber que eran por su culpa, no ayudaba a volverse insensibles con la vista.

—Ahora una pareja—la voz de Wasabi no sólo tenía miedo, había una gran culpa en ella.

—También había un bebé en el interior de la chica —la voz robótica causó que, en efecto, Honey se desmayara, Gogo se recargara en el moreno, no sabían a que se estaban enfrentando, pero al menos ahora si habían sobrepasado los límites del grupo de jóvenes.

—Acabemos esto de una vez —l a voz del más joven fue de alguna forma una indicación, cada uno de fue por su lugar rumbo a la base, Hiro llevaba a Honey, necesitaba asistencia medica.

La impotencia, miedo e irá que tenían en ese momento era tal, que realmente desde civiles podrían buscar justicia a esas personas.

—Nuevamente, se burló de nosotros—habló la coreana apretando una pelota antiestrés cortesía de Baymax.

—Me siento realmente mal, estaban iniciando sus vidas, ese bebé...—Honey intentaba tranquilizarse mientras bebía un té, que nuevamente Baymax preparó.

—Baymax, ¿Qué lograste obtener de datos?—la voz del menor resonó fuerte, estaba estresado, enojado y caminaba de un lado al otro.

—La señal es masculina, su tipo de sangre es AB negativo, sus niveles de colesterol son bajos, presenta una lesión en la amígdala, causante del descontrol en sus emociones racionales.

El equipo se quedó en silencio, había algo en esta situación que le recordaba al pasado.

"Obake"

Había sucedido algo similar, sólo que a diferencia él iba a destruir toda la ciudad, en este caso, sólo quería matar inocentes hasta llegar a algún familiar de nosotros, pero ¿cómo iba a saber cuándo ya hubiese llegado al blanco?

—Debemos encontrarlo ya.

.....

—Ya llegamos—el aviso quedó al aire mientras el menor entraba a la casa, no había luces prendidas, así que se acercó a ver si su tía ya estaba dormida y en efecto lo estaba, después de un escaneo rápido por parte de Baymax para asegurar al azabache que su tía estaba bien, ambos subieron a descansar.

Al decir descansar era Baymax recargando su batería y Hiro haciendo anotaciones, su tarea y revisar todas las entrevistas, ninguna había coincidido, ni siquiera la de tipo loco, está sería una larga madrugada, pero debían terminar cuanto antes con esto.

Sin siquiera percatarse del tiempo la mañana llego, sus ojeras eran más notorias, a pesar de eso el menor no tenía sueño, tenía como motivación el acabar con toda la pesadilla, no soportaría ver otra muerte.

—Escuela—su voz era ronca, el frío de la noche le había hecho un poco de daño, algo que un té caliente no resolviera—, andando—soltó un suspiro caminando abajo y ver a todos ya acomodando—. Hola.

Sus nuevas ojeras no pasaron desapercibidas por los dos jóvenes que se encontraban ahí.

—¿Cuándo fue la última vez que dormiste Hamada?— la voz del mayor de los tres hizo sentir un escalofrío al más bajo.

—Estoy bien, tengo proyectos ¿bien?, estoy bien —su voz irritada daba a entender que era lo contrario a lo que decía.

—Chinito, creo que deberías descansar, tal vez no ir a la Universidad y quedarte a dormir—ahora la voz del moreno intentaba convencer de que descansara—no es por sonar grosero, pero te ves de la verga.

—Gracias, siempre me veo así, ¡Muchas gracias por notarlo! —sí, ese no era un día bueno para el Hamada, su humor era horrible, además de que sentía que iba a colapsar emocionalmente—, me voy a la escuela—salió de la cocina caminando arriba por su mochila y salir de ahí, no tenía ganas de escuchar a nadie, salvo sus amigos con ideas de cómo atrapar al bastardo lunático.

El rostro de Hiro, en ese momento era de que no había dormido ya en dos semanas, parecía que su cuerpo le rogaba descansar, pero no sentía cansancio, por el contrario, se sentía más despierto, emocional era un tema totalmente diferente, su cerebro le decía que detuviera al culpable lo más rápido posible, como motivación cada vez que cerraba los ojos veía las horribles escenas, otra razón por la cual no dormía.

—¡Hiro!, necesitamos hablar, emergencia—el más joven siguió a su amigo a su limusina donde estaba el resto del equipo.

—Hiro, ¡tienes que descansar! —ahora el regaño de la rubia hizo suspirar al menor, no quería otro regaño—, pero hablaremos de eso luego.

—Hay una coincidencia en una de mis entrevistas, también en una de las de Fred - la coreana tomó la palabra mostrando los dos archivos —tenemos esta oportunidad, Hiro, tú decides si quieres arriesgar de una vez o buscamos una prueba más

—Yo....no creo que sea capaz de ver otra muerte..., pero no seré capaz de soportar si nos equivocamos y lastimamos a más personas por no tener las bases suficientes— la voz de menor era de cansancio total, aunque el resto del equipo no estaba mejor, había ojeras en ellos, sus pieles estaban pálidas, casi no probaban alimento, tenían el estrés total de la situación y no sabían cómo manejarla.

—Creo que debemos buscar una pista más— la voz del rubio hizo verles.

—¿Sabes lo que significa eso Fredy? —la voz de la coreana salió un poco exaltada.

—Significa otra muerte, lo sé, pero..., si lo hacemos sin otra prueba de igual manera seguirán las muertes, además de que si nos equivocamos le estaremos avisando que estamos cerca y pueda alejarse más, sería como empezar de cero.

—Fred tiene razón, no pensé que diría esto algún día, pero tiene razón— el más alto de ellos se recargo en sus manos suspirando, su cansancio los estaba matando.

—Chicos...—el cerebro del más joven empezó a procesar varias cosas entre ellas una de sus preguntas—, nosotros no lo estamos cazando a él..., él nos está cazando a nosotros.

Por primera vez desde que esto había comenzado el Hamada había olvidado revisar todas las posibilidades, ahora se arrepentía

—¿Qué estás diciendo Hiro? —la rubia empezaba a sentir pánico mirando al resto de los chicos.

—Nuestras expresiones, son iguales, estamos tan envueltos en esto, estamos cansados, estamos demostrando que esto no afecta en nuestra faceta de civiles.

—Está usando una estrategia para que nosotros demostremos que somos los grandes héroes—por segunda vez la coreana terminó la idea del menor—, ¡maldición!, estamos cayendo en su juego.

—Necesitamos dejar de lado esto unos días, intentar mejorar mínimo físicamente para pasar desapercibidos, las semanas de exámenes están por terminar en esta semana, si seguimos viéndolos así no será creíble que es por tema escolar...

—Pero si dejamos desprotegida a la ciudad seguirán habiendo muertes—nuevamente la voz de la rubia sonaba preocupada, estaban en medio de dos decisiones, cualquiera que tomaran habría consecuencias e inocentes pagarían por ello, la única diferencia es que en una de ellas, la pérdida les iba a doler más que nada, principalmente al menor.

Chapter 21: La PTM

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Decir que el Hamada menor no era un zombie en vida sería una mentira, empezaba a usar maquillaje que Honey le había dado, aunque tonos más bajos al tono de ella.

Al menos físicamente podía ocultarse perfectamente, claro que sería raro para todos que de un día para otro las ojeras hubiesen desaparecido, pero no tenían opción, no podían permitirse el que sus familias estuvieran en peligro, pero tampoco iban a dejar la ciudad a su suerte.

Al inicio fue difícil y con muchos accidentes de maquillaje en el ojo del menor, pero al tercer día ya había logrado hacerlo correctamente.

Estaban cerca del viernes y su último examen, el mayor mantenía aún su salida con el mexicano menor, a pesar de que durante la semana se sintió tentado a cancelar para quedarse investigando, patrullando o tal vez sólo intentar dormir, pero ¡no!

No sólo debía y quería distraerse, también quería hacer que el mexicano no volviera a sentir lo de la última vez, ¿en serio? ¿celos de Kyle?, eso era gracioso para el menor. Aunque una parte del también quería cancelar para evitar poner en peligro al mexicano, si lo llegaban a descubrir tanto su tía como Miguel estarían en peligro.

Claramente haría lo que fuera para que eso no pasará, iba a protegerlos con su vida, si era necesario ese límite, sin pensarlo lo haría.

—¿Chino? tu tía me mandó a qué...—el mexicano se quedó en blanco al ver a su chinito a medio vestir, tal vez podrían decir que se sentía en el cielo al ver así al mayor pero en realidad se sentía enojado, las marcas de los golpes estaban desapareciendo en su cara pero no sabía que había también en su cuerpo—, ¿Fue el tipo?

El más bajo tenía el rostro rojo, rápidamente se colocó su playera y asentir.

—No mames Hiro, debiste decir..., maldición— el enojo en el mexicano si era notorio, lo único que se le ocurrió al más bajo fue abrazarlo.

—No te enojes..., ya sucedió, ahora estoy bien—intentó convencer al moreno, sin saber desde cuando quería proteger al mexicano molesto y ruidoso.

—Si me enojo Hiro, pudo pasar algo más serio— el más alto correspondió el abrazo buscando esconder al más bajo entre sus brazos— ¿Seguro que estas bien?

—Sí, ahora si —ambos estaban en su pequeño momento, ambos, sólo ellos dos y era lo que importaba, Hiro no era exactamente bueno en relacionarse, así que esta era una forma diferente de empezar una amistad ¿no?, mientras que, para Miguel, era una confusión en su cerebro, ¿Realmente quería sólo ser amigo del chinito que tenía en sus brazos dónde claramente encajaba tan bien?

—¿Aún quieres salir mañana?— la voz de moreno salió causando un escalofrío en el más bajo quien se aferró más al cuerpo del contrario.

—Quiero, ¿y tú? —se separó un poco mirando los ojos que lo hacían perderse, insistía que no iba a poder ignorar esa mirada, nunca.

—Quiero, quiero salir contigo chinito—la mano del moreno se posó en la mejilla del contrario empezando a tallar un poco donde deberían estar las ojeras del menor y retirar un poco del maquillaje—, no entiendo porque ahora las cubres, te vez adorable con o sin ellas, aunque me gustaría verte sin ellas, pero de forma natural.

—Tal vez...después —la voz del mayor de ambos fue suave mientras se recargaba en la cálida mano del moreno—, mientras, las maquillo por una razón importante —ambos seguían perdidos en los ojos del otro, era un ambiente reconfortante para ambos, algo que el corazón y mente de Hiro necesitaba y la señal que el mexicano necesitaba para darse cuenta de que su mejor amigo siempre tuvo la razón, ¿curioso no?, nunca pensó en decir eso.

—¡Chicos bajen! —la voz de la señorita Cass los hizo separarse de un pequeño brinco y las mejillas sonrojadas.

—Yo...ah... ¿Quieres que me adelante? —el moreno señaló la escalera y el más bajo asintió, quedando sólo con el rostro rojo y nervios en su estómago mientras maquillaba de nuevo donde fue desmaquillado por el menor.

Mientras tanto un nervioso y rojo mexicano bajaba las escaleras, no había duda, le empezaba a gustar el chino mamón, ojeroso carácter de la chingada y descuidado. Ahí mismo parado en las escaleras como idiota se comía sus palabras de antes, si le podía gustar alguien así, aunque en realidad era la única persona que le había gustado en sus diecisiete años de vida.

Chapter 22: Cita que no es cita

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Pov Miguel
El día había llegado, estaba más que emocionado y una sonrisa en mi rostro, la cual no iba a perder por nada del mundo, había esperado paciente toda la semana para que llegara el viernes, y ya por fin se estaba cumpliendo.

—Mamá Imelda, papá Héctor, denme la bendición para no cagarla—hablé feliz mirando las botas y sonreír más caminando a mi siguiente clase.

—Wey, ya sé que hoy tienes tu cita y ese pedo, pero bájale a tu sonrisa y el aura de felicidad, me alegro por ti y así, pero me das miedo y todas las morras quieren salir contigo—miré a mi amigo negando, no iba a perder mi sonrisa, estaba feliz—, Si hay más morras tras de ti, no será por mí, anda, bájale dos rayitas, por respeto a tu chino.

Sólo pude reír y caminar con él a mi clase, estaba ansioso de salir, pero el practicar con mi guitarra me hacía sentir calma, mis pocos nervios se fueron al igual que mi impaciencia de salir de la escuela.

"¿y si le tocaba una canción a Hiro?" miré a mi mejor amigo quien tocaba con calma mientras marcaba el ritmo con un pequeño tamborileo en su guitarra, mientras yo lo hacía con el pie.

—Miguel, ¿puedes venir? —me levanté caminando con una de las chicas fuera del salón ante la atenta mirada de mi amigo, ya sabía que se venía.

....

—¡Ya! ¿dime qué pasó? —miré a mi amigo con duda mientras caminábamos a nuestro hogar, había sido de las confesiones de amor más, pero más raras e incómodas que había pasado—. ¡Miguel!, soy tú hermano de otra madre, además de que exijo como buena doña, amante del chisme, el saber.

Miré a mi amigo, ¿Tanto le importaba mi vida amorosa?, si esto seguía así yo sería su telenovela favorita por encima de las de Televisa.

—Sólo se me declaró, de una forma nada, pero nada decente, además que fue incómodo, vi a Hiro a lo lejos correr, así que para mí fue mucho más rara la situación—conté de forma resumida mirando a mi amigo—, ¡ni pienses que te diré que fue lo que me dijo Marco de la Cruz!—callé sus palabras antes de que salieran de su boca, entre más rápido olvidara eso, mejor para mí.

—Le quitas lo sabroso al chisme— vi frente un poco y suspirar, tenía media hora para mi "no" cita con Hiro, mi paciencia se estaba acabando.

—¿Qué le darás al chino?—giré mi rostro confundido y verlo —. Vamos, es una cita, deberías llevarle un presente al menos.

—No es una cita, así que no lo digas de esa forma —murmuré serio entrando al edificio con él—, no es una cita.

—Como digas, sólo te diré que mínimo puedes ser atento con un detalle, así estarás insinuando que no quieres sólo una amistad con él, los regalos no enamoran y el materialismo da asco, pero mínimo algún presente para que marques el cambio de que te interesa—ambos dejamos la mochila en el sofá y me quedé viendo a mi amigo—, ¿Qué?

—¿Desde cuándo das consejos buenos y piensas de esa forma?—pregunté, tenía esa duda creciendo en mi cabeza.

—¿Debo ofenderme?, bueno sólo empiezo a hablar con alguien, es todo, además de que siempre me he llevado más con las chicas por intentar buscarte una novia, se lo que ellas quieren, así que puede que eso te ayude con el chino, incluso se ve mejor que muchas de las chicas que conozco, ahora que se maquilla, hasta podría vestirse de mujer y quedaría muy bonita

Miré a mi Marco con el ceño fruncido, era mi chino de quien hablaba.

—Si no quieres mi chancla en tu cara, no hables de esa forma —dije serio dejando mi guitarra.

—Ya, era broma, no te enojes—miré de reojo a mi amigo quien escribía —, por cierto, le mandé fotos de tus chanclas a Hiro, hace como una semana.

—¿Qué?! ¡¿por qué?! —sentí un poco de pánico mirando a mi amigo.

—Porque quería saber que era una chancla, ya, no te preocupes, ahora ve a ducharte, tu chino te espera.

Bajé mi vista para fijarme en la hora, y salir corriendo a ducharme, no era tarde aún, pero odiaba llegar tarde a cualquier lugar.

....
—¡Miguel!, lo siento, hubo un problema— vi a mi chinito quien buscaba controlar su respiración—, ¿Llevas mucho?

—Descuida y no, sólo llevo unos cinco minutos -mentiras- se me hizo un poco tarde también, descuida

—Que alivio, lo siento, aun así, ¿pasa algo?—miré sus ojos quedándome más pendejo, la cara de él siempre iba a ser algo lindo, desde que lo vi, ahora no se veían sus ojeras, pero su mirada cansada continuaba—, ¿Todo bien?

—Sí, sí lo está —besé su frente con cuidado y separarme —. Andando, la función no tardará en empezar, necesitamos comprar algo para mínimo comer en los anuncios del inicio.

Fin pov Miguel

El japo-americano se quedó como imbécil parado en el mismo lugar mientras el mexicano caminaba, con lentitud y nerviosismo subió su mano donde había besado su amigo, aunque no iba a quedarse así, no sentía la tranquilidad para recibir un beso ahí, sus ojos estaban a nada de soltar las gotas saladas, necesitaba pensar en algo, pero ya.

—¿Chino? —el mexicano notó la ausencia del mayor a su lado girándose y ver lo que no sabía si era una escena linda o una que le destrozaba el corazón—, ¿Todo bien?, oye, ¿Qué ocurre?

—No es nada—el más bajo se acercó dándole un paquete al menor—, puedes esconderlas y comerlas durante la película— el moreno apretó el paquete de gomitas abrazando al de cabellos despeinados.

—No me mientas Hiro, no lo hagas— la voz cálida en el cuello del medio asiático hizo que el mismo se juntara más—, confía en mí.

—Estoy bien Miguel, lo estoy —con un poco de fuerza logró girar mirando al moreno a los ojos—, confía tú en mí— golpe bajo, sin opciones el mexicano asintió caminando con su chino a el cine.

¿Debían decir que ninguno prestó atención?
Miguel por un lado se encontraba nervioso mirando al chico a su lado cada vez que podía, quería acercarse a él, claro que sí, ahora sabía que el chino mamón le empezaba a gustar, pero ¿cómo podría acercarse cuando ni siquiera se lo permitía el mayor?

Mientras tanto, la cabeza de Hiro no estaba mejor, se sentía confundido, no sólo por la situación de pesadilla que cargaba consigo, el trabajo, tareas y su próxima graduación, pasaban a ser algo tan banal, aunque ahora había otra situación que lo hacía sentir nervioso, de alguna forma seguridad y muy, muy confundido, una situación con nombre y apellido "Miguel Rivera"

El más bajo logró ver de reojo a su acompañante que parecía muy entretenido y con ojos de asombro, el sonrojo en el mayor no tardó en aparecer haciendo sentir frustración en él, ¿Qué demonios le estaba sucediendo?

......
—¿Qué tal la película? —una animada castaña preguntaba a ambos jóvenes que iban entrando, aunque parecía que ambos estaban en su propio mundo, ¡porque así era!—, ¿chicos?

—Ah...fue buena— el más bajo intentaba recordar algo de la película, pero sólo recordaba el título y los créditos, o mínimo el haber visto los créditos—, no estoy seguro si me gustó.

—Ah...este...pues fue interesante, no entendí nada de los nombres raros que dijeron, pero las escenas de acción estaban chidas—el más bajo miró al mexicano ¿habían visto una de acción?, claramente su cerebro no estaba funcionando.

—Me alegro de que pasaran al menos un buen rato chicos, Hiro, Honey marcó, dijo que tenían una emergencia, que te mandaron mensajes, dijo que era urgente—la cara del menor cambio por completo mirando su celular, muchos mensajes de sus amigos.

—Debo irme—la voz del más bajo se escuchó débil, cómo si le hubiesen dado un golpe justo en el estómago dejándolo sin aire—, debo... ¿Se-se llevaron a Baymax?— la voz pasó a asustada.

—Si cariño, ¿Pasa algo malo? —ahora la voz de preocupación en la castaña hacía sentir nervioso al mexicano y al asiático mayor.

—Ninguno salga, por favor..., ninguno salga de aquí —después de decir eso el más bajo salió corriendo donde su equipo, nada bueno estaba pasando, al menos debía mantener a su familia a salvo.

Chapter 23: Un aliado

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Pov Hiro

—¿Me dices que pasó? —miré a Marco quien me veía en forma de reprenda, pero prefería verlo a él que a Miguel, desde lo que pasó el viernes y sábado no lo había visto, ni regresado a casa, más porque tenía demasiados golpes en mi cuerpo, además del labio roto nuevamente—, no mames chino, dime qué vergas te paso o te llevaré con Miguel.

Suspiré mirando a Wasabi, Gogo y Honey, se veían igual que yo, sólo que por mi piel se notaba más "me lleva la verga" diría Marco.

—¿Cómo entraste aquí?, esta no es tu universidad—pregunté intentando evadir el tema mientras mis amigos hacían su trabajo y yo intentaba el mío.

—No evites mi pregunta, mira, no es como que sea tan difícil entrar, más si entras en bola, ahora que respondí, tú responde —mire a Marco y luego a mis amigos, ¿qué le decía?

—Chicooooooooos, ¡minimax y yo encontramos vídeos sobre nosotros, justo cuando golpearon a Hiro!—miré a la puerta donde Fred entraba mostrando el vídeo, había dos cosas que me molestaban.

La primera ¿POR QUÉ DEBÍAN GRABAR JUSTO ESE MOMENTO? y segunda ¡FREDY, HAY OTRA PERSONA AQUÍ!

—Oh mierda...santo vergazo le metieron al tipo...espera ¿a Hiro?—Sentí su mirada a lo que sólo respondí viendo molesto al rubio—. No mames...

—Oh no—se escuchó a coro, ninguno estaba preparado para eso.

—Honey, tu mezcla rara para la memoria, ya —Fred fue el primero en hablar mientras Marco retrocedía.

—No mames, sea lo que sea que sea esa madre yo no le entro y en segunda, Hiro...eres un pendejo al arriesgarte así—miré sus ojos enojados, ¿así se vería Miguel cuando me viera?—. Déjame ver si estoy entendiendo cabrón, ustedes...—se quedó viendo el lugar supongo buscando más personas—, son los héroes de la ciudad, son los que están intentando ver que pedo con las muertes y ¡esa es la razón de todos tus golpes!, no mamen, tienen suerte de ya estar bien amolados o yo ahorita les metía otro por descuidados—miré confuso al moreno que tenía frente mío—, ¿Por eso me marcaste el viernes?

—Si..., necesitaba evitar otro accidente— susurré mirando a mi equipo—necesitábamos mantener a salvo a todos, no queremos más inocentes lastimados—sentí la mano de mis amigos en mi hombro.

—Por favor, permítenos borrar tu memoria de este momento, nadie debe saber de esto—la voz de Gogo fue extrañamente amable, si Marco se negaba, claramente sería a la fuerza.

—No gracias joven, hay muchas cosas vergas de está linda visita que quiero recordar, además —por un momento me sentí extrañamente raro, iba a golpear a este tipo.

Tenía sus manos en mis mejillas, no podía separarme ¿es qué acaso todos los mexicanos tienen mucha fuerza o solo era esté par?, el contacto era muy diferente a su amigo

"Miguel"

Con un buen golpe lo separé de mi dando un paso hacia atrás, no me gustaba el contacto con las personas.

—Simón...si te importa —escuché su voz entrecortada.

—Marco, perdón, lo hiciste de la nada y....—miré a mis amigos quienes miraban con gracia la escena.

—No hay pedo, bueno Hiro, si me necesitas para entretener al Miguelin o tu tía , no dudes que lo haré, solo por favor mantente con vida, quiero ser padrino— me snetí confundido viendo a Marco—, y con el chino , aunque no lo pidas, bueno debo irme, deje a Miguel comprando burritos, por cierto, ten, maquíllate—eso me dejo muy confundido , vi como salía del laboratorio y luego mire mis manos, tenía mi maquillaje ¿cómo?

—¿Está bien dejarlo ir, sabiendo de nosotros? —me giré a Wasabi asintiendo—, ¿seguro?

—Al menos tenemos alguien que nos puede cubrir... lo más que se pueda—murmuré viendo a Baymax—, ¿Puedes mantener vigilado a Marco?, ahora hay que mantenerlo a salvo también.

Ninguno volvió a hablar del tema, no hasta que llegamos a la base y continuar nuestro trabajo, cada vez era más cansado, más estresante y difícil, vi el avance de los trajes, los cuales habían sido destruidos la última vez.

"¿recuerdas el favor que me debes?, dame la dirección del chino cara de culo "

Miré el mensaje sin entender, solo le mande lo que me pidió y regresar a mi trabajo, Marco de la Cruz, el chico más raro que he conocido en mi vida, que además era similar al chico que me preocupaba y me asustaba ver en este momento.

....

Alguna vez les ha pasado que necesitan ser lo más silenciosos posibles al entrar a su casa, pero todo, TODO, ¿se vuelve lo más ruidoso del mundo?

Era justamente lo que pasaba en este momento, eran las ocho de la mañana, así que tanto mi tía cómo los otros deberían estar abajo, claro que me percate de que el café si estuviese abierto, gracias a intervenciones de Marco, ninguno de los tres estaba taaan enojado, pero con eso me bastaba para sobrevivir a mi tía.

Metí mis planos en la mochila, junto a algunos aparatos que tenía de prototipo, debíamos mejorar los trajes, o podríamos no correr con la misma suerte de la última vez

—¿Hiro?—sentí un escalofrío, me giré un poco mirando a mi tía, sin poder decir algo o moverme, terminé en un abrazo un poco fuerte, que supongo era lo que ella necesitaba—, Hiro, cariño, te encuentras bien, estaba muy preocupada, no habías venido, y luego, ¡oh...!, pequeño ¿qué te paso? —sentí como su pulgar tocaba mi labio con cuidado.

—Estoy bien tía Cass, solo unas pequeñas situaciones en la empresa que me impedían volver a casa, estuve con los chicos todo el tiempo, confía en mi ¿sí? —acaricié su mejilla besando su frente.

—Lo hago Hiro, siempre—sentí una opresión, terminé abrazándola con mucha fuerza—. Bueno, mínimo lleva algo para desayunar, algunas donas o pastelillos para los chicos o para cuando necesites azúcar— sonreí con cariño asintiendo y tomar mi mochila, sabía que el enojo en mi tía había desaparecido después de la primera noche en la que no llegue a dormir, pero no estaba tan seguro que con los dos sujetos que estaban en la cafetería podría correr con la misma suerte.

—¿Chino? —justo el menos indicado para empezar, me giré dejando mi mochila en la silla de ahí, aún no habíamos llegado a la cafetería y ya lo había encontrado.

—Hola..., Miguel—sonreí un poco, realmente esperaba un golpe de su parte, pero sus brazos fueron lo recibí, siendo lo que necesitaba, solo eso—, lo siento—¿había pensado bien antes de abrir la boca? ¡¿me estaba disculpando?!, ¿Por que razón?

—Pinche chino culero, me tenías preocupado —miré sus ojos debido a que su agarre era la misma posición con la que marco me había tomado ayer, solo que se sentía diferente, muy diferente—, ¿me dirás que te paso?—noté su ceño fruncido, claro había olvidado mi labio roto y que bueno que estaba maquillada el resto de mis heridas—, ¿Hiro?

—No te preocupes, ya estoy bien —sonreí mirando sus ojos, no tenían el brillo de siempre, había una preocupación en ellos—, ¿puedes creerme?

—Normalmente diría que sí, pero es la segunda vez que te veo todo madreado, así que quisiera que me dijeras mínimo una parte de la verdad y no me vengas que fue un accidente de un invento o algo así, a mí no me vas a pendejear tan fácil—pude notar el cambio en sus ojos, no era la misma expresión que Marco, la de él todavía era de molestia, la del chico frente mío era enojo y preocupación, una expresión que hace mucho tiempo no la veía dirigida hacia mí.

"¡Ya bésalo!"

Se escucho el grito, pronto sentí toda mi cara roja y caliente, miré a Miguel quien estaba igual que yo, aun así, ninguno se movió.

Chapter 24: Sólo un poco

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Pov Miguel
Mi cuerpo no se movía, pero es que tenía la imagen más bonita del mundo frente a mí, a mi chino con el rostro rojo, ojitos brillantes y lo mejor, aún seguían mis manos en su rostro.

No sé quién seas, pero gracias por gritar, me has dado la escena más linda de mi chino.

—Hiro...—miré sus ojos, sentía nuevamente el nerviosismo en mi estómago, miré sus labios, los cuales eran delgados y estaban resecos —, perdón —susurré abrazándolo con fuerza, ¿Qué tal si la había cagado al verlo así?, no, no, debía arreglar las cosas.

Dejé cualquier mal pensamiento en cuanto sentí sus manitas en mi espalda, el que fuese tan chaparrito me gustaba bastante, podía envolverlo por completo, a mi chinito.

—No sé porque pides perdón, se supone que el que lo debe pedir por venir todo golpeado y después de varios días a casa, soy yo—escuché su pequeña risa, sin duda alguna quería escucharla todo el tiempo—, gracias Miguel.

Lo estreché más escondiendo mi rostro en su cuello, olía muy bien, bastante bien, acerqué más mi nariz rozando con su cuello, sentí el temblor de su cuerpo separando un poco mi nariz y besar donde antes había rozado.

—Miguel—me separé mirando su bonito rostro el cual estaba todo rojo, sus ojitos seguían con ese brillo, no iba a aguantar mucho con esas escenas —, ¿puedo..., puedo usar tu sudadera?—sin pensar ni un poco me la quite colocándosela, le quedaba grande y cubría bien su cuerpo, me gustaba verlo así—, a-ah, de-debo ir a la escuela...hum...¿el viernes en la noche?—asentí mirando como se iba.

Mis pensamientos solo fueron tres:

El primer, ¿cómo se vería con una playera mía?, el segundo ¡¿Por qué desaproveche la oportunidad de oro de besarle? y el tercero, ¡VOLVERÍA A SALIR CON HIRO!.

Bendito fue el momento en el que él quiso regresar a mitad de semana, solo debía esperar dos días, solo eso.

Fin pov Miguel

Pov Hiro

Salí corriendo de la cafetería, sentía mi cara roja, la sudadera de Miguel resbalaba un poco por mi cuerpo y ¿debía decir que las mangas iban colgando?, corrí lo más rápido que pude llegando a mi laboratorio, no me importaba la clase ahora, necesitaba calmarme, la mejor solución fue comer las donas mientras me escondía en la sudadera del moreno.

—Hiro Hamada... ¿Qué demonios te pasa? —susurré para mí mismo mirando la gran ventana, ahora mismo Baymax debía estar con los chicos en el otro laboratorio—estúpido y guapo Miguel ...—miré al suelo, ¿Qué me pasaba?, ¿Por qué actuaba así?

—Oye, genio—di un brinco abrazándome, buscaba esconderme, no quería mostrarme hasta saber una respuesta—. ¿Te encuentras bien? —miré a Gogo quien se sentó a mi lado mirándome.

—¿Dona?—ella negó, supongo que debía hablar, pero no sabía como—, no... no sé qué sucede, es muy raro, es la primera vez que me siento de esta manera, se supone que somos amigos, pero siento muy diferente a lo que siento por ustedes, y actúo muy diferente a lo que es con ustedes, por más que quiera evitar actuar diferente, no sé, me molesta su forma de ser, pero al mismo tiempo me siento raro y no quiero separarme de ahí, me gustan sus ojos, sus abrazos son cálidos y no había sentido uno así desde Tadashi, además de que ahora tengo su sudadera puesta y me gusta su olor—me oculté en mis brazos aspirando el aroma de Miguel buscando calmarme.

—Llevo dos años en una relación con Wasabi—escuché su suspiro, ahí me giré confundido e indignado.

—¿Cómo que dos años?, ¿Por qué no dijeron nada? y además ¿Qué tienen que ver con esto? —me abracé más mirando el suelo.

—Te dije que el día que tuvieras una situación amorosa, yo hablaría de la mía, aquí estamos genio— la miré de reojo sintiendo la cara roja—, ¿qué? ¿enserio no llegaste a esa conclusión por ti mismo? —negué con mi cabeza escondiéndome de nuevo—, bueno..., esto será largo ¿Quieres preguntar algo?

—¿Cómo..., cómo se dieron cuenta de que se querían más que amigos? ¿Desde cuándo?—dejé la caja de donas aún lado mirando a mi amiga mientras olfateaba la prenda que me cubría.

—Después de nuestra graduación, nos graduamos de la universidad, pero continuamos nuestra maestría aquí, así que como nunca nos alejamos cada vez se volvió más...incomodo al inicio, ambos nos empezamos a preocupar más por el otro y empezábamos proyectos juntos, creo que sólo pasó, me empecé a dar cuenta cuando Fred lo hizo acompañarlo a la fiesta, donde una chica lo besó y que tuvimos que sacarlo porque estaba en pánico, ahí me di cuenta que me gustaba, solo tuve que sentir celos y la sensación de que podría perderle para notar que me gustaba —miré a mi amiga quedando en silencio, su rostro era completamente diferente, estaba sonrojada y tenía una sonrisa—, ¿Algo más?

—¿Quién se declaró primero? —miré sonriendo a mi amiga—, ¿Quién dio el primer paso?

—Fui yo, ¿En serio lo preguntas?—solté una risa escuchando una por parte de ella—, hace tiempo no te escuchaba reír, es bueno oírte —sonreí recordando, me había encerrado en mi mismo, en el dolor de la perdida de mi hermano, y ahora recordaba ¿En que momento se rompió mi barrera?, ¿Cuándo la traspasaron?, todo había empezado con la llegada de dos mexicanos, uno principalmente—. Sólo un día lo hice, estábamos programando uno de los sistemas de seguridad, sólo lo hice y ya, luego ambos hablamos y bueno, aquí estamos, dos años...—sonreí mirando a Gogo, al menos mis amigos habían crecido y encontrado paz y felicidad en el camino, una diferencia en mí.

Y siendo sincero no me importaba, me alegraba por ellos, y estaba bien con ello.

—¿Por qué no dijeron nada? —pregunté comiendo otra dona, necesitaba el azúcar en mi organismo.

—Porque ninguno de los dos se sentía seguro, además de que las cosas hubieran cambiado y habría sido incomodo—sonreí, era cierto—, pero ahora estamos más estables entre todos.., sólo faltas tú, niño genio.

Miré la puerta de mi laboratorio y ver Baymax junto a Wasabi"que oportuno"

—¿Pasa algo?—sólo negué levantándome y ayudar a mi amiga—, bien, porque nos necesitan y pronto, al parecer hay que terminar el proyecto de ya, quieren ver los avances de los nuevos robots. Y del proyecto de seguridad.

—¿Saliendo de la escuela? —suspiré cansado y tomar otra dona —será mejor que anote las nuevas ideas —susurré frustrado —. Iré al jardín, los veo en la salida, me fui junto con Baymax.

—Hiro tus niveles de dopamina, feniletilamina y norepinefrina están aumentados, también presentas altos grados de estrés e insomnio, necesitas descansar un poco, el estrés e insomnio pueden causar aún más daños físicos y psicológicos.

—Ya te dije Baymax, hasta que no atrapemos al responsable, no voy a descansar además de que no puedo...y lo de que mis niveles de hormonas están elevados ¿qué significa?—pregunté sentándome en el mismo árbol de siempre.

—Significa que las monoaminas se están presentando en tu cerebro, dando lugar a sentimientos de placer que te motivan a hacer ciertas actividades, la feniletilamina contribuye a una sensación de estar feliz o a gusto y la norepinefrina induce euforia en el cerebro, excitando al cuerpo dándole una dosis refuerzo de adrenalina natural. Esto causa que el corazón lata más fuerte y la presión sanguínea aumente.

—¿En resumen eso es? —pregunté viendo la pantalla la imagen del cerebro.

—Es a lo que comúnmente se le conoce como atracción romántica o apasionada, también puede ser algo más en concreto conocido como enamoramiento, muchos de los síntomas que se llegan a presentar cuando se entra en esta nueva etapa es pérdida de apetito, dificultad para conciliar el sueño o para concentrarse, sudor en las manos, nervios que muchos humanos relacionan con "mariposas en el estómago".

Miré a mi amigo con la cara roja, no, no podía estar pasando, menos ahora, ¡menos con él!

—¿Y el tratamiento? —dije a mi amigo esperanzado, en primera no sabía nada de este tema y en segunda, no iba a poner en riesgo a nadie más, en eso estaba incluido Miguel.

—Afrontar el sentimiento, halando con la persona la cual produce que se eleven tus neurotransmisores, el entablar una relación, en eso también entra el amor sexual, donde...

—¡SUFICIENTE BAYMAX!—hablé fuerte antes de que continuara, no tendría otra platica de sexualidad, no otra vez, menos en el campus de la universidad, sentí un abrazo con palmaditas—, ¿ahora qué haces?

—En los amores no correspondidos o en el miedo a expresarlos, el consuelo y apoyo son de ayuda para olvidar dichos sentimientos y a la persona —sonreí con cariño correspondiendo.

—Gracias Baymax, las palmaditas me van a ayudar—susurré sintiendo el aroma de Miguel, no podría verlo a los ojos en un largo tiempo.

Chapter 25: chingada madre

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Por Hiro
—Llegamos —murmuré entrando a la cafetería, no era demasiado tarde a comparación de otros días, pero estaba cansado y tenía hambre—, Hola Kyle, Marco, tía Cass—sonreí saludando y subir a dejar mis cosas, ayudaría en lo que quedaba de turno—. Es hora de recargar tu batería amigo..., debemos estar preparados.

Bajé a la cafetería ayudando como mesero, incluso Marco ayudaba, vaya día raro que estaba siendo.

—Llegaste temprano cariño—miré a mi tía asintiendo—, ¿no volverás al trabajo?

—No, al menos hoy no, quiero trabajar desde aquí, tengo que hacer mejoras y eso—suspiré un poco amarrando mi cabello y volver a la cocina a recoger las ordenes, escena nada fácil de olvidar, el clon de mi hermano siendo acorralado por un mexicano, era graciosa e incómoda la escena—, lo siento...sigan en lo suyo —murmuré saliendo y quedarme parado al lado de mi tía

—¿Pasa algo? —negué mirando a los clientes y luego a mi tía—, ¿quieres un café?— asentí sacando un pastelito, tenía hambre y ni de loco volvería a entrar a la cocina a menos que uno de los dos estuviese afuera—. Toma... te ves lindo, insisto, con la sudadera de Miguel— había olvidado ese detalle, ese GRAN detalle.

No podía girar mi rostro a ningún lado, ni para enfrentar a mi tía ni para esconder mis nervios, sólo me quedé mirando mi plato, ¡mira que lindo borde dorado!

—¿Están saliendo? me sorprende porque van unas semanas de que se conocen, pero son lindos, Hiro quiero saber cómo pasó— miré más fijamente mi plato, si, era un poco incómodo y doloroso el sentimiento que ahora se albergaba en mi pecho.

No era fácil decir "No somos nada, de hecho, me empieza a gustar, pero claramente tiene a muchas chicas tras él, Marco le busca novia, y ¡estoy descubriendo que me gustan los hombres! " yo podía asegurar que Miguel Rivera podría ser muchas cosas, pero hom*osexual no era una de ellas.

¡Por Dios!, ese hombre era totalmente heterosexual por donde sea que lo mires.

—¿Cariño? ¿pasa algo?, si te incomodé lo siento, no es necesario que me digas nada si no quieres—miré a mi tía y besar su frente.

—Descuida, bueno no somos nada, sólo amigos —susurré bebiendo café y comer, no se volvió a tocar el tema.

....
—¡¿Me estás escuchando pinche chino?!—miré a Marco negando y volver a ver a nada en específico—, ¡PINCHES PENDEJOS! ¿Saben lo problemático que sería que algo les pase? no mamen, nuevamente les quiero meter un putazo por pendejos

—¡Ya cállate! —gracias Gogo—, sabemos que estamos suficientemente heridos para salir, pero si no lo hacemos personas inocentes pagarán por nuestra culpa y ya lo han estado pagando, así que si eres tan amable de cubrirnos mientras hacemos nuestro deber, sería increíble

—Puta madre...—miré a Marco quien caminaba de un lado a otro—, tengo una idea, manden a todos a la Universidad de Artes, manden a todos a el auditorio Alfa, usaré una distracción, ustedes atacan y se mantienen con vida, yo evito que alguien salga y mantener la calma

—Gracias Marco—la voz dulce de Honey aliviano el ambiente, ninguno se sentía ni se veía bien— Hay que movernos.

—Minimax y yo seremos la distracción, mientras ustedes se encargan de desalojar— miré a Fredy asintiendo—, Vamos y Marco, te daré cupones para Noodle Burger—sonreí ante eso volviendo a colocarme mi casco, teníamos otra oportunidad, pero era primero poner a todos a salvo.

....
—¡Deben irse de aquí! no es lugar seguro -llamé la atención de las personas -Vayan a la Universidad de Artes, al auditorio, ahí estarán a salvo, informan a todos los estudiantes que puedan, no usen celulares, ¡vayan!—volví a correr, debíamos mantener a salvo a todos ellos, a todos los posibles.

—Hiro, dos universidades están evacuadas —escuchéla voz de Honey y verla, así que me acerque.

—Gogo, ¿Cómo vas? —pregunté corriendo con Honey a mi lado, necesitábamos lograr esto.

—Tenemos un problema, está en el laboratorio de robótica, genio ¿tienes algo que pueda crear una estrella, otra vez?

—¿Está en mi laboratorio?, no, no tengo nada importante ahí, ¿Ustedes tienen algo importante? —pregunté llegando al tecnológico, Fred estaba en el suelo y Wasabi iba llegando igual.

—No tenemos nada, todos nuestros proyectos están en la empresa o en la base, aquí tenemos cosas no tan asombrosas o que puedan ser codiciadas —miré a Wasabi asintiendo, ¿Qué estaba buscando?

—Chicos, lo perdí, ya no lo veo —eso nos puso alerta entrando, no se veía—, ¿Chicos?

—¿Dónde estás Gogo?— la voz nerviosa de Wasabi me hizo correr a los laboratorios, estaban en perfecto estado, no había rastro de que alguien estuviese ahí.

Mis amigos se acercaron dónde estaba yo, mi laboratorio si estaba abierto, pero ahí no tenía nada importante.

Entramos mirando las cajas en el suelo, ¿qué buscaba?, la ventana estaba rota, había pedazos de vidrio por todo el suelo.

—¿Seguro que no tienes nada aquí Hiro? —sentí la mirada enojada de mis amigos

—Se los puedo asegurar —susurré mirando todo, estaban mis proyectos en el suelo, algunos planos, anotaciones, la gorra de Tadashi, todo estaba.

Tenía dos opciones, la primera buscaba algo que no encontró aquí o la segunda, sabía quién era, esperaba que fuese la primera.

—Debemos ir a la Universidad de Artes, ahí están todos los civiles—murmuré caminando al pasillo—. Hay que protegerlos.
Fin pov Hiro

Pov Miguel
¿Qué mierda estaba pasando?, estaba bien tranquilo de la vida practicando con mi amiga una linda canción con la cual me iban a evaluar, cuando mi lindo y queridísimo amigo Marco entró con un chingo, pero un chingo de personas, el auditorio se empezó a llenar sin más. Patitas pa' que las quiero, hui de ahí tras el escenario junto a mi amiga quien se veía igual que yo.

—¡Pinche pendejo! ¿qué demonios haces?—pregunté alarmado, con sólo ver a muchas personas me sentía todo nervioso—. Marco, dime ¿Qué está pasando?

—Larga historia, el punto es que estamos en peligro, hay un sujeto con una armadura así bien macho, que es el causante de las muertes en la ciudad, los grandes héroes mandaron a todos aquí para que estemos a salvo, y tú y yo mi querido amigo debemos mantener a todos estos estudiantes de diferentes universidades tranquilos y que no cunda el pánico— su sonrisa de cínico sólo causaba que yo mismo lo quisiera ahorcar en este mismo momento —.Tranquilo, sé que hay que hacer, prepara tu voz Miguel Rivera, porque hoy vas a cantar para todos.

Me quedé pálido mirando a mi amiga, quería pensar que era una broma y ella cómplice, al verla tan asustada como yo sentí que todo se iba al carajo, no podía estar pasando.

.....

—¡Bien! repitamos el plan, haremos varias presentaciones, con eso haremos que se distraigan y no entren en pánico o algo peor mientras los grandes héroes salvan la ciudad o mínimoEl Tecnológico—miré a mi amigo asustado, esa era la escuela de Hiro, aunque entonces el debería estar ahí, con sus amigos, a salvo—. Empiezan los del último año hasta los nuevos, perfecto y muchísimas gracias queridos profesores por decirnos que por el pánico de no saber qué va a pasar después de esto, nos van a evaluar con esta presentación, gracias—ese era sarcasmo más grande, ni Marco era tan culero ni pendejo para ponerse la soga al cuello a el mismo con tal de joder a otros, los profesores eran horribles.

—Wey— me acerqué a mi amigo mirando con preocupación el escenario—, ¿y si no lo hago bien?

—¿Qué mamadas dices? claro que lo harás perfecto, eres Miguel Rivera, tataranieto de Héctor Rivera, que por si lo has olvidado, es el mejor músico de todos los tiempos en México, ahora mi querido amigo, eres mexicano, los mexicanos somos chingones de a huevo, así que pon en alto a tu país y canta con todo el sentimiento de un mariachi —sonreí ante su intento de ayudarme, era el mejor amigo del mundo.

—¿Hiro está aquí? —vi como su rostro cambio por completo, eso me asusto—, está bien, ¿verdad?, no mames, voy a marcarle.

—Tranquilo, a ver wey, ven aquí, el chino está bien, se fue con sus amigos a algo de su trabajo, mucho antes de que esto pasara ¿cómo lo sé? Kyle me dio algo para él y como le debo favores a ese wey no me quedo de otra, lo agarré de salida, ahora cabrón, usted tranquilo yo nervioso, es más, piensa que es a Hiro a quién le cantas— sentí mi rostro caliente y ver a otro lado—, no mames si te trae pendejo ese chino, bueno mi amigo, piensa en que si alguien lo graba ser a una declaración indirecta que te aseguro el aceptaría.

Chapter 26: No es sólo una canción, es " la canción"

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Un pálido chico se encontraba frente a toda la multitud, no sabía cómo empezar, sus nervios estaban a flor de piel, miraba a su mejor amigo quien le daba ánimos, mientras la chica a su lado no se encontraba mejor, lo que el menor no sabía era que cierto azabache de ojos cansados lo miraba sonriente, acababa de llegar revisando que todo estuviese en calma, encontrado a el menor en el escenario.

Pronto la música empezó a sonar, no debíamos mencionar que para el japo-americano era una tonalidad rara, nunca escuchada, así es, "Mariachis"

Canto al pie de tu ventana
pa' que sepas que te quiero
tú a mi no me quieres nada
pero yo por ti me muero

La voz del mexicano dejó en silencio a todos, era realmente seductora, era profunda, aunque daba una gran calma, logrando que, con ese pequeño fragmento de canción, el mayor, para quien cantaba, se quedara hipnotizado.

Dicen que ando muy errado
que despierte de mi sueño
pero se han equivocado
porque yo he de ser tu dueño

El japo-americano se quedó en silencio, su corazón parecía que quería salir al encuentro del moreno frente suyo, palpitaba muy fuerte y alto, tanto que sentía que todos lo escuchaban.

Qué voy a hacer
si de veras te quiero
ya te adoré
y olvidarte no puedo

En ese verso la chica a su lado se unió a coro, la voz de la chica era opacada por la del joven, pero seguía siendo "poderosa" a palabras del menor

Dicen que pa' conseguirte
necesito una fortuna
que debo bajar el cielo
las estrellas y la luna

Yo no bajaré la luna
ni las estrellas tampoco
y aunque no tenga fortuna
me querrás poquito a poco

Sin la voz del moreno, la voz de la chica no era mala, era potente, pero no como la del joven más alto, que era la voz que el público buscan en cierta parte.

Qué voy a hacer
si de veras te quiero
ya te adoré
y olvidarte no puedo

Nuevamente la voz a la par hizo que el de ojos rasgados volviera a sentir su corazón acelerarse, más cuando la voz del mexicano volvió a sonar

Yo se que hay muchas mujeres
y que sobra quién te quiera
pero ninguna me importa
solo pienso en ti morena

Mi corazón te ha escogido
y llorar no quiero verlo
ya el pobre mucho ha sufrido
ora' tienes que quererlo

El corazón del más bajo se comprimió mientras apretaba los labios con fuerza, ver el rostro de su mexicano cerca del de la chica mientras ambos cantaban, lo hacía sentir mal, quería ir a separarlos y llevarse al mexicano a otro lugar, pero no, debía pensar con la cabeza fría, aún había peligro.

Qué voy a hacer
si de veras te quiero
ya te adoré
y olvidarte no puedo

—Hiro, necesitamos ayuda—la voz del rubio se escuchó haciendo que el azabache girara su cabeza, si había un beso entre el mexicano y esa chica no quería verlo, lo necesitaban fuera, eso era suficiente para irse de ahí.

—Voy en camino—anunció saliendo con su equipo, necesitaba desquitar el sentimiento que se albergaba en su pecho, iba a aprovecharlo.

Pov Miguel

—¡Weeeeey!, eso estuvo bien vergas—miré a mi mejor amigo chocando palmas—, los dos, estuvieron increíbles los dos

—No mames, si necesitaba eso—dije feliz sintiendo esa adrenalina recorrer mi cuerpo, fue increíble, el recordar el sentimiento de cantar para un público, me sentía demasiado feliz—, ¿crees que ya podamos salir?

—No creo, al parecer aún hay un desmadre allá fuera, mira—miré su celular donde claramente se veía al grupo de héroes peleando contra lo que parecía un robot—, pero bueno, al menos estamos bien aquí.

—Sí aun así, le voy a marcar a Hiro, necesito saber si está bien— sonreí a mi amigo tomando mi celular y marcar—, me manda buzón...

—Debe estar ocupado, ya sabes, trabajo de chico genio— miré a mi amigo con duda, ¿Qué rayos le pasaba y desde cuando hablaba así?

—¿Qué sabes de Hiro que yo no?—murmuré serio tomando sus hombros con un poco de fuerza, conocía esa mirada—. Habla, de la Cruz.

—No mames, eso sí me asusta—miré con seriedad a mi amigo y escuchar su suspiro—.Grabé tu presentación y se la mande al chino—esa no era la respuesta que esperaba, vi a Marco negando, no, no podía estar pasando además de que ahora mismo sentía nervios, si, en mi mente me imaginaba a mi chinito con el rostro rojo y ojos brillantes mientras le cantaba, pero no, no quería que me viera aún.

—Elimínalo, por favor, Marco— susurré en súplica, no sé qué tenía en estos últimos días, pero Marco estaba más pegado a Hiro, me molestaba e inquietaba ese hecho.

Es mi mejor amigo, confió en que él nunca me haría algo malo, pero a pesar de eso, al estar Hiro involucrado sentía pánico y nervios.

—Tranquilo, ayudará mucho que vea ese vídeo —asentí dudoso, se escuchaba un gran escándalo fuera, luego fue un silencio total, realmente total.

Mi amigo rápidamente reviso su celular y escribía rápido ¿a quién? no tengo idea, colocó las noticias nuevamente, al parecer el grupo de héroes estaban muy lastimado y nuevamente habían perdido al sujeto metálico.

Miré de reojo a Marco quien se encontraba pálido mientras veía su celular, ahora si me encontraba muy perdido, ¿qué mierda estaba pasando?

Fin pov Miguel

El grupo de héroes se encontraba en el suelo, con varias heridas, demasiadas heridas, ¿nuevamente habían perdido la batalla?, no, aún no, tenían que seguir intentando, pero ¿cómo enfrentas al problema sin lastimar a personas inocentes?, esa era la pregunta a la cual los jóvenes querían encontrar respuesta cuanto antes.

—¿Alguno se puede mover?— la voz del más joven resonó en el traje de cada uno de sus compañeros, de la cual la respuesta fue negativa y un quejido de dolor también acompañó la respuesta—, Un intento, debemos ir a la base o estaremos en problemas—habló el más joven levantándose con mucha, mucha dificultad, sus piernas temblaban, su costado ardía y lo hacía doblegarse del dolor, además que los moretones en su todo su cuerpo causando que los pequeños movimientos provocaran dolor.

Claro que los demás miembros del equipo no se encontraban mejor, estaban bastante lastimados, pero seguían con vida y no había sucedido ningún accidente indeseable, eso ya era un punto bueno, ¿no?.

—Sus heridas requieren mi atención médica—la voz robótica los hizo acercarse, pronto el gran robot los llevo a la base donde intentaba poner estables a los jóvenes héroes.

Chapter 27: Estos Celos~

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—Ya te dije que estoy bien— un suspiro de cansancio salió de los labios del más bajo de la habitación, nuevamente el moreno se había colado a su universidad, llevando algo para que "se mejoraran pronto" y para regañarles—. En serio, estamos bien y Marco, gracias por cubrirnos y ayudarnos al mantener a todos en calma.

—Eso es lo de menos pinche chino, no mamen, deben tener más cuidado y no atacar a lo pendejo, Hiro, tienes una herida muy cabrona en tu costado, un poco más y habrías muerto, lo mismo para ti china, tú rubiecita estás exageradamente lastimada, tú, chinos vergas casi mueres por esas descargas, tú quedaste inconsciente después de que te aventaran ese pedazo de concreto en la cabeza, que gracias a tu traje de lagarto o a la puta suerte no te descalabro y sigues con vida y ustedes dos, no pues de ustedes no tengo quejas —miró a ambos robots quienes estaban parpadeando cómo respuesta—, el punto es que ustedes deben estar a salvo, sólo respondan ¿cómo pretenden mantener a salvo una ciudad y a sus habitantes si no pueden mantenerse a salvo ustedes mismos?, si planean hacerlo a costa de su seguridad, si son unos genios, la ciudad perderá a sus héroes, familias perderán a sus hijos y la ciudad será un blanco fácil, ¡claro que están siendo inteligentes en esto!

El grupo de héroes sólo mantenían la cabeza baja tocando donde estaba la herida más grande en cada uno, era cierto lo que decía el mexicano, estaban llegando a un límite, tanto físico como mental, además de que estuvieron a nada de morir en el último encuentro.

Mientras cada uno estallaba internamente el mexicano se sujetaba el puente de su nariz y suspiraba, parecía que intentaba contar hasta calmarse, aunque sólo era cuestión de ver a los lastimados héroes para que se volviera a estresar y empezara nuevamente a contar.

—¿Cómo han...ya saben excusado sus heridas y el no ir a casa?, digo, para no cagarla—la voz ahora un poco más serena por parte del mexicano, causó que el grupo de genios suspirara.

—No tenemos excusa, solo desaparecemos, no respondemos el celular, la escuela venimos y nos vamos, al menos hasta que las heridas mejoren no podemos pasearnos con tanta tranquilidad.

—Haber cabrones, no pueden simplemente hacer esa mamada, por si lo olvidaste, tú —murmuró enojado nuevamente señalando al más bajo—, tienes una cita con Miguel hoy—eso causó que el menor sólo entrara en un pequeño ataque de pánico, claramente no podía verlo, menos en ese estado—, y ustedes tienen trabajo, ¿Acaso olvidaron que hoy tienen una junta con el cliente de seguridad? ¡No mamen!, mejor ya díganme que sea su secretario y les digo sus pendientes—el suspiro fue colectivo, ninguno sabía si hacer lo que ya tenían de plan o cancelar todo y no volver a salir de la base hasta que sus heridas hayan sanado la mayor parte. Todos se estaban inclinando a la segunda opción.

.....

—¡Hiro!, pensé que no vendrías—el moreno se acercó rápido abrazando al chino que tanto ansiaba ver, estaba preocupado desde lo último que había pasado, luego el no poderse comunicar con el mayor lo alteró—, ¿Estás bien? ¿Estás herido?— el menor sabiendo ya algunos trucos de su chino, empezó dando caricias por todo el rostro del menor, con sumo cuidado, notando como pequeñas muecas salían al presionar o rozar, al menos la mitad de la cara del menor estaba lastimada—, ¿puedes desmaquillarte? quiero ver los golpes Hiro, déjame verlos—el más bajo se alejó de inmediato mirando a otro lado, no, no iba a dejar que viera el desastre que ahora era—. Hiro Hamada, déjame ver tu cara, o yo mismo te voy a quitar esa madre que tienes en la cara, con saliva si es necesario.

El ambiente se volvió pesado, incómodo y muy, muy, pero muy difícil para el japo-americano quien tenía una batalla consigo mismo, por otra parte, el mexicano estaba rojo del enojo que ahora mismo sentía, en primera por ver al chico de sus ojos en ese estado, segunda porque él no confiaba en él y tercera por no haber estado ahí para protegerlo.

—¿Y bien?—la voz enojada del moreno causó más pensamientos innecesarios en la cabeza del Hamada menor quien sólo se abrazó a si mismo, no podría escapar del mexicano, y ya estaba resignado a eso.

—No puedo mostrarlo en público..., ¿podemos ir a tu casa?—esa era una de las respuestas que el mexicano nunca se esperó, pero aun así no dudo y asintiendo, tomando la mano del más bajo guiándolo.

Su mano sostenía con fuerza la del mayor, no sólo porque no quería que este escapara, sino que así se sentía cercano a su chino.

El camino al hogar del mexicano fue en silencio total, aunque en la mente de cada uno la situación era diferente.

El mexicano daba saltitos por sentir la cálida y rasposa manita de su chino, además de sentir que al menos así podían parecer pareja, eso lo hacía sentir alegre, aunque claro que no iba a demostrarlo, debía seguir enojado y serio, sólo así el contrario le diría la verdad.

Y mientras que en la del japo-americano buscaba mil y una excusas para todos los golpes, ninguna parecía creíble, no podía decirle a Miguel la verdad, mucho menos ahora, aún no sabía que le dirá, pero decir que era un superhéroe no era opción.

Ambos chicos llegaron al edificio del joven mexicano, no esperaron mucho, entraron sin separarse ni un poco, ambos estaban nerviosos, uno por la cercanía y el otro por descubrir cómo evitar esa conversación. Al entrar al apartamento de ambos mexicanos notaron la ausencia del mayor, cosa que Hiro no sabía si agradecer o maldecir por ello.

—Puedes ir a lavarte la cara, el baño está al fondo, pondré café —el más bajo asintió caminando de forma lenta, muuuy lenta al lugar indicado y tardaste otro rato más en quitarse el maquillaje, no sólo por el dolor de los golpes, si no para perder tiempo y buscar una salida a la conversación.

Al mirarse en el espejo claro que notó su rostro lleno de heridas, tanto hematomas de color verdoso y morado hasta grandes cortadas, al parecer un labio entero es algo que el menor no iba a lograr.

—¿Listo para....?—el moreno no logró terminar la frase al ver el rostro de su acompañante, sin esperar apagó la estufa y se acercó peligrosamente al mayor, estaba realmente furioso—, ¿Quién putas vergas te hizo esto, Hiro?, no quiero rodeos, dime la verdad Hamada—los ojos chocolate del mexicano miraban atento los ojos rasgados del mayor, quien sólo temblaba, no esperaba ver al mayor en esa situación, menos con esa expresión y mucho menos hacia él.

—Fue...—se calló de inmediato, ¿Qué iba a decir? "Fue un padre de familia que odia a los grandes héroes y que nos dio una paliza ayer, que ¡ah! por cierto soy el capitán de ellos", claro que no, entonces ¿uQé iba a decir?

—¿Quién fue? —nuevamente el mismo tono de voz salió del moreno apretando los hombros del más bajo, sin saber que lo estaba lastimando—Hiro...

—Fui yo mismo, ya— esa había sido la excusa más idiota del mundo, pero, era mejor a decir lo del asesino ¿no? —, tuve un ataque, eso es todo.

—¿Qué estás...?—el mexicano se quedó en blanco mirando a el chico frente suyo—no digas mamadas chino...ahm— el mexicano buscaba una respuesta coherente en su cerebro, era un choque para él, la persona que quería se lastimaba a sí mismo, vaya forma de sentirse seguro.

—Descuida, ya estoy bien, de verdad lo estoy, ahora, ¿Podemos dejar este tema?, por favor —el más bajo miró al moreno, sonriendo de una forma adorable a los ojos del moreno quien sólo pudo abrazarlo con todas sus fuerzas.

—Eres un pendejo..., la siguiente vez que tengas algún ataque de los que dices, por favor marcarme, prefiero que entre los dos nos gritemos o tener heridas hechas por ti, a ver tu rostro de esta forma—el corazón del más bajo empezaba a latir con fuerza nuevamente, aunque sentía la culpa creciendo en él, no merecía la amistad y la confianza del chico frente suyo—, ¿de qué fue el ataque?, sólo quiero saber eso.

—Celos —habló sin pensar en lo que decía, habían salido de sus labios antes de que su cerebro lo procesara—. Ah...n-no y-yo me refiero.

—¿Puedo saber por qué o de quién? —ahora el mexicano era quien sentía celos, ¿su chinito ya tenía a una persona especial?, por su pollo que el Hamada menor era apuesto, lindo y súper inteligente, tanto para un chico o una chica es el tipo perfecto—. ¿Hiro?

—Marco me mandó un vídeo...sólo una parte no me hizo bien, no importa —ahora si el mexicano estaba confundido, ¿A su chino le gustaba Marco?, añoraba que no fuese así.

—¿Te gusta Marco? —otro que no analizaba sus palabras antes de soltarlas sin más, ambos se veían incómodos, a pesar de seguir en el abrazo que ninguno podía romper.

—No, no lo hace —esa respuesta calmó por completo al mexicano más joven quien sólo abrazo más al chico entre sus brazos—, ¿De qué era el vídeo?

—Era de ti cantando..., lo haces increíble, por cierto —susurró el azabache de cabello rebelde mientras se aferraba a la espalda del mayor, además de recargar su rostro con cuidado en el pecho de Miguel,"ahí me di cuenta de que me gustaba, solo tuve que sentir celos y la sensación de que podría perderle para notar que me gustaba". Las palabras de la coreana habían llegado al más bajo quien sentía la cara roja y sus piernas temblorosas.

—¿Y por qué estabas celoso? —preguntó oliendo el cabello del más bajó, por alguna razón el mayor olía a gomitas y una mezcla rara de metales y café, agradable para la nariz del moreno.

—Porqué estabas muy cerca de esa chica —susurró demasiado bajo, aunque el menor logro escucharlo, ahí mismo se sentía como el hombre más feliz del mundo, su chino sentía celos por él ¡Tenía una oportunidad!—, perdón...

—No te disculpes, chinito —se separó mirando los ojos de mayor, su ceño estaba fruncido y escuchó el típico "No soy chino, imbécil" por parte de su chino, porque era asiático, de a huevo era chino, apreciaba sus ojos rasgados, tenía chance.

El rostro del más bajo sólo pudo pasar a una nueva tonalidad más fuerte en la escala de rojos, si es que era posible, ¿cómo podían seguir creciendo los sonrojos y nervios en el mayor?

—¿Hiro? —el mexicano miró con cariño la expresión del chico frente suyo.

—M-Miguel...—susurró mirando al chico frente suyo, ambos se iba acercando poco a poco, era graciosa la situación, empezando porque se suponía que el mexicano regañaría y buscaría sacarle la verdad al mayor, pero terminó siendo otra cosa completamente diferente—. ¿Q-qué haces? —la voz temblorosa del japo-americano causó una sonrisa ladina y un sonrojo en el moreno, tomando el valor suficiente para tomar el rostro de su chinito con mucho cuidado y acercarse despacio a los labios del contrario, cosa que estaba siendo tortura para el Hamada menor quien empezaba a cerrar sus ojos poco a poco.

—¡LA PUTA MADRE CON ESE CHINO PENDEJO CARA DE CULO! —ambos jóvenes giraron mirando a Marco enojado, aunque su actitud había cambiado rápidamente, primero a asombro de ver la escena entre ambos chicos y luego a vergüenza y arrepentimiento por haber arruinado el primer beso de la pareja—, lo siento....

Chapter 28: Puras mamadas

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Tres chicos se encontraban sentados en el sillón, el mayor de los tres se encontraba en una esquina cubriendo su rostro, habría dado su primer beso de no haber sido interrumpidos, además de que se maldecía a si mismo por haber llegado a este punto tan de la nada, el mexicano mayor por su parte se encontraba en medio de ambos chicos mirando incómodo primero al chino y luego a su mejor amigo, por último el mexicano menor quería golpear a su mejor amigo por arruinar el momento y además, estaba nervioso, básicamente Hiro le había dado una indirecta de que lo quería ¿no?, podría arriesgarse.

El ambiente era incómodo, con dos chicos en cada esquina pensando demasiadas cosas, un mexicano en medio con el corazón roto e incómodo por arruinar el momento de sus amigos.

—Nuevamente lo siento, ¿Quieren que me vaya un rato? —murmuró intentando recibir el perdón de sus amigos.

—Sabes que, chinga tu madre, esto no es un libro de amor así que —sin previo aviso el mexicano menor se levantó de su asiento acercándose a su chino"culo si no",retiró las manos del rostro del más bajo uniendo sus labios mientras le sujetaba las muñecas, por fin después de mucho, al fin lo había hecho, ¿Debía decir que era la sensación más increíble que el moreno había experimentado en toda su vida?

Le valía madres que su amigo estuviese ahí, era su chino, así que tomaría la libertad de besarle donde quisiera.

Pendejo... —la voz suave y apenada del japo-americano se escuchó mientras era escondido en los brazos del mexicano menor, su rostro rojo y los nervios a flor de piel.

—Ora, comiendo pan enfrente de los pobres —eso causó una risa en el moreno quien sólo acariciaba el cabello de su ahora e indudablemente chino, su Hiro—. Bueno, los dejo, me voy a mi cuarto —el mexicano mayor anunció y tal como lo mencionó se fue, tanto para darles espacio a ambos jóvenes como para desahogarse en su cuarto, por el momento necesitaba eso.

....
—Hiro, hay movimiento cerca de tu área, debes moverte, no puedes estar solo, además sigues herido— la voz alarmada de Honey Lemon hizo que el menor mirara todo su espacio.

—No se ve nada raro, pero descuida, tendré cuidado.

El menor iba distraído, claro que sí, hace unos minutos había recibido un beso por parte del mexicano que lo ponía todo raro y torpe, aunque la magia no duró mucho cuando sus amigos le avisaron de la emergencia, dejando al mexicano en su hogar y correr a vestirse y por Baymax.

—¿Puedes verlo Baymax? —preguntó a su amigo mientras buscaba concentrarse, debía dejar de pensar en Miguel y concentrarse en la emergencia, "¡Control, Hamada, Control!" era lo que repetía en su mente.

—Hiro, hay una fuente de calor cerca tuyo, de verdad aléjate de ahí —el menor sólo ignoro eso—. ¡Hiro!

—Baymax, puño cohete —murmuró el más joven del grupo, primer estallido, habían dado en el blanco—. Chicos, los veo ahí, si no se sienten bien, prefiero que no lo hagan, no quiero que pase algo más.

Ante esa casi orden, el grupo de jóvenes llegó donde se veía el caos de la caída del tipo, ya no era más el ayudar a quien estuviese bajo esa armadura, se había vuelto muy personal y ahora los jóvenes buscarían la justicia de todos aquellos inocentes.

—¿No se cansan de seguir fracasando?, no pueden detenerme, sólo déjenme hacer mi trabajo, cuando ustedes caigan la ciudad será perfecta y no habrá más lastimados, uno por uno, quítense su casco, dejen que toda la ciudad de Sanfransokyo conozca a sus héroes y sepan a que tumba ir a rezar —el escalofrío de los jóvenes héroes fue notorio, tenían miedo, por supuesto que sí, más que en cualquiera de las otras veces, pero sólo caerían cuando ya no dieran para más.

—Terminemos esto, lejos de toda la ciudad, quieres eliminar a los grandes héroes, estas personas nada tienen que ver —la voz del joven salió fuerte y segura, aunque para sus adentros era totalmente lo contrario.

—Una pelea justa, manteniendo lejos a la ciudad, manteniendo la seguridad de las personas y de la misma, pongamos fin a esto—la coreana se colocó a lado del Hamada.

Ninguno estaba seguro de poder sobrevivir a lo que venía, pero habían decidió ser héroes no sólo para mantener con vida el legado de Tadashi, con el tiempo ayudar a las personas era también su motivación, iban a proteger a todas estas personas, ese era su trabajo.

—Bien, grandes héroes, ustedes digan el lugar, quiero ir idealizando dónde quedarán inertes los increíbles héroes de Sanfransokyo— su risa no fue nada amigable, aun siendo robótica era suficiente para que el miedo calara los huesos de los jóvenes genios—, A las ocho, ¿les gustaría el lunes? día aburrido, busquen el lugar, se cómo encontrarlos— nuevamente su humo dejando a los jóvenes sin aire, era un niño quien ahora estaba en el suelo, muerto con varias heridas y su rostro no parecía nada del de un niño, con todos esos golpes.

No sólo eso les heló la sangre a los jóvenes, el que el lograría encontrarlos ¿Sabía quiénes eran?

.....


—No, no, no, no, no, ni de pedo pendejos, ninguno va a ir a esa pelea— ahora Marco era el encargado de ayudarles a los jóvenes—, no mamen, esto es serio, podrían...

—Morir, lo sabemos, pero es nuestro deber, nosotros elegimos ser los superhéroes de esta ciudad, es nuestro deber protegerla y a su gente—el chico de cabello rebelde ahora era quien enfrentaba a el moreno, ambos estaban en una disputa.

—¡Chicos! —la voz de Wasabi interrumpió, las miradas se posaron en él, quien al tener su atención prosiguió—. Marco, gracias por preocuparte, pero iremos, como dice Hiro es nuestro deber, sólo te pedimos que nos cubras en ese pequeño momento, al saber de la lucha nadie debe salir de casa, cúbrenos con la señorita Cass, por favor.

—¡Y si no sobreviven, ¡¿qué?!, ¿Qué se supone que le voy a decir a mamá Cass o a Miguel?, ¿Creen que el tipo ese va a cumplir su palabra de ya no hacer daño si ustedes caen?, por mamá Imelda...—la voz de moreno se apagó mientras al parecer buscaba una solución, los chicos frente a él también lo hacían—. De acuerdo, pero si alguno sale herido de gravedad por más lastimado que estén ¡les voy a meter un putazo!—advirtió el joven mientras los demás buscaban una estrategia, de alguna manera sentían que sus días estaban contados y en parte podía ser así.

Tres días.

Chapter 29: Cuenta regresiva

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Ninguno de los jóvenes podía estar concentrado, mucho menos podían estar tranquilos y en un mismo lugar por mucho tiempo, estaban aterrados, con pánico y al mismo tiempo querían acabar con todo cuanto antes.

Claro que ninguno se estaba preparando para ¿morir?, querían evitar pensar en eso, ambos rubios se encargaban de dar un aire positivo y animar a su equipo, decían que irían a alguna playa bonita a pasar unas vacaciones juntos, irían a cocinar nuevamente galletas a casa de Fredy, seguirían siendo los mismos chicos genios y muy, muy infantiles de siempre.

Esas pequeñas imágenes los hacían sentir más seguridad, claro que terminarían muy heridos, pero no iban a perder esa batalla, no, no lo harían.

—¿Cariño?, te noto un poco distraído, ¿pasa algo?— la voz de la señorita Cass hizo dar un brinco al más bajo quien sólo negó, era sábado así que trabajaba en la cafetería junto al mexicano y el clon de su hermano, del cual pasó a tener una buena relación a alejarse un poco, Marco quien había empezado a tener una relación estrecha con el cocinero de un día para otro sólo se alejaron, sin volver a verse a la cara o saludarse.

Se empezaba a notar la separación entre ellos. Marco y Hiro estaban iguales, aislados.

Las cosas entre el mexicano y el menor de los Hamada no era diferente, claro que ese beso había sido el cambio totalmente de papeles, de amigos a algo más, habían marcado que no sólo querían ser amigos, pero ninguno mencionó nada después de eso, en la mañana ni siquiera se veían a la cara, o al menos el japo-americano no notaba nada, tenía un millón de cosas en su cabeza, pero la que ocupaba el primer puesto era esa batalla y la ciudad.

—¿Te encuentras bien chino?— habló el mexicano abrazando por la espalda al mencionado, podría sonar acosador, pero al notar que su chinito iba dentro de la casa lo siguió para hablar un poco, la actitud del más bajo le preocupaba y mucho—, ¿Hiro?

—Estoy bien, lo estoy Miguel—esa no era una voz sincera, además de que la forma en que lo había dicho sólo alteró al moreno, quien con algo de fuerza lo giró para ver sus ojos—. Miguel..., estoy bien.

—No mientas, por favor, por esta vez dime que pasa —antes de poder seguir con sus reclamos por saber lo que sucedía, el beso que recibió por parte del mayor lo dejó en blanco, había sido sólo un roce, pero fue suficiente para que el mexicano se tranquilizara.

El azabache mayor quería recuperar un poco de paz que el moreno le daba, quería volver a sentir lo de hace unos días atrás, pero no podía, la situación no estaba ayudando en absolutamente nada. Podía sentir su estómago lleno de nervios y sus piernas temblorosas, sabía que eso no era provocado por el chico frente suyo, pero sin importar cuánto quisiera mantener un romance con el mexicano, primero debía salvarlo y a él mismo.

—Hiro..., ¿qué pasa? —susurró con voz suave para el más bajo quien sólo acariciaba la mejilla del contrario, la mano pequeña y áspera del mayor, le daban una sensación cálida al de ojos chocolate, quien sin pensar mucho disfrutaba de las caricias que el pulgar de su chino le otorgaban, momentos que siempre quería vivir.

—Nada..., no pasa nada—en la mente de Hiro había sólo dos cosas, primera mantenerse con vida, segunda, estos dos días, los pasaría con el chico frente suyo y su amada tía Cass, no quería arrepentirse en sus últimos momentos—, ¿Quieres salir mañana? todo el día, con tía Cass, también Marco y Kyle, una salida familiar—susurró aún dando caricias al moreno quien asintió besando los labios del mayor, era un lindo momento para una situación delicada.

Chapter 30: Marco

Chapter Text

Pov Marco
Había salido demasiado tarde, después de esa linda presentación tuve que ser ayudante de una de mis amigas con sus vestuarios, sabía que era importante para ella, pero ¡es sólo ropa!

—¡Migueeeeeeeeel!— llegué mirando a mi queridísimo amigo como loco—¿Y ahora tú?—pregunté mirando que realmente parecía que acababa de perder su pasaporte,

—No encuentro mi sudadera, según yo si la traje, pero no está—mi amigo hacía puchero mientras parecía intentar recordar algo.

—Ya estás muy grandecito para perder una sudadera, no mames...—antes de terminar de regañarle me quede un poco congelado al ver al chino que salía de la cocina, ¿Desde cuándo había otro chino en esta casa? y más importante ¿Dónde está mi heterosexualidad? que la acababa de perder—, no mames, ¿desde cuándo hay otro chino? —murmuré bajo para mi amigo intentando sonar todo menos desesperado.

—Es Kyle, trabaja aquí, es asistente de cocina ¿Y dónde está mi sudadera? —habló irritado aun buscando su sudadera, pero a mí me valía madres, ese chino era otro pedo.

—¿Pasa algo Miguel? —la señorita Cass se hizo presente, causando que yo y mi amigo la viéramos.

—El niño perdió su sudadera —hablé con simpleza mientras Miguel volvía a su puchero.

—¿Una roja con gorro? —preguntó el asiático mayor, que ahora que lo veía parecía que estaba emputado, pero no mames ¿Qué pedo con ese wey?, sentía nervios y me sudaban las manos, además su voz, uffff.

—¡Si, esa mera!, ¿Dónde está? —preguntó un poco emocionado mi compañero mexicano, aunque eso no duró mucho por la respuesta.

—¿No es la que se llevó Hiro puesta? —no pude evitar recordar el momento de la tarde, donde el chino se había enojado al decir que Miguel estaba con chicas, realmente quería reírme, pero por cortesía a mi amigo no lo haría.

—¡Puto chino pendejo!—habló enojado cruzándose de brazos—, al menos pídela para la otra cabrón—bueno vale verga, es mi mejor amigo.

—¡JAJAJA! y el wey decía que no estaba celoso —mi risa era de las que contagiaban, pero me valía madres, no mames esa era una escena muy graciosa para mí, además de ver a mi amigo sonrojado ¡Valía oro!—. Ay Miguel, tal vez tú no quieres novia, pero hay un chino que ya te quiere amarrar—de nuevo mi risa salió, amaría molestar a Miguel con el chino.

.....

—¡Mameees cabrón! y yo buscando a un chingo de viejas para que aceptes alguna y sólo debía hacer que llegara un chino a tu vida—miré a mi amigo, realmente estaba asombrado, ¡estaba pasando por fin!—. Wey, estás celoso de que Kyle esté con tu chino, que se hablen bonito, estén juntos, que Hiro sonría para él y no para ti, no mames, mi trabajo fue por nada.

Aunque ahora que Miguel me lo decía, yo también me sentía enojado, el chino cara de culo no se veía de muchos amigos, así que yo quería empezar a acercarme y lo estaba logrando, aunque sabía que no sólo quería una amistad, me interesaba ese wey y ahora mismo estaba enojado con Hiro.

—Deja de decir estupideces, no me gusta Hiro, además de que no lo conozco para que suceda eso, además que no estoy celoso—su voz enojada me hizo suspirar, realmente era un tonto, ¡Y el pendejo aquí era yo!—, estoy molesto porque yo quería ser su amigo, ¡pero ese wey vino a cagarla!

—Si claro, wey, no mames, a ti tal vez no te guste el chino, aún, pero si estás celoso, vamos, respóndeme, te molesta que él sonría o este junto a el cara de culo ¿sí o no?—murmuré comiendo mi gomita, si el wey no se daba cuenta iba a ser en vano este pedo.

—Simón, pero—antes de que acabara lo abrace dando caricias en su cabeza, aunque debía decir que yo estaba parado en el sillón y el normal, puto poste.

—Mi lindo y pendejo Miguelin ya está creciendo y está celoso—fingí una lágrima falsa causando que se enojara más, gracias chino.

—¡Qué no estoy celoso Marco de la Cruz!—gritó "molesto" aunque en realidad estaba avergonzado y se sentó de golpe en el sillón—, no lo estoy y menos por Hiro.

—El chino de Kyle—me causaba gracia decir eso, pero solo tenía una opción, debía hacerlo entrar en razón.

—¡Es mi chino! —miré a mi amigo sonriendo, el wey estaba pálido—, no mames...

—Miguel, mi trabajo ha terminado, pero el tuyo acaba de empezar—le guiñé mientras me iba a preparar un café, sería tan divertido ver sus expresiones de confusión.

....
Mi día había comenzado normal, domingo, ir a correr, regresar y ducharme, luego ir de compras, el cual se vio interrumpido y abortado por la chica loca que me quería putear, hice lo más inteligente del mundo, correr.

—¡MIGUEEEEEEEEEL SÁLVAMEEEEEEE!—entré corriendo a la cafetería, me haría pendejo esta vez, corrí tras el chino abrazándolo—, chino, tú amiga me quiere golpear

—¿Qué le hiciste?—escuché sus suspiros y negar, el aroma de este cabrón era increíble.

—El café aún no abre y ya hay dramas aquí— la voz de Hiro me hizo sonreír con burla, si la loca esa me perseguía a diario y podía abrazar a este wey, entonces es un precio justo—, ¿Entonces Marco?

—No hice nada, sigue con lo mismo, terminé corriendo y vine aquí, pero ahora sabe dónde vivo—abracé más al chino como si no me diera cuenta, ahora, modo pendejo activado—, ¡¿Ah, qué pedo?!, ¿cuándo creciste?—debía decir que me sentía demasiado imbécil, claro que no se podían confundir, pero el momento de desesperación era mi cuartada.

—¡No te rías chino!—escuché a Miguel quejarse, claro que eran diferentes mamón—, estás abrazando al otro chino wey

—¡Ah no mames! —me separé de putazo para seguir con mi perfecta actuación—. Perdón wey— miré su rostro, estaba confundido, pero no se veía enojado, vas por el buen camino Marco de la Cruz—, en fin, Hiro, ayúdame— dije alargando las vocales finales, tomé sus manos notando el rostro rojo del chino y de reojo vi a mi amigo enojado—. Dile que ya no intente matarme.

Miré cómo una sonrisa aparecía en su rostro, sentí un pequeño escalofrío, los dos postes se hicieron hacia atrás, esto te pasa por pendejo Marco, por pendejo.

—Le diré, pero a cambio debes ir a recoger algo —miré al chino más alto quien se encogía de hombros, trague saliva, ¿en qué me había metido?

....

Luego de recoger el paquete oloroso del chino dos, había empezado a entablar una conversación con él, aunque claro era difícil, muy difícil, ya que era antipático a madres, pero no me iba a rendir, ¡era Marco de la Cruz!

Habían pasado varios asesinatos en la ciudad, eso me causaba un escalofrío, aunque tenía fe en que los héroes esos lo resolvieran.

Esa noche después de la cita con Hiro, Miguel no había regresado, estaba preocupado por su seguridad, pero esperaba que fuese una falsa alarma y que estuvieran pasando un agradable momento..., y que usaran protección.

Me había costado mucho conciliar el sueño, pero se fue al carajo cuando mi celular empezó a sonar. Estaba realmente tentado a no responder, e incluso apagarlo, pero el sueño se había ido.

—¿Bueno? no mames chino, son las dos de la mañana ¿qué pedo? —me quejé escuchando ¿aire?

—Marco, necesito un favor, necesito que desde donde sea que estés evites que Miguel salga del café, por favor, te pagaré con lo que quieras —escuché aún en ruido en silencio, sin duda alguna era aire ¿estaba en una moto?

—De acuerdo, me debes una grande chino, sólo sígueme la corriente mañana, haré lo que pueda, pero ¿En qué estás metido?, se escucha mucho ruido.

—Hiro, estamos llegando— escuché la voz de alguien que no pude reconocer ¿Llegando? ¿A dónde? ¿Con quién?

—Te lo encargo, por favor —antes de poder decir o preguntar el chino ya había colgado.

¿Qué mierda pasaba? no tenía idea, algo que si sabía era que esa llamada era importante y mi amigo estaría en peligro si salía.

Me levanté tomando una sudadera y salir de nuestro departamento, iría a buscar a Miguel. Bajé saludando al oficial de la entrada, iba a salir, pero no me dejó, al parecer nadie podía salir. ¿Por eso era desde aquí evitar que Miguel saliera?

Marqué a Miguel esperando que contestara, entonces era algo importante, Miguel no debía salir.

—¿Qué quieres Marco? —la voz irritada de mi mejor amigo me calmó, estaba bien, aún estaba bien.

—¿Dónde estás?, iba a ir a buscarte, pero ya me dijeron que no puedo salir, bueno, el punto ¿Está el chino contigo? —murmuré colocándose la sudadera, si el wey no me hacía caso me saldría por la puerta de la basura paa buscarlo—, ¿Miguel?

—No, no lo está, se fue hace unas horas con sus amigos por una emergencia de no sé qué, voy a salir a buscarlo —habló bastante enojado, se notaba que quería ir a verlo.

—No mames pendejo, no salgas, quédate ahí, wey hablé con Hiro, me marcó diciendo que se encontraba bien y eso—ahora necesitaba una excusa, o algo que hiciera a mi amigo avergonzarse, calmarse o sólo dar en su corazón—. Wey..., ¿besaste a Hiro?

¿Qué clase de pregunta era?, supongo que era lo más rápido para que él se confundiera.

—¿Por qué quieres saber eso? claro que no —habló ahora incómodo —. Marco, si esto es para hacer tu papel de vieja chismosa, no va a resultar, de verdad debo ir a buscar a Hiro—habló nuevamente, había ayudado a bajar su enojo.

Me tendrás que explicar, Hiro.

—Wey, si Hiro está con sus amigos deben estar a salvo, cuando regrese sin pedos yo lo agarro y le das sus buenos putazos o besos, lo que más te agrade, pero por favor, no te expongas por algo que pueda ser una falsa alarma ¿si?, te lo pido como familia.

Había dado en el blanco, escuché su suspiro de su resignación, muchas gracias pinche chino.

—De acuerdo, yo estaré aquí —susurró colgando primero. Ahora mi trabajo era saber que vergas hacía el chino.

.....

No era de mis mejores ideas, pero entrar a la Universidad de Ciencias había sido realmente sencillo, demasiado, algo para lo que no estaba preparado era para ver a Hiro y sus amigos así de lastimados.

—¿Me dices qué pasó? —miré al chino que tenía frente mío, estaba todo golpeado y el labio roto nuevamente—, no mames chino, dime qué vergas te paso o te llevaré con Miguel.

Escuché su suspiro, ninguno de sus amigos estaba interesado en nuestra conversación.

—¿Cómo entraste aquí?, esta no es tu Universidad—pregunta estúpida para ese momento.

—No evites mi pregunta, mira, no es como que sea tan difícil entrar, más si entras en bola, ahora que respondí, tú responde —miré al chino de forma sería, necesitaba respuestas.

—¡Chicooooooooos!, ¡minimax y yo encontramos vídeos sobre nosotros, justo cuando golpearon a Hiro!— me giré a la puerta donde Fred, el chico del concurso de miradas había entrado mostrando un vídeo.

No mames el vergazo que le metieron a ese wey

—Oh mierda...santo vergazo le metieron al tipo...espera ¿A Hiro? —Mi celebro empezó a conectar las cosas, esos weyes ¿de verdad?—. No mames....

—Oh no—se escuchó a coro, esto no era bueno

—Honey, tu mezcla rara para la memoria, ya —Fred fue el primero en hablar mientras yo retrocedía

—No mames, sea lo que sea que sea esa madre yo no le entro y en segunda, Hiro, eres un pendejo al arriesgarte así— miré sus ojos, estaba molesto—. Déjame ver si estoy entendiendo cabrón, ustedes...—me quedé callado mirando todo el lugar, sólo estábamos nosotros—, son los héroes de la ciudad, son los que están intentando ver que pedo con las muertes y ¡esa es la razón de todos tus golpes!, no mamen, tienen suerte de ya estar bien amolados o yo ahorita les metía otro por descuidados —los miré molesto, a todos, eran unos descuidados—, ¿Por eso me marcaste el sábado?

—Si, necesitaba evitar otro accidente—su voz fue leve mientras miraba a su equipo —, necesitábamos mantener a salvo a todos, no queremos más inocentes lastimados.

—Por favor, permítenos borrar tu memoria de este momento, nadie debe saber de esto— la voz de esa china fue extrañamente amable y exageradamente dulce. Eso me daba mala espina y yo no iba a entrarle.

—No gracias joven, hay muchas cosas vergas de esta linda visita que quiero recordar, además—Debía saber si al chino de verdad le importaba Miguel, la mejor forma, poner a prueba, de forma directa.

Tenía mis manos en sus mejillas, no podía separarse, era la escena perfecta, aunque no me iba a acercar más, ya estaba apartado para el otro chino con cara de odio hacía el mundo

De la nada sentí un putazo en mi vientre, ¿Qué pedo? ¿Cómo estaba tan fuerte?

—Simón..., si te importa—mi voz salió entrecortada, pero si había cumplido mi objetivo

—Marco, perdón, lo hiciste de la nada y....—me levanté mejor, intentando recuperar el aire que perdí

—No hay pedo, bueno Hiro, si me necesitas para entretener al Miguelin o tu tía, no dudes que lo haré, solo por favor mantente con vida, quiero ser padrino —sonreí sacando algo de mi mochila —. Y con el chino, aunque no lo pidas, bueno debo irme, deje a Miguel comprando burritos, por cierto, ten, maquíllate —sonreí saliendo de ahí despidiéndome de todos con mi mano e ir a buscar a Miguel.

Hiro ya era mi familia, así que le haría paro.

.....

Miraba pálido mi celular, esos weyes estaban super mal heridos, quería ir con ellos a ayudarles, pero ahora mismo debía entretener a Miguel, saliendo de esto debía ir con mamá Cass y tal vez distraerme hablando con el chino cocinero, que para ese punto me traía más pendejo que Hiro a Miguel, y eso era mucho que decir.

Necesitaba una buena excusa, ¡pero ya!

.....

—Ya te dije que estoy bien— un suspiro de cansancio salió de los labios del chino, pero me valía madres, les había llevado roles de canela, esos me ayudaban cuando me daba en mi madre y claro que también a regañarlos—. Enserio, estamos bien y Marco, gracias por cubrirnos y ayudarnos al mantener a todos en calma.

—Eso es lo de menos pinche chino, no mamen, deben tener más cuidado y no atacar a lo pendejo, Hiro, tienes una herida muy cabrona en tu costado, un poco más y habrías muerto, lo mismo para ti China , tu rubiecita estás exageradamente lastimada, tu, chinos vergas casi mueres por esas descargas, tú quedaste inconsciente después de que te aventaran ese pedazo de concreto en la cabeza, que gracias a tu traje de lagarto o a la puta suerte no te descalabro y sigues con vida y ustedes dos, no pues de ustedes no tengo quejas—miré a ambos robots quien sólo parpadearon—, el punto es que ustedes deben estar a salvo, sólo respondan ¿cómo pretenden mantener a salvo una ciudad y a sus habitantes si no pueden mantenerse a salvo ustedes mismos?, si planean hacerlo a costa de su seguridad, si son unos genios, la ciudad perderá a sus héroes, familias perderán a sus hijos y la ciudad será un blanco fácil, ¡claro que están siendo inteligentes en esto!

Miré a los chicos que tenía frente a mí, no se veían y sabía que no estaba nada, pero NADA bien, era muy claro, intente relajarme contando, necesitaba evitar poner peor la situación, pero con sólo verlos así nuevamente me enojaba y empecé nuevamente a contar.

—¿Cómo han...ya saben excusado sus heridas y el no ir a casa?, digo, para no cagarla— intenté que mi voz sonara serena, aunque quería meterles un putazo.

—No tenemos excusa, sólo desaparecemos, no respondemos el celular, la escuela venimos y nos vamos, al menos hasta que las heridas mejoren no podemos pasearnos con tanta tranquilidad.

—Haber cabrones, no pueden simplemente hacer esa mamada, por si lo olvidaste, tú —murmuré nuevamente enojado y señalar al chino—, tienes una cita con Miguel hoy y ustedes tienen trabajo, ¿acaso olvidaron que hoy tienen una junta con el cliente de seguridad? ¡No mamen!, mejor ya díganme que sea su secretario y les digo sus pendientes—el suspiro fue colectivo, probablemente ninguno sabía si hacer lo que ya tenían de plan o cancelar todo. Por sus miradas estaba seguro que querrían cancelar.

....

Luego de reprimir a esos pendejos, había ido a realizar unas prácticas y unas notas, estaba adelantando mis clases por cualquier cosa que pasara con ellos, era estúpido pero no pendejo, no iba a poner en riesgo mis clases, luego de salir hice lo mejor que pude hacer, ir a hablar con el cara de culo, desde la escena que Hiro había visto en la cocina era incómodo entre nosotros, jotear entre ambos había sido correspondido por el otro, pero después de lo que Hiro vio, él se separó de mí, no más juegos de coqueteo.

Vaya que dolía, él lo veía como juego, para mí no lo era, realmente me gustaba ese wey.

—Hola —susurré sentándome en el suelo a su lado, era su descanso y aprovechaba para fumar un poco lejos del café—. ¿Cómo va todo? —sonreí intentando mantener una conversación con él, una "normal".

—Va bien, no hay mucha gente, Miguel se acaba de ir, ¿No debes estar en la escuela?—mire al frente y negar—, tuve otra situación más importante —murmuré tomando su cigarro y aspirar, necesitaba calmarme y era un buen consuelo, uno que hace mucho no hacía—. ¿Qué?

—No sabía que fumabas y ¿Qué es más importante que la escuela?—

"La vida de alguien de mi familia y sus amigos"

Sólo me encogí de hombros mirando al frente y regresarle su cigarro

—ya casi no lo hago, y hay cosas más importantes que la escuela.

—Si tú lo dices —miré de reojo, su semblante era serio, aunque no estuviese enojado, me gustaría ver su expresión tranquila—, ¿Qué me miras? —sentí mi rostro caliente mirando al frente de forma rápida.

—Nada, sólo me preguntaba, ¿Alguna vez estas sin tu expresión seria?—murmuré mirando los autos pasar, el transporte era bastante en esta ciudad y aun así parecía tranquilo.

—En algunas ocasiones, supongo, no es como que este preocupando por mi expresión todo el tiempo—había burla en su voz, suficiente para que mi corazón y los nervios empezaran a sentirse fuerte"Estúpido y sensual chino"

—Simón, supongo, oye ¿Qué te sucede? hemos estado...distantes —no estaba seguro de como guiar la conversación, a decir verdad no creía que debía seguirla, pero quería saber—, somos compas, dime que pedo

—Seré honesto Marco, ¿Te gusto o algo similar? o ¿Sólo es por "mamar", como dices? —esa era una pregunta que no me la esperaba, miré que apagaba su cigarro, ¿qué se supone debía decir? —, ¿Entonces?

—Me gustas, desde hace un rato—confesé suspirando, no sabia cuál era la peor respuesta, pero al menos lo iba a intentar.

—Me voy de la Cruz—lo vi que se iba a alejando sin más, me sentía mal, era muy raro el sentimiento y la presión en mi pecho ¿Por qué se sentía así?, sólo era un rechazo.

Un rechazo.

Era increíble, la primera vez que sentía esto así de intenso y terminé rechazado, claro, ¡muchas gracias vida!

Caminé a mi hogar, Miguel debía seguir en su cita con el chino, espero que les vaya mejor que a mí y que también, el chino sepa que decir de sus golpes.

Al menos podía llegar a comer el helado que había en el refrigerador, los chocolates y ponerme a ver películas, según mis amigas eso las anima en un rechazo o ruptura amorosa. El gritarle a esa persona, o simplemente escuchar música y cantarla fuerte, valía la pena intentar.

—¡LA PUTA MADRE CON ESE CHINO PENDEJO CARA DE CULO!— hablé molesto encontrando la escena más mamona, incómoda y en este momento nada agradable para mí. Mi mejor amigo a nada de besar a su chino, la había cagado en grande y sin querer—, lo siento...

Chapter 31: Sábado

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Pov Hiro
—¿Eso es un sí? —pregunté a mi tía, quien decoraba un café—, ¿podemos?

—¿Salir?, bueno, hace tiempo que no salimos un fin de semana juntos, suena divertido, cerraremos temprano, podemos ir a comer algún crep, ¡oh! ¿qué tal ir a ver la ciudad desde el mirador?

—Suena bien, hagámoslo —sonreí abrazándola, tenía miedo, mucho, pero tenía más miedo de perderla—. Iré a preguntarle a Kyle —sonreí separándome e ir a la cocina—. Kyle, ¿tienes algo que hacer hoy?, cerraremos temprano y bueno, iremos a él mirador, ¿Quieres acompañarnos?

—Me gustaría, pero tengo situaciones personales que no me lo permiten, pero gracias por la invitación—miré su expresión relajada, veía a Tadashi frente a mí—, Hiro ¿Estás bien?

—Si...sólo, justo ahora...—mordí mi mejilla internamente, no era él—, no, nada, entonces te veremos hasta ¿el martes?—pregunté dudoso

—Claro, aquí estaré, buena suerte —asentí saliendo, Marco estaba siendo arrastrado por Miguel, al parecer no quería estar aquí —, ¿Pasa algo?

—¡Chino!, necesitamos hablar —antes de mi protesta o la de Miguel, ambos estábamos ya arriba —. ¿Le dirás algo a Miguel? —negué con mi cabeza abrazándome—, chino, no estoy seguro, ya me dijeron su discurso pero, no estoy de acuerdo, en absoluto, realmente siento que esto va a terminar mal, escucha, eres de mi familia ahora, Miguel es mi hermano, así que eso te vuelve también el mío, político, pero te vuelve mi hermano, sólo te pido que te cuides y te mantengas con vida.

—Daré todo mi esfuerzo, lo prometo —susurré mirando la entrada que unía a la cafetería—, ¿Irás con nosotros?

—Si, ¿Irá Kyle? —miré de reojo al moreno y negar—, lo supuse, bueno chino, tendremos un día como cuñados políticos, para molestar a Miguel—sonreí por eso—, de verdad chino, tú y los otros, cuídense mucho, no duden que aquí estoy para ayudarles.

—Gracias, en serio, ahora vamos —murmuré caminando con él, ya estaban limpiando el café, lo agradecía, Marco entendía lo que significaba para mí, una mini despedida de por sí acaso.

—Insisto, no estoy de acuerdo, pero te voy a apoyar—miré a Marco y asentir, iba a recibir un golpe de él por irresponsable, pero no más de eso.

—¿De qué hablan? —me giré mirando a Miguel y sentir mi cara roja negando—, ¿nada?

—Le contaba al chino todo lo que hacías de pequeño, precisamente le estaba contando la vez que te quedaste dormido en la masa de los tamales—escuche la risa del mexicano a mi lado y ver el rostro rojo y enojado del menor de ellos me causaba ternura, era algo que quería volver a ver—. Tengo fotos de él de bebé y de pequeño, ¿Quieres verlas?

—¡¿Por qué tienes eso?! —me acerqué abrazando a mi moreno y sentirme más tranquilo ahí, necesitaba encontrar un poco de paz, la necesitaba y ya, sus brazos y su calor lograban un poco el objetivo.

—Mamá Elena me las mostró, claro que iba a tomar fotos, tienen como veinte álbumes sólo tuyos, hay cosas épicas ahí— miré a ambos, a pesar de que físicamente se parecían, eran muy contrarios, pero ambos tenían un buen corazón, un muy hermoso corazón.

—Hiro, pase lo que pase, por favor, no veas esas fotos—sonreí negando y caminar a Marco—. ¡Eso es traición!

—No lo es, quiero ver tus fotos, debo tener cosas para burlarme —choqué los cinco con Marco, me agradaba tanto.

Somos amigos.

—Me siento totalmente traicionado e indignado—sonreí ante eso caminando a ayudar a mi tía, un día feliz, lleno de momentos felices.

.....

—¡Hiro!, mira, ¡es hermoso! —sonreí al lado de mi tía, esa era de las imágenes que iba a recordar, ella sonriendo, suficiente ánimo y fuerza, eso me daba esa imagen—, ¿Pasa algo cariño?, te noto distraído, ¿Quieres contarme algo? sabes que lo que sea, me puedes tener confianza—negué sonriendo más y ver al paisaje de nuevo.

—No es nada, sólo me gusta verte feliz, tía Cass— murmuré viendo el atardecer con ella, aunque odiaba pensar que yo le quitaré esa sonrisa.

—¿Dónde están Miguel y Marco?—sonreí con burla a mi tía y señalar a ambos morenos quienes estaba compitiendo por ver quien daba más vueltas en el carrusel de los niños—. Son felices, me alegra tanto que se diviertan y muestren eso— mi sonrisa se fue,ahora sentía pena con mi tía, era lo contrario a lo que había y estaba siendo mi adolescencia, a los diecisiete años yo ya estaba terminando mi maestría en robótica y creando la empresa junto a los chicos.

Mi vida y la de los mexicanos eran totalmente distintas, pero me alegraba demasiado el que se hubieran juntado, me gustaba uno de ellos, el otro podría considerarlo mi mejor amigo, junto a los chicos, realmente, sin querer había abierto las puertas de mi barrera. No sabía en que momento, pero no me preocupaba.

—Si en algún momento tienen un hijo, serán increíbles —me giré a mi tía con la cara roja, ¿Qué?, me había perdido mucho—, ambos actúan de forma protectora —vi a ambos morenos quienes ahora jugaban con los niños que había ahí, varios padres y jóvenes los grababan, claro, no era común ver a dos a puestos jóvenes jugando con todos los niños y manteniéndolos en control, esperen ¿estaban cantando?

—Si, lo serán —susurré sonriendo, mirando a un mexicano en específico, ¿Si le contaba la verdad, estaría igual que Marco?, no, no debía decirle nada, todo iba a salir bien, confiaba en eso.

—Hiro, tengo una inquietud, las mariposas están sobre mí—presté atención mirando a mi amigo adorable y sonreír con ternura, era una imagen realmente adorable.

—Déjame ayudar—sonreí abrazando a mi amigo y de esa forma ahuyentar a las mariposas, luego el abrazo se volvió junto a tía Cass, esta era mi familia y Baymax y yo íbamos a protegerla.

—Hiro...—negué colocando un dedo en mis labios, no era momento para preocupar a tía Cass, de hecho, ese ni siquiera era el plan.

-—¿Todo bien mi cielo? —asentí volviendo mi vista al moreno—. ¿Todo bien con él?

—Si..., creo que, vamos por buen camino —murmuré nervioso, no sabía qué hacer, podría ser un genio en robótica, matemáticas, química, bioquímica y básicamente cualquier rama de las ciencias, pero de temas amorosos y sentimientos mi coeficiente intelectual y mi capacidad de retener información era nula, ¿Y qué decir de experimentación?—. No lo sé, me gusta.

—Lo sé Hiro, lo sé —sonreí dejándome abrazar por mi tía y Baymax, todo estaba bien ahora, por esté momento, todo estaba bien.

......
—Chino, no era necesario que el malvavisco y tú nos trajeran —sonreí caminando aún con ambos mexicanos, iba con mis manos en mis bolsillos mientras Baymax y Miguel iban jugando a no pisar las líneas—. Hiro, todo está bien —susurró Marco a lo que asentí.

—Lo sé, todo está bien — mi vista fue a otra escena que me daría fuerza, quería revivir muchos momentos, claramente también quería crear nuevos, iba a dar lo mejor de mí—. ¿Me dices que pasa contigo y Kyle?

Escuchar su suspiro y el ver el cambio de ánimo tan repentino, era señal de algo malo, ¿qué había sucedido?

—Bueno, digamos que me gusta el chino cara de culo —alcé mi ceja por el apodo ¿Desde cuándo lo llamaba así?—, el punto es que quise acercarme y lo estaba logrando, incluso joteaba con él, de compas, ya sabes, jotear refuerza la amistad—miré atento al frente, esperaba que no hiciera nada raro , para mi suerte y tranquilidad continuo hablando—, entonces me empezó a gustar más, de forma sería, el día de los roles de alguna manera me declare y fui rechazado, digo, no hay pedo, sé que no me puedo morir por eso, además de que no me voy a aferrar a eso, pero pues duele, quiera o no, es la primera vez que siento esto y me rechazan— me detuve junto con él, Baymax y Miguel seguían jugando, así que podía hablar.

Odiaba con todas mis fuerzas el contacto físico y más afectuoso, pero, era por una buena causa ¿no?, extendí mis brazos recibiendo a Marco en ellos, él era más alto que yo, pero no por mucho, sentí su cuerpo relajarse, esto era lo que el necesitaba.

—Todo está bien, cómo lo dices, si él no se da cuenta que eres increíble yo mismo le meto unos putazos por pendejo —intente imitar su voz causando su risa, este día iba bien.

Chapter 32: La no cita que sí es cita

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Pov Miguel
Suspiré abrazando la sudadera que tenía el aroma de mi chinito, me sentía realmente feliz, había pasado un increíble día con él, con mamá Cass y con mi mejor amigo, mi familia de aquí, había sido realmente un buen día.

Aunque en el camino de regreso miré a mi chino abrazar a Marco, no sabía que sucedía, por su parte Marco no quiso contarme, ahora yo ocuparía el papel de vieja chismosa.

—Marco, respeto tu privacidad pero reitero mi autoridad como tu mejor amigo entrando de todos modos —grité abriendo la puerta y ver, lo más raro para mí, algo que nunca esperé ver, pero es que nadie se prepara para ver a su mejor amigo, el alegre y desmadroso, en el suelo de su habitación llorando y abrazándose—, que pedo..., Marco, dime ¿Qué vergas te pasa? —me acerqué rápido a abrazarlo, era mi mejor amigo, claro que estaría ahí para lo que el necesitara, para todo.

—Nada..a, de verdad nada —eso me recordaba tanto a Hiro que me hizo enojar, la diferencia era que yo había crecido y conocía a Marco como él me conocía a mí.

—Chingas a tu madre si crees que te voy a dejar así, dime qué vergas paso, ¿A quién mato?—escuche su risa y eso me calmó un poco, seguía el mismo Marco ahí—, ¿Entonces?

—Me rechazaron, pero descuida, sólo un bote más de helado y ¡Marco de la Cruz regresa y más diva y vergas que nunca!, pero por ahora estoy fuera de servicio, la máquina de pendejadas no funciona hasta nuevo aviso —sonreí levemente, negando, él seguía diciendo todo eso a pesar de que se sentía tan mal.

—¿Quién fue?—tenía mis sospechas que era el chino con cara de odio al mundo, pero necesitaba que escucharlo de mi amigo, necesitaba saber que pasaba.

—No es importante wey—negué sentándome a su lado, ¡Claro que era importante si hacía llorar a mi hermano!

—Nelson, dime quién fue, si importa —di caricias en su cabello, lo conocía, mi amigo realmente estaba sufriendo, le dolía muchísimo, y no iba a dejarlo así.

—Kyle—en primera era algo fuerte, dijo su nombre en vez de "el apodo", segunda volvió a estallar en lágrimas, no mames qué le iba a dar una madriza a ese wey o ayudar a Marco a hacerle un amarre, cualquiera de las dos—, pero, estoy bien, en serio, sólo un poco más, todo va a estar bien..., todos van a estar bien—de acuerdo, me había perdido mucho ¿Todos? ¿Quiénes todos?, ¿Había algo más además del cocinero?

—¿Qué otra cosa sucede además de Kyle? —murmuré atento, había algo más que lastimada a mi amigo, algo que realmente lo estaba lastimando—, ¿Marco?

—Nada, todos van a estar bien, sé que sí, lo prometieron—no estaba entendiendo nada, sentí el peso de mi amigo en mi hombro, se había quedado dormido por las lágrimas, pero ¿Quiénes eran todos? ¿De qué estaba hablando?

Recosté a Marco cubriéndolo, era tan raro y de alguna manera algo en mi pecho dolía, ver el rostro de mi hermano de siempre, así de ¿cansado?, sus ojos hinchados y rojos por el llanto, su nariz también estaba roja, se habían quedado las marcas de lágrimas, no entendía que pasaba, que le pasaba.

Fuera lo que fuese lo iba a descubrir, había algo aparte del chino, e iba a descubrir que era.

....
Sentí mi celular vibrar, ¿ya era de día?, respondí adormilado escuchando la voz más bonita del mundo, de mi chino que al parecer estaba igual de dormido que yo, supongo que mamá Cass lo hizo hablarme.

—¿Pasamos por ustedes a las nueve? —su voz adormilada fue lo único que necesite para que mi día empezará bien.

—Claro, los veremos abajo —sonreí y escuchar un "listo tía Cass, dijo que sí" y luego que colgaron, era realmente adorable.

Miré que estaba sentado en el suelo, giré mi rostro mirando a Marco aún dormir, recordé todo lo de anoche, nuevamente mi preocupación llegó.

—Marco..., debemos apurarnos, pasarán por nosotros —escuche su típico "chinga tu madre" mañanero —. Yo hago el desayuno, muévete, Hiro y mamá Cass vienen.

Fin pov Miguel

Cuando la habitación se quedó sola, el mayor de los mexicanos pudo suspirar, le dolía la cabeza y sentía sus ojos pegados debido al llanto de la noche anterior.

Cada vez el momento estaba cerca, tanto el japo-americano como el mexicano mayor estaban inquietos, aunque para el mexicano le pesaba demasiado en su conciencia, si algo les pasaba a los jóvenes héroes se sentiría fatal, de hecho, ya lo hacía, al ser el único en saberlo y no tener la menor idea de cómo impedirlo. Se sentía inútil.

—¿Qué estás haciendo we? —el mayor se sentó en la mesa preparándose un café, tenía sueño, eran las ocho de la mañana, y ¡domingo!, ¿Por qué?

—Huevos a la mexicana, aunque los chiles no pican ni madres—el mexicano más joven se encontraba cocinando mientras tarareaba, dudando si preguntarle a su amigo de una vez, sobre lo que pasaba.

—Entonces tú y Hiro ¿ya son novios o sólo se besan? —con esa pregunta el moreno más alto casi tira el sartén— ¡Ja!, no mames pendejo, eres todo un caso.

—¡Cállate cabrón!, quiero hacerlo de una forma especial, no sólo preguntarlo de putazo ¿bien?— intentó defenderse el más joven, aunque ni siquiera tenía la más mínima idea del que le podría hacer a su chino.

.....

—¿Listos chicos?— la castaña irradiaba felicidad, tener a su sobrino y a los dos chicos quienes le dieron el privilegio de escuchar "mamá" hacía ella, le hacía sumamente feliz, un día en familia, eso era lo mejor para ella.

—Claro, pero... ¿A dónde vamos?— preguntó el mexicano mayor, no entendía nada, además de que ya se había cansado de caminar.

—Vamos a un templo, es un lindo lugar, luego haremos un día de campo cerca, el punto es estar juntos hoy —sonrió el azabache menor.

Con esas palabras y esa sonrisa de niño pequeño fue la perdición para un mexicano y la castaña, estaban tan felices de ver así al menor, aunque en cambio para el moreno mayor y el genio de la robótica, era un tema completamente diferente.

Dos chicos sabiendo y escondiendo la verdad con acciones que sólo volverían más dolorosa la situación después de cierto evento, mientras que los otros dos vivían felices amando la ilusión que se les proporcionaba, ignorantes de lo delicado que pasaba con los otros.

—¡Hiro! necesito una foto, antes de que lleguen los demás, quiero una foto tuya, por favor—por más que el joven quisiera negarse, no podía, no lo haría, así que sólo asintió —, sonríe—haciendo lo pedido, sólo podía cumplir todo lo que ellos quisieran, no podía hacer más—. Ahora de los tres, por favor— la sonrisa de la castaña era de total alegría, tanta que ninguno se negó.

La foto perfecta de un día perfecto.

No tardó mucho tiempo en que llegaran los demás, era un día en familia, así que el grupo de héroes debía estar junto. La castaña estaba feliz, sentía que era un momento de total calma, se sentía perfecto, algo que le preocupaba que fuese tan así.

Pero debían ser su imaginación, las cosas estaban regresando a lo de antes, ver a su sobrino sonriendo era lo que ella más amaba, añoraba y agradecía.

Por otra parte, el grupo de héroes y el mexicano mayor intentaban no pensar en lo que vendría, la idea del templo no sólo fue para que ambos mexicanos conocieran, también fue en su intento de pedir suerte para ellos, el lograr hacer las cosas bien y lograr el objetivo.

"Un día perfecto iba a ser"

—¿Enserio nunca han ido a un templo?, ¿no hay en México?— preguntó asombrado el rubio, sentía curiosidad por el país de ambos morenos, después de todo esto, sus vacaciones serían en ese lugar.

—No, no hay, bueno, hay varias construcciones y lugares donde se recibe y se da a nuestros dioses pero nada como esto, en nuestro hogar esta la Iglesia, ahí pides y rezas por las personas, ya sea tu familia, amigos, para ti o sólo por un bien común, pero nada como aquí —Explicó el mexicano menor, ambos chicos platicaban animadamente, ambas chicas intentaban mantenerse tranquilas y hablar con la señorita Cass, dejando a tres chicos, los más preocupados por sobre los demás, pero la corona se la llevaba el mexicano.

—Este es un buen lugar, hay sombra y es amplio—sonrió el rubio colocando la manta con ayuda del mexicano y la rubia, las apariencias engañan, y ahora mismo eso pasaba.

La tarde fue animada, bastante, contando anécdotas de ellos, para ellos, buscando los momentos felices, incluso Tadashi salió en la conversación, esa fue la paz y fuerza que el grupo de héroes necesito en ese momento.

El ejemplo del Hamada mayor, arriesgar su vida por salvar a alguien, harían lo mismo que él, él quería ayudar a las personas, y era lo que habían estado haciendo desde hace cinco años, no se pensaban rendir ahora.

—Hiro, ven —el mencionado asintió caminando con el moreno, dejando al grupo de atrás, el ambiente que había en esa grande manta era cálido y feliz, un buen momento—. Ven —tomó en un abrazo al joven de ojos rasgados evitando que este cayera—, ¿qué pasa? estás distraído chinito—ambos se sentaron en el pasto, estaban lejos de los demás así que les daba un poco de privacidad.

—Nada, sólo pienso en todo, es un buen día hoy —susurró el Hamada recargándose en el hombro del mexicano, la paz que este le daba a su mente y corazón era el suficiente para afrontar la situación—, ¿Pasa algo?

—No, nada. Hiro..., yo no quiero ser el chico que sólo te besa, o sea sí, pero claro que quiero besarte, ¿Quién no quiere besarte?, si quiero besarte y de más, pero me refiero, quiero ser ah... soy malo en esto —el moreno sólo se cubrió la cara mientras buscaba encontrar buenas palabras, pero su mente sólo pensaba en todo lo absurdo que acababa de decirle al mayor.

—Estoy confundido —sonrió el azabache tomando la mano de contrario y retirarla de su rostro mirando sus ojos, esos ojos chocolate que amaba, aquellos que lo hacen sentir perdido y al mismo tiempo sentir que estaba en el lugar correcto.

—¿Quieres ser mi pareja? —habló en mexicano sacando el sonrojo en el menor—, me gustas Hiro, realmente lo haces, sé que nos falta mucho por conocernos, pero tenemos tiempo, no quiero ser sólo el chico que te besa, quiero ser el único y además saber que tengo un "título" que me permita celarte todo el tiempo y abrazarte, además de sentirme seguro que puedo ser importante y bueno para ti— los ojos brillantes en el mayor y su sonrojo hacían la escena más tierna a la vista de cualquiera—. ¿Entonces?

—Miguel...—el mayor estaba en un debate consigo mismo, ¿quería estar con el chico frente suyo?, ¡CLARO QUE SI!, pero la situación lo hacía dudar, el puro hecho de pensar que algo malo pusiese suceder, era suficiente para no aceptar, "tenemos tiempo" eso era algo que el más bajo no estaba seguro, pero quería—. Quiero, sí quiero —susurró ignorando a su parte racional, por una vez quería disfrutarlo sin pensar, sólo una vez.

El beso que el moreno le dio al de piel blanquecina fue el cambio de "amigos" a "pareja" y la motivación para el más bajo, tenía alguien por quien debía vivir.

Esa hermosa escena no sólo fue grabada en los jóvenes quienes disfrutaban su lindo e íntimo momento, también era apreciado por el grupo de héroes, un mexicano y la castaña quien veía feliz ese momento, las cosas estaban mejorando a sus ojos.

Para los jóvenes genios, estaban felices, su amigo y casi hermano menor estaba encontrando la paz y felicidad que hace unos años había perdido, pero la tristeza de que está había llegado en el peor momento, los hacía pedir a Tadashi por ellos.

Por su parte el mexicano se sentía feliz por su familia, su mejor amigo estaba feliz, el chino ojeroso también, aunque sentía más peso sobre sus hombros ahora.

Chapter 33: Todo va a estar bien

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—No era necesario —murmuró el mexicano más joven abrazando a su ahora novio, estaba feliz, tenía a su pequeño chino en sus brazos—, pero gracias por venir a dejarnos —susurré besando la nariz del mayor quien sólo se sonrojó sonriendo.

—Creo que, si lo es, por cierto, ¿Me prestas una sudadera? —murmuró apenado, hacía frío y no llevaba ninguna, el moreno sin reclamar fue a su cuarto en busca de una—. Marco esto es para ti, ábrelo cuando estés solo —sonrió el azabache de cabello rebelde mientras el moreno asentía guardando la caja para que su amigo no lo viera.

—Toma —susurró con cariño el moreno besando a su novio, quién después de eso se fue—Marco..., debemos hablar, hay algo que dijiste ayer que no entendí, por favor.

.....

—Hiro..., estás muy estresado, tus niveles de cansancio son alarmantes, además de que masa corporal y tu peso han bajado considerablemente—la voz de su amigo le hizo sonreír.

—Tranquilo, estoy bien, pronto estaremos mejor Baymax, por cierto, hay que hacer ajustes a la armadura.

Ambos caminaban en silencio, miraban un poco la noche, era tranquila, estaba siendo un buen día, el azabache se abrazaba a sí mismo, sentía el aroma del moreno llenarlo, era suficiente para él.

Llegaron a la base donde estaba el resto del equipo, cada uno perfeccionando su traje, además de más cosas que les pudiera ayudar, rellenando sus equipos, todos tenían ahora en sus ojos la preocupación y miedo creciendo, cada vez era más real y cercano.

El menor llegó a su laboratorio con Baymax quién le apoyaba y daba ánimos, además de distraerlo, dirían que fueron a descansar para al día siguiente estar con la fuerza necesaria, pero no era así, ninguno podía cerrar los párpados por más de tres minutos, era una tortura para los jóvenes.

.....
—Buenas noches—la voz del mexicano mayor llegó a su amigo, después de su plática que no llego a ningún lado, ambos se habían ido a su respectivo cuarto.

Ya estando solo abrió la caja que el chino le había dado, encontrando una playera negra y una nota.

"Ven mañana a la base, te explicaré unas cosas, por favor llévate puesta la playera.

-Hiro"

El suspiro del moreno fue sonoro, ¿Qué significaba esto?, no lo sabía, pero debía ser importante.

¿Se debía decir que el mexicano no logró dormir en toda la noche?

A partir de que dieran las diez de la mañana, se prohibía salir de sus hogares, ambos mexicanos fueron invitados por la castaña para estar con ella y Hiro.

Se supondría que el menor y sus amigos irían a trabajar, llegando antes de la hora de toque de queda y estarían juntos en la casa de los Hamada.

Claro que en esa casa sólo estarían dos mexicanos y una castaña.

—Ya hay que irnos wey— habló el mexicano menor con su guitarra y su mochila, no sólo con la ropa de ambos, sino que también con sus cuadernos, no había hecho nada de tarea y debía mínimo hacer la mitad.

—Voy —murmuró el moreno mayor colocándose la playera, ¿era su imaginación o se ajustó?, lo ignoró saliendo con su amigo, ambos iban tranquilos—. Iré por algo, te veo en ahí —antes de que el moreno menor pudiera discutir, el mayor había empezado a correr llegando a la base de los grandes héroes.

Entró con cuidado llegando donde estaban todos, saludo como siempre siendo correspondido, el aire que había ahí era demasiado pesado, nadie en esa habitación se encontraba bien.

—¿Esto para que es chino? —preguntó señalando la playera, era cómoda, pero se le hacía raro

—Espera... ¿es la Nano-dex? ¿no la habías destruido? —pregunto la coreana mirando al moreno.

—Ese era el plan, pero la arreglé, Marco, lo que traes puesto es una tela inteligente que se contrae y mejora el movimiento muscular —a la mente de los jóvenes llegó la imagen de un Hiro de catorce años, el genio de catorce—, básicamente te da una súper fuerza, pruébala— sonrío dándole un guante como el de su armadura.

—Ni de pendejo voy a golpear esos ladrillos— dijo colocándose el guante, más por reacción que por pensar bien lo que hacía. La mirada de burla en los jóvenes héroes fue suficiente para que el mexicano lo hiciera, había quedado un hueco en la pared—. No mames, que chingon pero..., ¿Para qué me das esto?

La sonrisa de burla del menor se volvió en una triste, los jóvenes genios ya habían captado la idea desde que el moreno se presentó con la prenda.

—Marco, si las cosas no salen bien, si las cosas se salen de control o pasa algo más, quiero que uses la Nano-dex y protejas a mi tía y a Miguel, en mi garaje hay otra cosa para ti, algo que deberás utilizar de ser muy necesario, junto a la Nano-dex, claro está—el mexicano estaba confundido, ¿Era lo que estaba pensando?—, ¿Puedes cumplir esta petición?, ¿Cuidar a nuestra familia y además, ayudar a las personas?

El grupo de héroes quedó frente a él mexicano, era un momento digno de cómic de superhéroes, el poder que pasaba a la siguiente generación de héroes, sólo que, al ser la vida real, resultaba doloroso y era un gran peso para el mexicano.

—Hiro...yo no—fue interrumpido por un abrazo grupal.

—Lo harás bien, ahora debes irte, el toque de queda ya va a empezar, yo me comunicare con ellos, estaremos "trabajando en sistemas de seguridad".

—Mucha suerte, por favor...sigan vivos —ninguno de los héroes respondió, sólo sonrieron de forma melancólica mientras el moreno salía en dirección del café, quien estaba a nada de llorar y contarlo todo.

Demasiado peso para Marco.

Chapter 34: Es mi familia

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El grupo de héroes se quedó en su base tratando de mantener la calma, claro, como si eso fuese posible, las veces que lograban sentir un poco de tranquilidad era cuando Baymax les ponía los vídeos de consejos de Tadashi.

Eso les daba fuerza a los jóvenes, habían avisado ya a la señorita del café que no terminaron a tiempo, que estarían a salvo en la empresa, claro que eso no mantuvo a la castaña tranquila, pero habían conseguido algo.

Las manos de los jóvenes temblaban, no podían concentrarse, los nervios los estaban traicionando, aun cuando faltaban unas nueve horas para el encuentro.

Tiempo suficiente para preparar los trajes y escribir algunas cosas.

Wasabi y Gogo se habían quedado juntos en el laboratorio, ambos perfeccionando sus trajes y algunas cosas más, pero juntos, incluso no les importaba que sus amigos vieran sus muestras de cariño, no importaba nada ahora mismo.

La sorpresa por parte de ambos rubios al ver el beso entre ellos fue realmente cómica para el resto de los chicos, una nueva cosa que conocían antes de lo que podría ser el final.

—¡Bueno!, entonces ¿desde cuándo?—preguntó curioso el rubio amante de cómics, habían decidió hablar para relajarse y estaba funcionando.

—Dos años—habló el moreno sin mucha importancia mientras abrazaba a su novia, una nueva escena cómica, la sorpresa y emoción de los rubios al ver el rostro sonrojado de la coreana y la burla de los otros dos.

—Bueno, ahora tú Hiro, ¿Desde cuándo te gusta Miguel? —esa pregunta puso nervioso al más joven del grupo, ¿Desde cuándo le gustaba?, para empezar ¿Cómo había pasado?

—No lo sé..., creo que cuando fue el ataque de Tecnológico, lo escuché cantar—murmuró intentando recordar, si, ahora tenía una duda ¿Desde cuándo y cómo le empezó a gustar el moreno? —, tal vez antes, no lo sé.

—¡Nuestro Hiro está enamorado! —la voz feliz de la rubia hizo sonreír al más bajo, quien fue envuelto en los brazos de esta, Honey era la primera persona de sus amigos con la cual se había abierto un poco emocionalmente.

Así que realmente para la rubia era una felicidad enorme, el cambio que el moreno había causado en Hiro, era algo que ella estaría eternamente agradecida.

—Bueno, vas Fredy ¿Lograste declararte? —preguntó burlona la coreana, era gracioso ver los intentos del rubio de buscar la atención de la chica.

—Algo así, descubrí que tiene novia, así que terminé siendo amigo de las dos, es gracioso, pero meh, son cool— habló sonriente, ninguno esperaba esa respuesta así que si salió una risa de burla.

.....

—¿Todo bien mamá Cass? —un mexicano se acercó a abrazar a la mujer amable, realmente en un vano intento de relajar a la castaña.

—Sí..., sólo me preocupa Hiro, tengo miedo, sé que está a salvo con sus amigos, pero aun así me preocupa—la castaña miraba al mexicano mayor, esa mirada de angustia y miedo sólo causó que el mexicano quisiera llorar nuevamente, no iba a soportar mucho el peso, peor iba a ser si le tocaba hablar sólo.

—Ellos estarán bien, lo van a estar —el abrazo fue correspondido, sentía los sollozos de la castaña, un golpe directo al corazón del joven quien sólo sentía sus lágrimas salir de forma silenciosa.
.....

La hora había llegado, toda la ciudad estaba en silencio total, se escuchaba la gran pelea entre los héroes y el sujeto, estaba lejos de la ciudad, pero el impacto era realmente fuerte, una castaña y un moreno, estaban sumamente preocupados por un chico en particular.

El mexicano mayor se sentía horrible, no podía soportar todo lo que pasaba, a pasos silencioso llego al garaje de la familia Hamada, buscando lo que el japo-americano había dicho anteriormente en la mañana, y en efecto encontró algo, un robot como minimax, además de un traje similar al del capitán, sólo que era de los colores de todo el equipo repartido de forma que combinara.

—Estúpido chino..., no —susurró el mexicano sollozando y abrazando la caja, no quería eso, no quería —. Pendejo...—murmuró activando al pequeño robot, era la mezcla perfecta entre Baymax y minimax, eso fue otro golpe a el moreno.

Sin pensarlo mucho salió de la casa con cuidado de no ser descubierto, con el robot en brazos corrió, sin saber exactamente a donde ir, estaba llorando mientras avanzaba, veía a lo lejos grandes explosiones, no iba a soportar.

Sin pensar mucho y sin saber cómo pasó, ahora se encontraba frente a la casa del asiático mayor, no lo pensó, sólo toco, el pequeño robot daba informes del estado de salud nada favorables en el joven, al menos en el sentido emocional.

La puerta se abrió dejando ver al joven, ahora lleno de sorpresa y preocupación al ver al moreno ahí, no sólo por la situación en la que estaba la ciudad, si no el verlo de esa forma.

Sin hablar dejó pasar a ambos a su hogar, el pequeño robot seguía hablando, el moreno llorando y el asiático estaba realmente confundido.

—¿Qué pasa? oye, Marco, escúchame —el menor se encontraba en un ataque de pánico, se sentía mal, realmente mal, sus amigos podrían morir en cualquier momento, él sabía todo esto, no pudo detenerlos, se sentía muy culpable, impotente y muy responsable—. ¡De la Cruz! —el mayor sin saber cómo calmarlo, sólo junto sus labios con los del moreno, la sorpresa en el más bajo fue demasiada, pero sin importar eso, sus lágrimas seguían resbalando.

El toque de ese roce fue suficiente para que ambos sintieran el rostro rojo y los nervios salir, el mayor se sentía como imbécil por haberse tardado tanto en besar al más joven, tanto que casi lo perdía.

El más bajo estaba confundido, se sentía feliz por el beso del mayor, pero su mente seguía girando al rededor del grupo de héroes.

Su beso era tierno, sin ninguna mala intención, sincero, el más bajo correspondía con torpeza mientras el mayor guiaba el beso, la grande mano del asiático daba escalofríos al moreno, pero le agradaba y sentía un poco de tranquilidad.

Al separarse para el azabache mayor fue la escena más hermosa de cierto mexicano, mejillas rojas, ojos brillantes, a pesar de que tenía aún lágrimas en su rostro, se veía hermoso a sus ojos.

-—¿Me dices que ocurre?— el abrazo por parte del menor era de preocuparse, parecía que se estaba rompiendo, eso en pensamiento del mayor, que no se alejaba de la realidad—. ¿Marco?

—No puedo, no puedo, si mueren no puedo, no pude evitarlo, no pude convencerlos de que no fueran, pueden morir, no pude impedirlo, no pude —nuevamente las lágrimas del moreno salieron junto a su sollozos fuertes, el mayor por su parte optó por cargar al moreno, ambos sentándose en el sofá , le daba caricias a su cabello azabache, iba a tranquilizar al chico que se encontraba en sus brazos, luego querría escuchar toda la historia.

Mientras un pequeño robot iba al lado de ambos jóvenes, dando palmadas de apoyo al moreno, tal como Baymax lo hace.

.....

—¿Alguien más lo ve?— el grupo ya muy herido de héroes estaban mudos, pálidos, eso no podía estar pasando.

—Sí, es el sistema de seguridad que nosotros inventamos—habló el menor del grupo, un hilo de sangre salía de la frente del joven, pero eso pasaba a segundas.

—Por segunda vez, trabajamos para el malo sin saber —habló enojada la coreana levantándose con mucho trabajo—. ¿Tenemos un punto débil para ello?

—No... es impenetrable, se supone que era para una base —habló alarmada la rubia, ninguno de ellos podría desactivar eso, menos enfrentarlo.

—Si hay una forma..., es estropearlo, averiar todo su control —habló el más joven—, ondas magnéticas.

—No, ni siquiera lo pienses genio —habló alarmada la chica del mechón—. No lo harás

—Tengo que, Fred, Honey, hagan una capa de humo, Wasabi, Intenta cortar las partes de metal cercanas, Gogo...empieza a correr por todo el campo, hagamos que no sepa a donde atacar, no le den la oportunidad de atacar. —el grupo de héroes miraban con duda al menor, era un plan suicida, en todo sentido, ambos robots habían quedado dañados después de la explosión del sistema de seguridad. Estaban sólo ellos, debían hacer lo que fuera.

—Hiro...ten cuidado —habló la rubia, ninguno quería hacerlo, para el resto del equipo, ver a Hiro a nada de dar su vida por esto, era horrible, no lo podían detener, ahí en su mente se les vino el accidente de Tadashi ¿De esa forma se sintió Hiro?

Todos hicieron lo que les correspondía, lo más rápido que podían, iban a contra reloj, cuando terminara de activarse, no sólo terminarían muertos, la parte de la ciudad más cerca sería destruida también, con ello personas inocentes.

Con un poco de esfuerzo el más joven logró llegar a la espalda del sujeto con armadura, ahora deseaba que fuese suficiente

—¿Qué haces?, largo— un primer impacto llegó al rostro del chico, su casco ahora estaba roto, no tenía más comunicación con su equipo, aun así no se soltó, empezando a mandar ondas, eso causaría una explosión, no la suficiente para lastimar a alguien fuera de esta isla, pero lo que pasaría era inevitable—. ¿Eres capaz de dar tu vida por gente que no te lo valora?, eres patético—nuevamente otro golpe, ahora el más joven estaba bajo el sujeto, la presión que este hacía con su pierna metálica sobre el abdomen del menor era demasiada, con la poca fuerza que tenía logró aferrarse al pie del hombre, volviendo a su tarea de mandar ondas, debía dañar el sistema operativo, sólo había una forma de desactivarlo, sólo una .

El campo magnético empezaba a fallar, había pequeñas cargas de radiación que se estaban creando, el joven héroe debía zafarse de esa presión o no podría salir vivo, el resto de equipo después de hacer lo que les fue pedido miraban a todos lados, intentaban ver donde se encontraba el más joven.

Luego la idea del menor les llegó a la cabeza, el que la chica corriera era para distraer y que el joven se pudiera acercar, el metal llegaría a retener la radiación que salga disparada absorbiéndola y ahora sabían cuál era el propósito de esa capa de humo, el que no lo vieran.

—¡Hiro!— la rubia fue la primera en divisar la imagen—. Hiro, debes salir de ahí, ¡Hiro! —la comunicación que los unía al joven estaba totalmente destruida, los jóvenes no sabían que hacer, sus cuerpos no reaccionaban—. ¡Hiro!

Una explosión demasiado fuerte causó que el grupo de héroes saliera volando, recibiendo muchas nuevas heridas, todo había terminado y la vida de un héroe se había apagado.

Chapter 35: Limpieza

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La pesadilla había terminado, después de la gran explosión a lo lejos, tal como se había previsto, los helicópteros de noticias fueron rumbo a la isla, donde anteriormente se había presentado la batalla.

Toda la ciudad estaba sintonizada al canal, familias asustadas, preocupadas, otras felices de que terminara y sentían nuevamente la seguridad.

Aunque la duda de saber ¿Quién fue el que ganó? estaba presente.

Por su parte el mexicano mayor le había contado todo, TODO, al asiático que tenía frente, lágrimas también resbalaron de los ojos del mayor quien sólo abrazaba al joven frente suyo, sin importar el tiempo que haya sido, ambos habían formado un lazo con el Hamada menor, a uno lo había vuelto su hermano, estando solo casi toda su vida, un chico lo hizo su hermano, en cambio el moreno había creado un lazo de amistad demasiado grande en muy poco tiempo, además sentía el peso en su conciencia, ¿Qué le iba a decir a su mamá Cass?, ¿Qué le iba a decir a Miguel?

Al escuchar la gran explosión el rostro de ambos cambio por completo a una de terror, buscaron sintonizar con las noticias, el moreno nuevamente entraba en pánico y el minibaymax, cómo lo había nombrado el moreno, buscaba calmar al más joven.

Mientras tanto, en la casa de los Hamada, la castaña y el mexicano menor daban vueltas por toda la sala, la situación no sólo los ponía así, si no que ¡Marco se había ido!, eso hizo que ambos empezaran a alarmarse, intentaron comunicarse con el moreno mayor, dando en intentos vanos, el celular del joven se encontraba ahí mismo, segunda opción contactar al japo-americano para que ayudará a buscarlo, otro que no respondía. Más preocupación para las dos personas que estaban en esa casa.

Las noticias por fin lograron establecer una conexión con el público, lo que se veía como una capa de barrera de humo, esperaría a que está se disipara.

....

—No puede ser...—el moreno fue el primero en recobrar un poco la fuerza, miraba a su novia quien se encontraba igual que él, recargada en una piedra como soporte, Fred empezaba a soltar lágrimas, el traje se había roto, así que la cabeza del gran "monstruo" ya no existía.

A lo lejos el más joven de los héroes se encontraba inconsciente en una de las masas viscosas y rosas de Honey, eso ayudó al joven a sobrevivir al menos el impacto, ahora mismo estaba demasiado crítico, por otra parte, una historia totalmente diferente, el cuerpo inerte de la rubia del grupo yacía al otro lado, opuesto al del menor, al acercarse para intentar atinar su esfera para proteger al menor, ella había sido la única en recibir el impacto directo.

Lágrimas salían del rostro de los jóvenes, sus heridas físicas pasaron a segundo plano, todos estaban muy heridos, eso no les importaba.

El helicóptero de noticias por fin pudo captar una imagen clara, algo realmente difícil de ver, mucho, ver a el grupo de héroes así de lastimados, estaban en una situación crítica, en esa línea de vida y muerte, la ciudad empezó a moverse, varios hospitales estaban preparados para recibir a los jóvenes, iban a intentar pagar con la moneda de vida que ellos les habían otorgado.

....
—Hiro..., Honey...—susurró el moreno mirando las noticias, una parte de la cordura del moreno se había roto, la culpa lo empezó a carcomer saliendo corriendo de la casa del asiático, no le importaban los carros, no le interesaban, por más que escuchaba la voz de Kyle a lo lejos, el sólo corría, con fuerza, desesperado.

—¡Marco!— la voz de asombro de Miguel le indicó que había llegado—, ¡¿Dónde vergas estabas?!, ¡estaba preocupado! —antes de que siguiera el reclamo por parte del mexicano menor, el abrazo y el sollozo de su amigo se hizo presente, la castaña no entendía, pero el ver eso la puso en alerta y su preocupación aumentó—. ¿Qué sucede? —preguntó dando caricias en su cabello.

—Lo siento.., lo siento mucho, mucho, lo lamento, no lo impedí, no pude, no pude detenerlos, lo siento —un agitado Kyle llego mirando a su moreno llorar nuevamente, la mirada de los otros dos decía que el debería explicar lo que pasaba.

Eso iba a ser hasta que el celular de la castaña sonó.

.....

El grupo de héroes ahora todos inconsciente era trasportado a los hospitales, el cuerpo de la chica heroína también iba, pero para que sucediera una historia completamente diferente al resto del equipo, esperando que ninguno pasara por lo mismo.

Las identidades de los jóvenes héroes ya habían sido reveladas, al momento de quitar los cascos para colocarles oxígeno, las llamadas a los familiares fueron inmediatas, el grupo de héroes podría dejar de existir ese día.

La castaña caminaba de un lado al otro por el pasillo, la madre del rubio al igual que la castaña caminaba de un lado a otro, los padres del moreno se mantenían en silencio junto a los de la coreana, era una tortura para el grupo de adultos, sus jóvenes genios, habían arriesgado su vida, por salvar a todos, desde hace cinco años lo habían hecho y ninguno lo había notado.

Los padres del rubio se arrepentían totalmente de haber permitido eso, por no haberle ayudado a su hijo y sus amigos, siendo los únicos padres que sabían, se sentían peor.

En el otro lado de la ciudad el mexicano menor se mantenía en silencio, su precioso chino estaba entre la vida y la muerte, su mejor amigo lo sabía y no le contó nada, él y sus amigos eran los héroes de la ciudad, esos golpes que el mayor tenía eran por peleas, se sentía engañado, tanto por el chino como de su mejor amigo.

—Miguel yo...—el más joven alzó su mano en señal de que no hablara—lo siento —el menor suspiro ocultando su rostro, se sentía terrible.

—¿Por qué no me dijiste nada?— la voz molesta del moreno salió, haciendo sentir peor al mayor de los mexicanos.

—Porque ellos lo querían así, me enteré de casualidad, por un accidente, pero prometí guardar su secreto, no me correspondía a mi contarlo —intentó hablar tranquilo, se sentía horrible por la muerte de la rubia, pero al menos cuatro de ellos seguían luchando.

—¿Por qué fuiste a contarle a Kyle y no me contaste a mí? —ahora su voz había salido dolida, era su mejor amigo y Hiro era su pareja.

—No lo sé, no sabía que hacía —recibió en sus brazos a minibaymax quien miraba al moreno menor—, sólo termine corriendo y llegue ahí, lo lamento —susurró sincero el mexicano.

La voz robótica diciendo lo que pasaba en ambos mexicanos, ninguno estaba bien, pero el pequeño robot daba tratamientos para superarlo.

El asiático mayor miraba a ambos mexicanos, no lo pensó mucho y se sentó al lado de su moreno abrazándolo, la situación era delicada, pero debían intentar estar tranquilos.

—Vuelves a hacer llorar a Marco y yo mismo te pongo una madriza—por más enojado que estuviera el menor de los tres, Marco seguía siendo su familia, además de que seguía enojado por ver a su mejor amigo llorar por culpa del chino cara de culo.

—Trato Rivera —habló serio acercando más al joven entre sus brazos y aspirar su aroma.

....
—Dos de los jóvenes ya están fuera de peligro, es la señorita Tomogo y el joven Hamada quienes están críticos, seguiremos dando lo mejor de nosotros, con su permiso —el aviso les había llenado de alivio y más preocupación, sin importar que, los jóvenes eran amigos desde hace tiempo, ellos mismos se consideraban familia, todos se preocupaban por todos.

Las horas se volvían cada vez más insoportables para los adultos, a pesar de que el rubio y el moreno estaba ya fuera de peligro, al estar en terapia intensiva no era posible verlos.

"¿Cómo van las cosas?"

La castaña miro su celular respondiendo, el mexicano menor cada media hora preguntaba, tristemente la castaña daba la misma respuesta, el Hamada al ser el más lastimado mantenía menos posibilidad de sobrevivir, eso a la vista médica.

Cuando esas palabras salieron del doctor, el mundo se vino abajo para la castaña, para el resto de los adultos no fue para menos la noticia, les dolía y alteraba, pero no como a la dueña del café.

Por otra parte, los padres del rubio arreglaban todos los papeles del cuerpo de la joven chica, al no tener familiares en esa ciudad y no lograr contactar a ninguno, ellos tomaron la responsabilidad, no sólo por lo económico, esa chica había sido desde su llegada amiga del rubio, llegando incluso a parecer hermanos, era curioso, pero era cómo la hija de los Frederickson.

—La señorita Tomogo está fuera de peligro—Un suspiro de alivio colectivo salió, aunque nuevamente regresó la tensión, faltaba uno, sólo uno.

Chapter 36: Pendejos

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Había pasado una semana completa desde que todo había concluido, los grandes héroes ahora mismo eran un símbolo de paz en la ciudad, todos teniendo gratitud hacia ellos.

Al saber las identidades de los jóvenes héroes, muchos se sintieron torpes al no saberlo, en su forma de civil eran realmente nobles y siempre ayudaban al prójimo, ¿Cómo no lo habían notado?

La noticia de que un miembro de los grandes héroes ya no estaba fue duro, para toda la ciudad, principalmente para los amigos cercanos a los jóvenes y sus trabajadores. El cuerpo de chica había quedado cerca del mayor de los Hamada, no tenía ningún significado para los adultos, pero suponían que para los jóvenes sería diferente.

El resto de los jóvenes héroes tardaron en despertar, empezando por el moreno y terminando por el Hamada menor.

Los primeros tres chicos tenían heridas graves, pero con el tiempo iban a ir mejorando, estaban llenos de vendajes y yeso.

Con el menor del grupo de héroes, la historia podría decirse que era diferente, al ser el que estuvo más cerca de la muerte, a pesar de ya estar consciente, se le mantenía monitoreado en todo momento, teniendo suero, vendajes, oxígeno, una imagen la cual ninguna persona que conociera al joven, le gustaría mirar.

Los ojos cansados y sin brillo del más joven daba un aire de que se encontraba muerto en vida, que podría ser así.

Al enterarse de la muerte de la rubia, el brillo en los ojos del menor se había apagado, las visitas aún no estaban permitidas, a ninguno de los héroes, salvo sus padres.

Baymax quién después de que lo alejaran de la isla comenzó a funcionar con normalidad, no se separaba del menor de los Hamada para nada.

—Hiro ¿necesitas algo? —la voz robótica hizo que el menor negará, sólo quería descansar un poco, cada diez minutos iban a revisar signos, presión, oxígeno, suero y más, así que el más bajo realmente si quería descansar—, ¿Hiro?

—Sólo quiero dormir un poco ¿Está bien? —murmuró el azabache a su inflable amigo, su tía debía abrir el café, así que el adorable robot cuidaba al menor, a veces incluso los padres de Fred venían a verlo, los jóvenes al no poder moverse mucho menos verse, se mandaban vídeos para comunicarse, era divertido y se sentían menos solos en aquellas habitaciones blancas—, ¿Puedes mandar un mensaje a Miguel?

.....
—Aquí está su orden —entregó el moreno sonriendo, apenas había pasado una semana y el café debía abrir debido a algunos gastos que se tenían que hacer, las personas al conocer la identidad del "Capitán encanto", había logrado que el café empezara a llenarse de chicas, muchas chicas, entre ellas Karmi.

—Oye, ven —el moreno se acercó a la joven —debes cuidar a tú novio o te lo van a intentar quitar —eso causó un enojo en el moreno, eso no iba a pasar, Hiro era su chino, además, él se había enamorado de Hiro Hamada, no se una sub-identidad.

—¿Qué no es a ti a quien le gusta el "Capitán encanto"?

—Sí, pero ahora el saber que es Hiro me da un poco de cosita —eso hizo al moreno sonreír y reír un poco—, no te burles Rivera, pero bueno, al menos soy su amiga, eso es más genial que un noviazgo.

—Lo dirás por celos —sonrió de forma de burla el moreno recibiendo un golpe en el hombro por parte de la castaña.

El celular del moreno sonó, al revisarlo su sonrisa creció más, un mensaje de Baymax, así que era en teoría de su novio.

—Con permiso—sonrió el moreno caminando dentro de la casa y ver el vídeo, aún le dolía demasiado ver a su chino de esa forma, además de que le enojaba, tanto el verlo, así como el que no lo dejaran verlo, al ser menor de edad, no podía pasar.

.....

Dos semanas después, tres de los jóvenes héroes habían sido dados de alta, se encontraban mejor, ellos empezarían de inmediato con su trabajo en la empresa, los trajes de los héroes, la base, esperaría un poco más.

El joven capitán seguía en el hospital, tal vez unos días más y podría irse, ya se encontraba sólo con suero, aun así, la mirada en el menor no había cambiado para nada, los únicos momentos donde parecía que se sentía bien era cuando veía los vídeos que el moreno le enviaba.

Se sentía culpable, debió ser más inteligente y darse cuenta de que el cliente que tanto los presionaba, era el mismo que estaba lastimando y matando inocentes. Si lo hubiese notado, todo habría sido diferente.

Algo que en el mayor se había quedado fue una frase en uno de los vídeos del moreno "Honey ahora debe estar tranquila, al lado de tu hermano, tienen muchas cosas que contarse en este momento"
Para el joven no era más una frase para calmarlo, no era posible eso, ni siquiera se sabía que había más de la muerte, no podía decir el mexicano eso, menos así de confiado. Pero una parte del japo-americano le creyó por completo, ese día logró sentirse tranquilo.

......

Unas semanas después, el azabache por fin fue dado de alta, sus heridas estaban controladas, muchos de los golpes estaban desapareciendo, ahora sólo quedaban dos cosas, la primera pasar por toda esa prensa y en segunda sobrevivir al regaño de su tía, Miguel, Kyle y los demás padres.

Se habían esperado hasta que todos los chicos hubiesen sido dados de alta, para regañarles a todos, en ese regaño estaba incluido Marco, ambos robots y los padres de Fredy, que gracioso e incómodo sería eso.

—¿Listo cariño?— la castaña sonrió acomodando un poco del cabello del menor quien asintió—, vamos.

Ambos salieron de la habitación, luego al bajar con mucho trabajo salieron del hospital, demasiadas fotos y vídeos para cinco minutos. Además de preguntas que por tantas voces, ni siquiera se entendían.

—¿Quién está en el café? —la voz de azabache estaba aún ronca y débil, con los días eso iba a mejorar, eso en palabras de los médicos.

—Están Miguel, Marco, Kyle, Baymax y los chicos, están ansiosos por verte—la mayor sonrió mirando a su sobrino, se sentía feliz que estuviese ahí con ella, más después de sentir que casi lo perdía.

El trascurso a el hogar de los Hamada fue en silencio, un silencio cómodo y tranquilo, el menor miraba toda la ciudad, tranquila, así quería que estuviese, por siempre.

—Listo cariño— el azabache asintió bajando del auto con su tía, estaba emocionado, quería tanto volver a su vida normal, lo primero que hizo fue ir a abrazar a sus amigos, el grupo de héroes se abrazaba con fuerza, las lágrimas salían de ellos, quedaba un espacio, eso les dolía.

—¿Cómo te sientes niño genio? —la voz de la coreana hizo sonreír al menor, estaba en casa.

—No me duele nada —sonrió ahora acercándose a Marco, ambos se mantenían abrazados con fuerza—Gracias..., realmente gracias.

—Chingas a tu madre cabrón, les dije que por más lastimado que estuvieran les iba a meter un vergazo, pero ahorita no tengo ganas—sonrió aún más, sintiendo más fuerte el abrazo del moreno.

—¿Y los otros dos?—la voz del azabache hizo sonreír a los demás—. ¿Qué?

—Miguel ha intentado todo el día que ningún fan de capitán encanto se acerque al café, Kyle estaba ayudando a Miguel hasta que los amarraron, fue graciosa la escena, así que hicimos una publicación falsa diciendo que iríamos todos al parque ecológico, así que todos creen que estás ahí—la risa del menor resonó causando una alegría en el grupo de jóvenes, Hiro estaba mejorando.

—¿Tienen fotos? —murmuró en burla mirando a sus amigos.

—Hay videos amigo—habló un animado Fredy mostrando su celular, ahora Hiro tenía de que burlarse.

Al entrar en la casa, lo primero que el azabache vio fue a su novio intentando quitarse lo que parecía ser cinta de todos lados, mientras el asiático simplemente limpiaba el desastre de cinta que entre los dos habían hecho

—¿Entonces sólo puedo abrazar a Kyle? —la voz del menor hizo que ambos voltearan con rapidez, como lo había dicho, abrazo al asiático con fuerza, quien le dio un pequeño golpe en el hombro—. Ya en un rato te desquitas—habló dejando la burla de lado, realmente a todos les esperaba un buen regaño.

El moreno logró quitarse lo último y correr a abrazar a su chino, había extrañado tanto la sensación de sentirlo a su lado, el poder envolver al mayor con sus brazos, había necesitado mucho a Hiro.

—Pinche chino culero— la voz del México hizo soltar una leve risa al mayor, quien estaba aferrado a la playera del moreno.

Sus amigos miraban con gracia la escena, al final si hubo alguien que había logrado domar por completo a Hiro Hamada.

Un mexicano y un asiático salieron de la casa, irían a comprar algo para el recién llegado, mientras también aprovechaban para pasar tiempo a solas.

—Hiro, ven un momento —el mencionado se separó del moreno y fue tras su tía, eso hasta llegar a su habitación, la cual estaba totalmente ordenada, esa no parecía la suya—, quiero que hablemos antes de que vengan los demás, quiero que me cuentes todo, por favor.

—Es una historia larga, muy larga—susurró el azabache sentándose en la cama junto a su tía y acariciar la gorra de su hermano.

—Quiero escucharla —murmuró la castaña abrazando a su sobrino, sin importar cuán grande fuese, seguiría siendo su niño genio.

Sin tener de otra, el más joven empezó a contar la historia, de principio a fin, cada una de las veces que estuvo en peligro, cada una era un sentimiento de enojo en la castaña, no sólo porque el menor arriesgara su vida, si no de ella misma, nunca noto nada en su sobrino, jamás pensó en que su pequeño y sus amigos cómo los héroes de la ciudad, por ese error de no notarlo, casi lo perdía.

—Tadashi debe estar muy orgulloso de ti, así como yo lo estoy—la sonrisa de la castaña causó una en el más joven, una hermosa y sincera sonrisa, la mayor beso la frente de su sobrino levantándose de la cama—. Aún así jovencito, no creas que te salvaste de ese regaño, ahora baja, hice pastel— al perder de vista a su tía el más bajo subió su mano donde fue depositado el beso de su tía, se sentía bien.

Chapter 37: Calma

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Habían pasado ya tres semanas desde que el menor de los Hamada fuese dado de alta, cada jueves sin falta el grupo de héroes iba a visitar a Honey y Tadashi, entre flores, risas, lágrimas y disculpas, las tardes pasaban frente a las lapidas con los nombres de ambos héroes.

La culpa aún atacaba al menor del grupo, pero eso no impedía que siguiera. Honey había intentado que el mejorara y confiara en ella, él lo hacía. Aún cuando no iba con el resto del equipo, el joven acudía a visitar a ambos y contarles su día, como se sentía o solamente a llorar y pedirles perdón.

Las cosas habían mejorado considerablemente, en el trabajo, los jóvenes tuvieron un aumento de encargos, su graduación estaba cerca, eso les daría más tiempo a dedicarse a la empresa tiempo completo.

Gogo y Wasabi habían encontrado una linda casa cerca de la empresa, que en realidad no dudaron en comprar, aun así, la coreana quería seguir en aquel departamento donde pasó los últimos cinco años junto a la rubia. Con mucho esfuerzo y paciencia logró despegar cada una de las estampas de la última fiesta de etiquetas y guardarlas en una caja que llevaría consigo.

El rubio seguía siendo como siempre, tal vez un poco menos animado, había perdido a su amiga quien le hacía segunda, se sentía perdido de alguna forma, pero intentaba mantener a sus amigos felices y positivos.

Por otra parte, el menor de los Hamada había cambiado bastante, aunque no mantenía brillo en sus ojos, lograba sonreír de manera sincera y hermosa a vista de quien lo viese, su trabajo tanto en la universidad como en la empresa le quitaba todo el tiempo del mundo, claro que siempre sacaba dos horas de su día para hablar con su novio, apartaba los sábados no sólo para trabajar en la cafetería si no que para estar cerca del moreno.

La relación de los últimos dos había mejorado mucho, a decir verdad, por completo. La confianza que ahora tenían era increíble, habían logrado mantener una relación estable de un día para otro, después del increíble, pero increíble regaño que recibieron por irresponsables, el moreno había pedido amablemente, por no decir obligando, que contara toda la historia, quería saber cada detalle de la vida de su chino.

A pesar de que cada palabra, acción y situación que el Hamada menor había realizado era una cana verde en la cabeza del joven músico. Pero la situación no se podía quedar así, así que en respuesta el moreno le contó toda su vida, iniciando desde sus tatarabuelos, las decisiones que tuvo que tomar el moreno desde niño, cada palabra tuvo en resultado sonrisas y enojos por parte del mayor.

La relación entre Marco y Kyle había empezado de una forma rara, pero ahora podían decir libremente que eran pareja, a pesar de que ninguno de los dos pregunto en realidad.

Las cosas se podrían decir que iban mejorando aparentemente, los grandes héroes dejaron de patrullar, la base era un lugar secreto entre los jóvenes, era un refugio de una u otra manera que no querían mostrar a nadie más.

La situación entre civiles y héroes era muy cansada para los jóvenes, se volvieron "celebridades" después de todo lo sucedido.

Caótico también era una muy linda palabra para decir todo lo que pasaba cuando el grupo de amigos estaban juntos haciendo absolutamente nada.

—¿Las perdimos?— preguntó un alborotado azabache mirando a su amigo que estaba igual o peor

—Espero, ¡Pero todas nos persiguen por ti! no les importa Fredzila, sólo capitán encanto— el enojo en el más joven era de esperarse quien sólo miraba con cara de pocos amigos al rubio, quien sólo reía—. Ya, no te enojes Hiro, pero creo que es más fácil que digas que tienes novio, que es un músico mexicano ahora conocido en esta ciudad y que pues, te gustan los chicos, mínimo dejarían de insinuarse y pedirte hijos.

Era cierto, desde hace una semana varias chicas fanáticas de "Capitán encanto" le gritaban al más joven que fuera el padre de sus hijos aún si no los aceptaba, causando incomodidad en él y enojo en su pareja.

Con Miguel las cosas eran diferentes, no le agradaba para nada todos los tratos, insinuaciones y regalos que le daban todas esas chicas a su novio, pero no podía decir nada, ya que después de la presentación en la Universidad a él lo trataban de igual manera, pero estudiantes de su escuela, además de que había tenido una presentación como trabajo, iba por buen camino en su sueño. Aun así, no le gustaba nada como su chino se sonrojaba por otras personas. Así es, Miguel Rivera era un celoso de primera, pero no posesivo, cosa que le encantaba a su pareja y agradecía.

—Cállate, a él también le piden hijos, además de que sería más caótica la situación—murmuró con celos el más bajo recordando muchas de los gritos hacia su moreno—, a este paso no llegaré a mi examen—murmuró ahora preocupado.

—Tranquilo, yo seré distracción, ¡Tú corre como si no hubiese un mañana!, ¡ah no!, olvídalo tu herida —murmuró pensativo el rubio—, no tengo ideas amigo.

Ambos jóvenes se quedaron en silencio en aquel callejón, estaban escondidos de esas chicas, vaya forma de empezar el día.

—Por esta clase de cosas los superhéroes no dicen su identidad —murmuró enojado el rubio.

—Ninguno de nosotros la reveló, ni siquiera sé cómo sucedieron las cosas después de la pelea, desperté dos semana después—habló sincero el azabache.

—Hiro, de verdad necesitamos borrarles la memoria, por favor—el azabache miró enojado a su amigo, otra aventura que no tenía pies ni cabeza.

—No, no pienso ponerme el traje en al menos, no sé ¿cinco años? y mucho menos intentar recrear una receta de Honey...la última vez salió muy mal—susurró recordando, vaya momentos que había pasado.

Al final del día su vida no era tan diferente a la de cualquier adolescente, claro era un super genio empresario, con maestría y casi su doctorado, pero a pesar de ello era un chico cualquiera, con amigos geniales, que cada vez que se presentaba la oportunidad hacían estupideces sin más, amigos con los cuales podía contar. Tenía una relación hermosa con un chico increíble, realmente su vida no era diferente a la de otro de su misma edad.

—¿Quieres ir por tacos? estamos cerca, perderás ese examen, perooooo seguirás con ropa—sonrió el rubio abrazando a su amigo.

—Tengo una idea —el más joven hizo una publicación, con una foto de Fred y dando su ubicación, claro ahora tenía una red social para hacer ese tipo de cuartadas que, en dos días, había llegado a miles de seguidores.

Dando esa distracción y ver que el grupo de chicas se alejaba rumbo a ese establecimiento salió corriendo con cuidado de no sobre forzarse junto a su amigo y llegar a su preciosa Universidad a aplicar su examen.

Parecía un día normal de las últimas tres semanas.

......

—¿Ya me dejas ver?—el moreno se sentía intranquilo, tenía esa maldita venda desde hace como dos horas, ya le había dado sueño y comezón—, Vamos chinito, quiero ver, mínimo déjame ir al baño—eso había causado una risa en su pareja y sacarle una sonrisa al moreno mostrando su hoyuelo.

—No seas chillón Rivera, culo si te quitas la venda—gracias a Marco el mayor sabía perfectamente que frases decir para tener a su novio tranquilo, el decir "culo si" eran como llaves maestras para ambos mexicanos.

—Chingas a tu madre chino— nuevamente la risa del mayor quien intentaba no romper nada de lo que había hecho, mantener a su novio así le daba un alivio, debía terminar claro que sí, pero fue la única forma que encontró para poder dibujar al mayor y que este no se moviera—, mínimo dime que chingados haces, sólo escuchó un ruidito y no sé que es.

—Calma amor, sólo un poco más—en primera, que el mayor hablara de forma cariñosa hacía atontar a su pareja que sin reclamar nada aceptaba todo, que mandilón había salido.

—Sólo porqué quiero no porque me lo dices—habló "enojado" y con burla el menor.

Después de unos diez minutos donde el mexicano realmente quería ir al baño y ver que chingada madre hacia su chino, le quitaron la venda viendo un cuadro de él. Se sentía conmovido, había conocido uno de los gustos de su novio, pero nunca pensó que el realmente se tomaría enserio el dibujarlo.

—¿Es neta chino? —murmuró asombrado mirando el retrato que realmente era increíble, luego al ver las manitas llenas de pintura de su novio se sentía el ser más feliz del mundo—, no mames, eres increíble—con un abrazo emocionado y un beso en los labios del mayor, salió corriendo a liberar sus necesidades fisiológicas causando una risa en su novio, quien de verdad pensó que era estrategia y no una emergencia.

—Lo siento Miguel, pensé que era broma —sonrió con inocencia el más bajo mirando al moreno quien regresaba más calmado—, perdón

—Perdón mangos, ahora mínimo merezco que no vayas a trabajar mañana y tengamos una cita—habló serio acercándose peligrosamente a su pareja quien sólo se acomodaba mejor en el sillón—, ¿Entonces?

Sin responder el mayor acercó al moreno besando sus labios, quería y adoraba a ese moreno con todo su ser, realmente lo hacía.

—¿A dónde iremos? —sonrió torpe, realmente ambos veían al otro como imbéciles, sus ojos demostraban cuan enamorados estaban uno del otro, además de los sonrojos.

—Sorpresa y usaras la venda todo el camino, corazón —habló en burla el moreno, era momento se su venganza, pero antes terminó por besar los labios de su novio—, es mi venganza chino.

—Que no soy chino— murmuró enojado el más bajo causando la risa en su pareja.

No necesitaron más palabras para volver a sus besos, ambos se querían, por el momento su amor era inocente y hermoso.

Ambos eran jóvenes, pero sabían que tenían a la persona correcta en sus brazos la cual no iban a soltar nunca, sin decirlo en palabras aún, ambos se amaban, pero tendrían mucho tiempo para decirlo.

Porque ese chino amaba al mexicano y viceversa.

Dos pendejos enamorados ¿Qué puede salir mal?

¡Que no soy chino! - ElizabethSnape (2024)
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Author: Kieth Sipes

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Name: Kieth Sipes

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Introduction: My name is Kieth Sipes, I am a zany, rich, courageous, powerful, faithful, jolly, excited person who loves writing and wants to share my knowledge and understanding with you.